El crimen del pequeño Gabriel

Ana admite que mató a Gabriel

  • La autopsia desvela que el niño fue asfixiado

  • Confiesa y reconoce que le quitó la vida en una discusión en la que golpeó al niño con un hacha

Ana Julia confiesa que mató a Gabriel de un golpe con un hacha en una discusión

Confesó. Ana Julia Quezada ya es la autora confesa de la muerte del pequeño Gabriel Cruz. Tras un lunes poco satisfactorio que se saldó con registros en Vícar y Rodalquilar con poco resultado, la dominicana dio un vuelco ayer a la postura que había mantenido hasta ese momento y en su declaración ante los agentes responsables de la investigación reconoció que había matado al hijo de 8 años de su pareja en la finca de Rodalquilar de la familia de éste.

Por una de esas decisiones del destino y de las guardias del turno de oficio, Ana Julia cuenta con auténticos pesos pesados de la abogacía para defenderla. Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez han sido los responsables de asistirla tras su detención en Vícar este domingo y su estrategia parece pasar por el momento por la colaboración con la Guardia Civil para esclarecer los hechos, si bien los investigadores no se creen totalmente la versión ofrecida por la mujer.

Según ha trascendido de la declaración realizada este martes durante dos horas en la Comandancia de Almería, la mujer confesó ante la Guardia Civil que golpeó al pequeño con la parte roma de un hacha durante una discusión y que luego lo asfixió. Una riña que tuvo lugar el mismo día de la desaparición de Gabriel. Asegura que el pequeño la agredió y ella respondió con un fuerte golpe con la parte roma de un hacha. Sin embargo esta parte no está clara para los investigadores, especialmente porque la autopsia muestra signos de que el menor murió por estrangulamiento.

Asimismo, ha asegurado actuó en solitario, según ha explicado a los periodistas su abogada, Beatriz Gámez. "Dice que lo ha hecho sola", indicó la letrada en declaraciones a los medios tras la reconstrucción del crimen realizada en la finca de Rodalquilar donde permaneció oculto el cadáver de Gabriel. Es más, preguntada si su cliente usó un hacha para matarlo reconoció que "hay un hacha" pero advirtió de que no puede decir nada más en este sentido. Al ser interpelada sobre si fue un crimen planeado negó esto con la cabeza y al preguntarle si los hechos tuvieron lugar en esta finca después de que se llevase allí al niño a pintar o realizar otra actividad, respondió que es "lo más probable".

Aunque la supuesta agresión de Gabriel hacia ella no convence a la Guardia Civil, Ana Julia debe argumentar con todos los elementos posibles que no hubo premeditación en su actuación pues de ello dependerá en gran medida que el crimen se califique con el tipo delictivo de homicidio o el de asesinato, con una diferencia notable en las penas que le serán impuestas en su momento cuando sea juzgada por estos hechos.

Pero la jornada de este martes no sólo estuvo marcada por la declaración de la detenida sino por una minuciosa reconstrucción de los hechos en la finca de Rodalquilar en presencia del titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, Rafael Soriano, en la que equipos de la Policía Científica y la Policía Judicial llevaron a cabo un minucioso estudio de la zona junto a Ana Julia. Las pruebas y pistas que se incluyan en la causa tras este día tendrán un gran peso como carga de prueba para incriminar en mayor o menor medida a la dominicana.

Tampoco se puede olvidar que en paralelo a esta actuación policial se llevó a cabo otra intervención en un vertedero de Retamar en la que la autoridad policial recuperó la ropa del niño Gabriel que había tirado la pareja de su padre tras acabar con su vida. Más pruebas que añadir a un sumario que se intuye bastante extenso de por sí.

Una de las hipótesis con las que se trabaja en la investigación del móvil que empujó presuntamente a Quezada a estrangular, como así apunta la autopsia, a Gabriel el mismo día de su desaparición, el 27 de febrero, en Las Hortichuelas Bajas, es que actuar movida por los celos al rechazar el padre del pequeño irse con ella a su país, República Dominicana, donde quería instalarse.

Aún no ha trascendido en qué momento Quezada, que según la principal hipótesis actuó sola, obligó o engañó al niño para irse con ella, dónde lo estranguló y si cambió de ubicación el cuerpo durante los trece días que lo mantuvo oculto.

Desde el primer momento las sospechas se centraron en el entorno del niño y fueron acotándose en Ana Julia. El hallazgo por ella misma de una camiseta de Gabriel -prácticamente seca cuando había llovido sin parar durante días- terminó de apuntalar las pesquisas hacia ella. Hasta el punto de que al menos en dos ocasiones los agentes le requirieron el teléfono móvil y ella argumentó que lo había perdido.

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