La Algaba

Dos policías locales de La Algaba salvan a una mujer abatiendo a su agresor

  • Los agentes fueron recibidos a machetazos cuando acudían a un aviso por violencia de género.

  • Uno de ellos tuvo que disparar en el momento en que el agresor se disponía a matar a su compañero, caído en el suelo.

"¡Jesús, por Dios, que me desangro!". La frase la oyeron los vecinos del bloque 1 de la barriada de Santa Marta, de La Algaba, sobre las cinco de la madrugada. La pronunciaba Arsenio, un policía local del municipio que acababa de recibir un fuerte golpe en la cabeza con un cuchillo para podar árboles. Se lo había asestado Carlos Cruz Melgar, un hombre de unos cuarenta años que se disponía a matar a su mujer, Pepi, en el domicilio familiar, en un piso de la segunda planta del bloque 1 de la plaza de Santa Marta, en una de las calles principales del pueblo.

La hija de ambos, adolescente, había llamado al teléfono de asistencia a las víctimas de la violencia de género, el 016, alertando de que su padre iba a matar a su madre. El 016 derivó la llamada al 112. La centralita de este departamento recibió el aviso a las 4:50 y se lo pasó a la Guardia Civil. En ese momento el instituto armado no tenía efectivos disponibles para acudir a la llamada y se la derivó a la Policía Local. Una patrulla de este cuerpo entró en el bloque y llamó a la puerta. Abrió la hija. Los agentes entraron en el piso y descubrieron a Pepi oculta bajo una mesa. En un pasillo muy largo se encontraba su marido, armado con un enorme cuchillo de poda. Éste recibió a los policías a machetazos. Uno de los dos agentes se llevó un primer tajo en el brazo. El otro reculó y perdió el equilibrio. El agresor aprovechó para asestarle varios golpes con el arma blanca en la cabeza. El policía, en el suelo, intentó pararlo con la mano y sufrió un profundo corte en ella.

Al ver a su compañero en peligro de muerte, el otro agente abrió fuego con su arma reglamentaria contra el agresor. Algunas fuentes apuntan a que primero recibió dos disparos y después tuvo que realizar un tercero, que resultó mortal, porque el hombre seguía intentando matar al policía local. Otra versión asegura que el agente llegó a disparar cinco veces, aunque sólo tres balas impactaron en el cuerpo del sospechoso. Los disparos se hicieron a corta distancia, tres metros a lo sumo. Carlos Cruz Melgar cayó muerto en el acto. El agente que efectuó los disparos salvaba así la vida de su compañero y ambos, con su intervención, la de la mujer y posiblemente la de la hija de la pareja.

El fallecido, en una imagen reciente. El fallecido, en una imagen reciente.

El fallecido, en una imagen reciente. / M.G.

Los policías fueron atendidos por el servicio de emergencias sanitarias del 061 y trasladados al hospital Virgen Macarena, donde permanecían ingresados a la hora de cierre de esta edición. El que recibió el golpe en la cabeza sufre un traumatismo craneal, así como varios cortes. Este agente fue condecorado por el Ayuntamiento de La Algaba y la Guardia Civil por su heroico rescate de una niña de tres años en el incendio de su vivienda, ocurrido en marzo de 2013. Su compañero tuvo que ser operado por el corte en el brazo, que le seccionó músculo y tendones. No se teme por la vida de ninguno de los dos agentes.

La Guardia Civil ha abierto una investigación sobre el tiroteo. El equipo de Policía Judicial de Sevilla se ha hecho cargo del caso y realizó ayer una inspección ocular de la vivienda en la que ocurrieron los hechos. Los agentes estuvieron varias horas examinando el escenario del suceso. La comisión judicial ordenó el levantamiento del cadáver sobre las diez de la mañana, cinco horas después de los disparos.

La noche en Santa Marta fue larga. Muchos vecinos permanecieron varias horas asomados a las ventanas tratando de obtener información, mientras que varios familiares del fallecido se personaron a primera hora de la mañana en la puerta del bloque, que permanecía acordonada y custodiada por varios guardias civiles. Los familiares aseguraron que no querían hacer ninguna declaración, pero sí quisieron apuntar que no había sido un caso de violencia machista sino una discusión de pareja, además de amenazar con denunciar a todo medio de comunicación que así lo publicara.Nadie se explica en el pueblo la reacción violenta de Carlos Cruz Melgar, un hombre que no tenía ningún antecedente ni tampoco había sido denunciado nunca por su pareja por malos tratos. Se investiga si pudo consumir algún tipo de estupefaciente que le hiciera comportarse de esta manera. La pareja regentaba un quiosco en la barriada García Lorca.

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