Andalucía

Abierto por integración

  • La de Banca Cívica en Caixabank es la más reciente de las integraciones protagonizadas por cajas andaluzas, pero no será la última · Cajasur está en BBK, Cajagranada en BMN, y Unicaja es la única que lidera un grupo financiero nacional: habrá más movimientos en breve

Cada vez hay menos jugadores en el tablero financiero. Las bazas tienen más tamaño. Y la acción se acelera. Este fin de semana terminaba el plazo dado por el decreto 2/2012 de 3 de febrero para el saneamiento del sistema bancario nacional. El Gobierno exigía a todas las entidades financieras un plan de solvencia que debe cumplirse antes de fin de año. Para el conjunto del sector, significaba aumentar en 52.000 millones de euros sus provisiones. Y en dos meses, a final de mayo, se cumple un segundo plazo: debe anunciarse al Banco de España cualquier intento de concentración que pretenda acogerse a los beneficios de este decreto validado en el Congreso el 16 de febrero, con el amplio respaldo del voto de PP, PSOE, CiU, CC y UPN.

Si en los últimos tres años todos han hablado con todos, en los últimos meses la frecuencia e intensidad de los contactos se ha acrecentado. Ha habido conversaciones de un peso extraordinario, que no han prosperado. Por ejemplo, La Caixa con Bankia. Ha habido otras que han tenido diversos recorridos. Banca Cívica con Ibercaja, Liberbank o Banco Mare Nostrum. Y muchas más: hace un año se llegó a publicar como inminente la fusión de BMN con Caja España Duero.

Finalmente se ha producido la integración de Cívica (donde está integrada Cajasol, presidida por Antonio Pulido) en Caixabank, creando la primera entidad financiera española y la primera andaluza. El consejo de Unicaja ha completado este viernes su fusión con Caja España Duero, aprobando las últimas modificaciones al contrato de integración del grupo castellanoleonés. Esta es la situación del tablero con los últimos movimientos. ¿Y ahora qué?

Las posibilidades son muchas. El asunto no es que hablen todos con todos. Es que se ven con mucha frecuencia. Los seis miembros de la comisión ejecutiva de la Confederación Española de Cajas de Ahorro se reúnen al menos una vez al mes en la sede de la CECA: el tercer miércoles de cada mes, en la calle Alcalá de Madrid. Isidro Fainé, de La Caixa, Rodrigo Rato, de Bankia, Braulio Medel, de Unicaja, Amado Franco, de Ibercaja, Mario Fernández, de Kutxa, y Carlos Egea, de Banco Mare Nostrum. En este selecto grupo están las entidades susceptibles de convertirse en compradores de otras. Quizá con la excepción de Bankia, a pesar de su tamaño y de que ha presentado su plan de solvencia al Banco de España. Se considera que entre un 10% y un 15% de los 52.000 millones de provisiones suplementarias corresponderán a esta entidad.

En el consejo de administración de CECA hay dirigentes de otras seis entidades. De ellas, sólo una está en condiciones de cumplir individualmente las condiciones del decreto, Liberbank, formada por Cajastur, Caja Extremadura, Caja Cantabria y Castilla-La Mancha. Las demás son Banca Cívica y España Duero, ya integradas en La Caixa y Unicaja; las catalanas nacionalizadas Unim y Catalunya Caixa, la primera adjudicada a BBVA y la segunda en espera de que se sustancie su subasta; y Nova Caixa Galicia, también nacionalizada y cuya privatización se aplaza de momento.

El decreto 2/2012 no lo dice, pero las autoridades monetarias desean grupos solventes y con tamaño, por este orden. En la primera fase de concentración de entidades financieras se puso el suelo en 50.000 millones de activos. Ahora se habla de 100.000, 150.000, 200.000 millones… En definitiva, pasar de la docena de bancos nacionales que tenemos en la actualidad a siete u ocho. Y esto por varios motivos. Con la recesión hay menos actividad, menos ahorro, menos negocio. Menos sitio, en definitiva, lo que obliga a tener menos operadores. También supone que la estructura interna de las empresas debe ser más ligera, con menos personal y menos puntos de venta.

