El ex director general de Trabajo de la Junta Francisco Javier Guerrero ha afirmado esta tarde a la juez Alaya que concedió ayudas por importe de otros tres millones de euros a empresas el ex alcalde de Cazalla de la Sierra (Sevilla) Ángel Rodríguez de la Borbolla por las "indicaciones" que recibió el entonces consejero de Empleo Antonio Fernández, también imputado en la causa pero que aún no ha prestado declaración.

Guerrero ha dicho en la reanudación del interrogatorio que en los años 2005, 2006 y 2007 la dirección general otorgó sendas ayudas por importe de un millón de euros cada una a empresas de Ángel Rodríguez de la Borbolla, hermano del ex presidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla, siguiendo las "indicaciones" que recibió del entonces consejero de Empleo.

Guerrero también se ha referido a las ayudas concedidas a la empresa Aglomerados Morell para el traslado de sus instalaciones de Santiponce a Villanueva del Río y Minas, al considerar que las mismas fueron como "desvestir un santo para vestir a otro". El ex alto cargo dijo que no le cabe la menor duda de que esas ayudas se concedieron porque la alcaldesa socialista de Villanueva, María José Cervantes, tenía un "interés electoralista" porque con el traslado de las instalaciones se podían generar empleos en la localidad en vísperas de las elecciones.

Guerrero, que hasta ahora ha intentado exculpar al ex delegado provincial de Empleo en Sevilla Antonio Rivas, ha subrayado que éste último intervino en el proceso al garantizar la subvención para la contratación de trabajadores con motivo del traslado de las instalaciones de Aglomerados Morell.

En cuanto a otras ayudas a la sociedad Marco de Estudios y Proyectos Siglo XXI, vinculadas a José Enrique Rosendo, el ex director de Trabajo ha dicho que las mismas habían sido abordadas entre el presidente de la Diputación de Sevilla -en aquel momento Luis Navarrete- y el entonces consejero de Empleo José Antonio Viera.

Sobre Viera también ha apuntado las "indicaciones" que éste le realizó para conceder una ayuda de un millón a la Posada del Moro de Cazalla de la Sierra, un establecimiento que frecuentaba el propio Viera los fines de semana.