cinco llagas

Papeles, mentiras y broncas

  • Gana Susana. Después de varias semanas renqueante, la presidenta se va de vacaciones parlamentarias con un claro triunfo en el debate de ayer sobre el jefe de la oposición

Batalla de imágenes sobre sanidad: Díaz enseña una información sobre la privatización en Madrid y Moreno una foto sobre el colapso en las urgencias de Andalucía.

Batalla de imágenes sobre sanidad: Díaz enseña una información sobre la privatización en Madrid y Moreno una foto sobre el colapso en las urgencias de Andalucía. / josé ángel garcía

Moreno se metió ayer en aguas pantanosas. Pretendió tirarle papeles a la cara a la presidenta sobre la gestión sanitaria y la encontró respondona. Total, que le regaló un triunfo a su oponente. Lástima para Díaz que el efecto durara sólo unos instantes. Inmediatamente después intervino el mejor imitador que existe del portavoz del PP en el Congreso Rafael Hernando: el estilo baladrón que se gasta Jiménez puede que alegre a su parroquia socialista, pero causa una triste impresión en el resto del mundo. Pero, eso sí, la presidenta se fue de Las Cinco Llagas, camino del congreso balsámico que le preparan sus fieles del PSOE andaluz, con la satisfacción de haber batido de manera clara al jefe de la oposición, después de semanas renqueante, en las que perdía o como mucho empataba.

Hay tres errores habituales de Moreno Bonilla. Dos menores y uno grave. Uno de los pequeños lo tiene bastante controlado. Es situar a su rival en un plano superior, varios palmos sobre el suelo. Mirarla de abajo hacia arriba denota inferioridad e inseguridad. Ayer no lo hizo. Hace dos semanas, una sola vez. El segundo no es capaz de sujetarlo: en las réplicas, por los nervios, la llama señora Díaz al final de cada frase. Ayer, de nuevo. Y el más perjudicial para su causa es cuando quiere criticar al PSOE andaluz por hacer recortes, teniendo el PP la patente europea en la materia. Aquí siempre que se mete de frente pierde por goleada. Esta vez, también.

Hasta que Juanma empezó, se puede decir que había vacaciones anticipadas. Buen tono general y una presidenta que cuando no hay tensión brilla menos o no se luce nada. Un buen ejemplo fue la pregunta de la jefa de Podemos sobre prestar ayuda legal a la familia de Manuel García Caparrós para esclarecer la verdad sobre su asesinato en la manifestación del 4 de diciembre de 1977 en Málaga. A Susana se la notó extraña por la ausencia de pelea por parte de su contrincante. Tan incómoda estaba, que se la inventó. Teresa se lo recalcó, perpleja: "¡qué difícil es hacerle una pregunta blanca!". Blando fue su intercambio con Marín (C's), como es habitual, y normal el que tuvo con Maíllo (IU). El rendimiento en el debate de Díaz iba camino del aprobado raspado, hasta que llegó en su auxilio Moreno…

Le dijo el jefe del PP de todo. Nada nuevo; en los discursos quincenales los jefes parlamentarios se repiten de lo lindo. Le espetó que el suyo es el período más estéril de la autonomía; que su proyecto no es Andalucía ni siquiera el PSOE, sino ella misma, que hasta el 21 de mayo había intentado irse y una vez frustradas sus aspiraciones se agarraba a su cargo con ansiedad "como a un clavo ardiente". ("Ardiendo", corrigió sobre la marcha). Vestido de sport, con una chaqueta color caqui de evocación militar, Moreno arrancó su balance por la sanidad. Tres cúpulas en seis meses, listas de espera y colapsos en urgencias que no se arreglan, sobresueldos a los cargos políticos del SAS.

Siguió con la educación, la dependencia, con el cambio de medio gobierno, con la encuesta Egopa que hace la Universidad de Granada y paga la consejería de Presidencia, que no se ha publicado y se rumorea que es para no enturbiarle el congreso a Díaz… Y para rematar su primera exposición dejó los puñalitos y utilizó machete: "su marca personal es la bronca". Error. Porque la hasta entonces discreta oradora se vino arriba.

Susana suele vestir combinando colores de las banderas de España y Andalucía. Ayer le tocaba a los dos complementarios: amarillo y blanco. Dispuesta a marcar a su adversario desde el principio, Díaz le contestó que su marca era el cinismo y el desahogo, la nada, la mentira. Que se esconde cuando hace falta reclamar cohesión territorial, sostenibilidad de los servicios públicos e inversiones públicas para Andalucía. Que perpetró un atraco a la democracia cuando dejó a la comunidad sin gobierno cuatro meses tras las elecciones autonómicas de 2015.

Y siguió, de corrido: que ignora que está aumentando el empleo y la afiliación a la Seguridad Social y la balanza comercial regional es positiva. Que era "indecente" mostrar la foto de una anciana paciente en una cama en los pasillos de urgencias, porque el PP lo que quiere es privatizar la sanidad pública, como en Madrid. Que la consejera de Educación negocia la climatización de los colegios, mientras en comunidades autónomas gobernadas por el PP proponen abanicos de papel…

"Se repite como un disco rayado", le replicó Moreno, constatando una realidad, que también le atañe a él; cojean del mismo pie. Y subió el diapasón. Definió la legislatura en "800 días de nada". Que no gestiona, que sólo sabe armar bronca para tapar su incompetencia. Que es "lady bronca"; por eso implantó las 35 horas de los funcionarios, sabiendo que era inconstitucional. Y remató con su disco rayado favorito: que tiene que bonificar al 99% el impuesto de sucesiones y donaciones.

Ella le reprochó que ahora diga que no se suspendan las 35 horas, porque se aplicarán en toda España a partir de enero. Que no da por perdida ninguna batalla sobre el impuesto de Sucesiones, porque los "millonarios en euros" van a seguir pagándolo. Nótese que antes hablaba de ricos y ahora de millonarios en euros; un giro importante para recuperar el favor de la opinión pública. Y terminó con un rejón personal, llamándole cobarde. Le pidió que intente tras el verano volver con algo de valor y gallardía para defender a Andalucía.

En su intercambio con Teresa Rodríguez, sin polemizar sobre la defensa de la familia García Caparrós, se enzarzó en una discusión semántica. Mientras la jefa de Podemos hablaba de verdad, justicia y reparación, ella hablaba de verdad, justicia y reconciliación. Y se oponía a la utilización política de ninguna víctima. Su incomodidad llevó a Díaz a un desliz. Sostuvo que García Caparrós es "el único hijo predilecto de Andalucía a título póstumo". Y no. Doce años antes, en 2001, ya lo fue Carlos Cano.

Con Antonio Maíllo no saltaron chispas, pero su enfrentamiento no fue un paseo. El jefe de IU insiste en que hay una burbuja turística, que no está creando empleos, sino contratos. Que hay mucho fraude en el sector, facilitado por las dos reformas laborales, la de Zapatero y la del PP. Ella le acusó de lanzar una causa general contra el sector.

Jornada equilibrada, salvo el duro debate mal planteado por Moreno. Quiso el hombre irse de vacaciones parlamentarias con un triunfo a lo Garbiñe y le salió el partido de Williams.

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