En el sector, la media docena de interlocutores consultados por este periódico para confeccionar este reportaje insiste en que lo importante es la solvencia y no el tamaño. Uno de ellos pone un ejemplo deportivo: "Es como si a un atleta muy fuerte le falta oxígeno, no puede moverse y puede hasta morir. Mientras que otro con menos musculatura, pero más en forma y perfectamente ventilado puede hacer un récord de beneficios".

Sea como fuere, todos se miran convencidos de que el Banco de España y el Ministerio de Economía quieren ofrecer al Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional la simplificación del mapa bancario español como uno de los primeros logros de las reformas. Las autoridades hacen hincapié en el criterio del tamaño, junto al de solvencia. La teoría es que a más tamaño, más facilidad de acceso a los mercados internacionales y mejor precio para los créditos.

De momento, la banca española ha tomado una quinta parte del billón de euros que el BCE ha prestado a las entidades europeas al 1% durante tres años. Un dinero que no acaba de llegar ni en cantidad ni en precio a empresas y particulares. Se queda en los saneamientos, compra de deuda pública o simplemente en depósitos en el propio banco central en Fráncfort.

Se puede vivir en solitario como un pequeño banco local. Es el caso de las cajas de Onteniente y Pollensa; conservadas como especies en peligro de extinción. Pero para jugar las grandes ligas de las apuestas estratégicas y el desarrollo regional, todo el mundo conviene que el tamaño es deseable además de la solvencia. Es el papel que tiene jugar ahora Caixabank en Andalucía, con la fortaleza de su cuota de negocio regional. Hasta el punto de invertir aquí ahorro de fuera. Es el papel que ya juega Unicaja y debe aumentar en el próximo futuro. Y no hay que olvidar a los otros dos operadores regionales. Mario Fernández, presidente de la Kutxa, dijo en un Foro Joly en diciembre que pretendía convertir a Cajasur en el primer banco de Andalucía y que su grupo esperaba duplicar sus 74.000 millones de activos antes de 2013.

Y está también Banco Mare Nostrum, liderado por Carlos Egea, presidente de Caja Murcia y secretario general de la CECA, en donde está integrada Cajagranada, presidida por Antonio Jara. BMN ha pujado con fuerza en la subasta por Banco de Valencia, que tiene unos 20.000 millones de activos. Y espera conseguir la adjudicación. Eso le daría la implantación territorial más homogénea de todas las integraciones que se han producido en España, con 90.000 millones de euros en activos.

En todas las demás hay dispersión. Liberbank tiene Asturias y Cantabria por un lado y Extremadura y Castilla La Mancha por otro, Kutxa está en el País Vasco y en Andalucía; Ibercaja, en Aragón, Burgos y Canarias después de absorber a Caja 3… Unicaja, bien implantada en Andalucía y las dos castillas, sería otra excepción. Pero BMN presume de que su zona operativa es el Mediterráneo español en donde se concentra el 70% del PIB nacional. Para que el aserto sea cierto del todo tienen que conseguir la adjudicación del Banco de Valencia, por el que también parece que pujan Banco Popular, Ibercaja y la Kutxa.

El territorial es otro factor importante que se suma, en el escenario actual, a los dos criterios básicos de tamaño y solvencia. Hay varios más. La estabilidad institucional y el liderazgo claro en el gobierno corporativo es otro fundamental. Este requisito lo cumplen todos los operadores que están en este momento de compras en el mercado: Unicaja, BMN, Kutxa e Ibercaja. Y Liberbank, liderada por el asturiano Manuel Menéndez. Y hay un quinto elemento esencial que es la gestión operativa. En BMN ya tienen el mismo sistema informático Caja Murcia y Sa Nostra, en los próximos días se sumará Caja Granada y antes de tres meses Penedés. Esta es una tarea que ya ha completado el 19 de marzo Cajasur con el Grupo de BBK y que ahora deben afrontar Unicaja con Caja España Duero y Caixabank con Cajasol y el resto de Banca Cívica.

