Agricultura Claves de la bajada del valor del producto y algunos retos de futuro

La encrucijada del aceite

  • La caída de los precios en origen vuelve a poner en pie de guerra a los olivareros andaluces · El sector tiene pendientes la modernización de buena parte del olivar y la formación de estructuras comerciales fuertes

Los bajos precios en origen, este mes, del aceite de oliva han devuelto a la actualidad la cuestión olivarera. Los agricultores se quejan de que las ventas se sitúan por debajo del umbral de rentabilidad y de que ello les conduce a la asfixia económica. Éstas son las causas de esta situación y algunos de los retos a los que hoy se enfrenta el sector.

El mercado

La producción de aceite esta campaña estará en un millón cien mil toneladas, lo que, sumado a las 325.000 de stock, ha supuesto una cantidad de casi un millón y medio de toneladas en España (el 80% suele proceder de Andalucía). Es una cifra alta. Y la ley del mercado es clara: a mayor oferta, precios más bajos. En el caso del aceite, además, hay un mercado activo de precios a futuro, en el que juega un papel esencial la expectativa. Las previsiones indicaban que este año la producción sería de 1.750.000 toneladas. A principios de enero los precios estaban hundidos, en 1,80 euros por kilo. Ahora, debido a esta rebaja de la expectativa y a la presión social de los agricultores, han subido algo, a dos euros.

Dispersión de la oferta. Entre un 70 y un 80% de los agricultores andaluces está integrado en cooperativas. Son más de 300 y las almazaras son 1.700. A la hora de vender, y de producir, la unión es insuficiente. Sólo hay unas pocas cooperativas importantes de segundo grado, aquellas que agrupan a otras cooperativas, más o menos importantes: Hojiblanca y Oleo Estepa, y, en menor medida, Jaencop y Olivar de Segura.

Concentración de la demanda

Sos-Cuétara concentra el 22% del mercado, y junto otras pocas empresas como Migasa, Aceites Toledo, Borgues y Guillén, el 60%. Rafael Civantos, de Coag Andalucía, acusa a estas compañías de "manipular los precios y ponerse de acuerdo para fijarlos". Según él, llegan a pactos por escrito con determinadas almazaras para pagar el precio que marca el mercado de futuros. Es decir, tienen asegurado el aceite a un precio más o menos bajo. El resto no puede ejercer, de esta forma, presión negociadora, y tiene que pasar por el aro. Los bancos, además, están restringiendo la financiación necesaria para mantener los stocks. Y encima está la crisis económica: los productores, sin créditos, están ávidos de liquidez, por lo que pueda pasar. Y, lógicamente, venden. Pedro Rubio, presidente de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), se defiende de las acusaciones: "La industria compra a los precios del mercado; no tiene capacidad para cambiarlos, y en plena campaña de producción siempre han estado más baratos. Es la misma situación de toda la vida". Rubio, además, se queja de que la industria no es responsable de los precios de venta al público y atribuye a las marcas blancas, que ya representan casi el 50% de la oferta, buena parte de la presión bajista de los precios.

Almacenamiento privado

Coag lo ha propuesto y Asaja está de acuerdo. La única defensa frente a los bajos precios es tener la capacidad para almacenar. Y, para eso, hace falta financiación. Esta organización agraria ha propuesto que se recupere una medida prevista en la OCM del aceite. Cuando el precio alcance un nivel por debajo de la rentabilidad, fijado en 1,77 euros, se adoptarán medidas compensatorias. En esta ocasión no se ha alcanzado los 1,77 euros, pero Coag considera que es necesario actualizar la cifra. De momento, la Junta ya ha anunciado 120 millones en préstamos para garantizar la liquidez del productor.

Ayudas europeas

Los olivareros andaluces reciben 850 millones de euros en ayudas europeas por año. ¿No tienen, entonces, liquidez? Esto dicen ellos: "Ahora sólo representan algo más del 20% de la renta del agricultor, y para la campaña del año que viene se reducirán un 10% más", dice Rafael Civantos, de Coag. José Vázquez, de Asaja Sevilla, abunda en este argumento: "Ahora la ayuda es fija, y antes de la última reforma, hace cinco años, era por producción; sólo son una compensación por los costes que tenemos y pongo un ejemplo: un jornal en Andalucía cuesta cincuenta euros y en Marruecos ocho, ¿cómo competimos con eso?". En esta reducción de ayudas está una de las claves de la queja de los agricultores por la caída de precios. "Ha habido precios bajos muchos años, pero la UE subvencionaba más cuando había menos producción, con lo cual el agricultor cobraba siempre lo mismo", dice Teodosio Sánchez, de Aceites La Laguna, sociedad limitada radicada en Jaén. Sánchez sostiene que esta situación pasada ha generado dos efectos: por un lado, se ha modernizado el campo. Y eso lo confirma Álvaro Olavarría, gerente de Oleo Estepa. "El olivar andaluz ha vivido desde 1986, año de entrada en la Comunidad Europea, un cambio radical: las almazaras eran tercermundistas, se vendía todo en garrafones de 25 litros..." Por otro lado, y esto lo afirma Teodosio Sánchez, "el agricultor se ha acomodado y no sólo ha mejorado la maquinaria y los regadíos, sino también la calidad de vida; no todo se ha invertido en agricultura".

Con menos ayudas, o sin ellas, y en un contexto en el que los precios son volátiles, el reto está en poner en valor el olivar andaluz. De dos formas:

Modernización del olivar

En el olivar tradicional, que ocupa, entre otras, casi toda la provincia de Jaén, parte de Málaga y la comarca de Estepa, la recolección de la aceituna supone un tercio del precio del aceite. En otras zonas, donde las implantación del olivo es más reciente, como el Bajo Guadalquivir, la explotación olivarera es más intensiva y de regadío, y la recolección está mecanizada. En Portugal, las 30.000 hectáreas ya plantadas "son muy competitivas", en palabras de Olavarría. Teodosio Sánchez habla de que, sólo en Jaén, habrá que utilizar sólo 400 de las 600.000 hectáreas de olivar y el resto destinarlo a otros usos. "Pero para ello hace falta una inversión fuerte que no va a volver al bolsillo hasta que pasen unos años, y no todo el mundo puede; modernizarse es complicado", afirma José Vázquez, de Asaja Sevilla. La nueva Ley del Olivar, que la Consejería de Agricultura presentará el próximo verano, tendrá mucho que decir.

Comercialización

La Junta ya ha anunciado un cheque en blanco para apoyar la integración de cooperativas e incentivos extraordinarios para apoyar la creación de estructuras comerciales. Ya hay varios proyectos en marcha en Andalucía, entre ellos, en Jaén, Interoleo Picual, la central de ventas que agrupa ahora a once cooperativas, pero que se espera que integre a alrededor de 30. El siguiente paso, el envasado, que ya realizan Hojiblanca o Oleo Estepa, va más lento. De hecho, esta operación representa entre un 10 y un 15% de la actividad de una cooperativa, según los datos de la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (Faeca). Álvaro Olavarría, de Oleo Estepa cree que la apuesta debe de ser "no el volumen, sino la calidad, con productos de gama alta, monovarietales y de producción integrada y, aunque poco a poco, esta apuesta va creciendo".

Olavarría cree que no harán falta 23 años más para otra revolución del olivar. Bastarán, dice, dos o tres años. Potencial hay.

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