El viernes, en Almería, Braulio Medel, dijo que Unicaja está abierta a nuevas integraciones. Esta frase, como la de que todos hablan con todos, es recurrente. Ya lo expresaron formalmente Unicaja y el grupo Espiga cuando cerraron su fusión hace pocas semanas. La clave es quién y cuándo. Lo primero es más complicado, pero para lo segundo hay un plazo preciso. Las entidades que se quieran acoger a las ventajas del decreto de febrero deberían de comunicar su intención a las autoridades antes de fin de mayo. Eso supondría firmar al menos un protocolo de intenciones. A esta cuestión los interlocutores de este diario han coincidido en una misma evasiva: "no hay prisa alguna", "sin precipitación; no es necesario".

Es la misma prudencia con la que los grandes se tomaron un proceso de fusiones, en la que casi ninguno de los velocistas sigue en la carrera como cabeza de una entidad. Hay quien opina que en el último tramo del proceso de concentración de entidades, la variable territorial va a resultar decisiva. Puede ser, por ejemplo, la última oportunidad para Andalucía, pensando en una hipotética fusión entre Unicaja y BMN que sumaría una implantación nacional de las más completas, de la que sólo estaría excluido Aragón y todo el norte de España. Y tendría un peso andaluz mayoritario, que estaría entre el 45% y el 50%.

Hay quien adorna la idea. Braulio Medel no es malagueño, sino sevillano. El presidente de Caja Murcia, Carlos Egea, sin embargo, sí tiene raíces malagueñas por su segundo apellido Krauel. El patriarca de esta dinastía española, descendiente de unos vinateros alemanes establecido en Málaga en 1803, se llamaba precisamente Carlos (J. Krauel), como el presidente de BMN. Antonio Jara presidente de Cajagranada es murciano, de Alquerías. Eso sí, estaríamos ante una operación delicada, que habría que afrontar por interés económico y sin presiones políticas. "Con altura de miras", resume uno de los interlocutores. Hay muchos aspectos sensibles, Murcia lidera ahora un proyecto nacional, pero no lo haría en el grupo nuevo. Y la alusión a la necesidad de evitar las interferencias políticas es pertinente: los gobiernos regionales son de distinto signo.

El hecho de tener una entidad con una fuerte presencia andaluza es un elemento estratégico; una vertebración económica y financiera es imprescindible para el desarrollo regional. Si, por fin, Andalucía comienza a tener una política económica que apueste por sectores precisos, se especialicen los territorios y empiecen a cooperar, los créditos locales serán decisivos. Andalucía es muy grande como para no tener una entidad cuando el mapa financiero español se recorte a esas siete u ocho entidades finales.

De Guindos conoce el sector perfectamente por fuera y por dentro y está encargado de la reestructuración del sistema financiero, una de las tres patas fundamentales de la política reformista encarada por el Gobierno, junto al ajuste de las cuentas públicas y la reforma laboral. Sobre los tres capítulos hizo leyes Zapatero, pero Rajoy está yendo más lejos y es más contundente.

La reforma De Guindos plantea que quienes no puedan cumplir los criterios de solvencia exigidos en el plazo de un año no podrán seguir solos. Las provisiones deben salir una parte de reservas y otra contra resultados. Quienes están en un proceso de integración tienen seis meses más para cumplir los requisitos, y pueden hacer toda la provisión con cargo a reservas y quien lo necesite puede utilizar el FROB.

Hay quien no tiene claro si se redactaron los requisitos y luego se miró quien los cumplía, o se hizo la lista de los comprables y luego se redactaron los criterios. Sea como fuere se estableció una línea que separaba las entidades consolidadas de las que había que consolidar, de la que queda fuera Bankia por su peculiar tamaño y solvencia.

Medel sostiene que el tamaño de Unicaja de 81.000 millones de activos es confortable: "A día de hoy una dimensión de más de 50.000 millones de activos es más que suficiente". Y, pensándolo bien, la posición estratégica de Andalucía no es mala en comparación con muchas comunidades autónomas que no tienen sede de una entidad financiera con más de 50.000 millones. No tienen ni Galicia, ni Navarra, ni la Rioja, ni Castilla y León, ni Extremadura, ni Castilla-La Mancha, ni Baleares, ni Canarias, ni Valencia. Nueve a ocho. Sí la tienen Cataluña, Cantabria, País Vasco, Aragón, Madrid, Murcia, Asturias... Y, aunque cada vez haya menos jugadores, Andalucía sigue en el tablero.

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