No era Buñol ni finales de agosto. Pero, por lo demás, poco se diferenciaban las calles del municipio valenciano en su famosa Tomatina del aspecto que ofrecía ayer el tramo de la SE-30 que discurre en paralelo al Polígono La Negrilla. El tomate triturado que transportaba un camión fue el responsable de esta similitud que nos dejó, sin duda, la imagen del día. La carga cayó y tiñó de rojo varios kilómetros de la ronda de circunvalación. Un incidente que provocó retenciones más que considerables, pues la caída se produjo pasadas las nueve de la mañana, hora punta.

La jornada de ayer se complicó bastante en la SE-30. Los que aún no se habían ido de vacaciones y tuvieron que cruzarla en sentido Córdoba, a la altura de La Negrilla, se toparon con una larga cola de vehículos que les impedía avanzar. Un atasco impropio para los meses de verano, cuando el tráfico resulta bastante relajado respecto al resto del año. El motivo no era otro que el tomate triturado. Sí, así como lo leen.

Algunos conductores no daban crédito a la explicación. Incrédulos, no lo afirmaron hasta que pasaron por delante de la insólita imagen: kilos y kilos de esta hortaliza esparcidos por el asfalto. Tal era la densidad que en algunos puntos se alcanzaban unos centímetros nada despreciables de altura. Hubo quien confundió aquella masa con un salmorejo. Pero no, era tomate triturado que transportaba un camión al que se le había caído la apetitosa carga.

El incidente obligó a cerrar los carriles central y derecho en el tramo de la SE-30 que discurre en paralelo a La Negrilla. Tal medida provocó un importante colapso, pues sólo quedó habilitado uno, que resultó insuficiente para absorber la densidad de tráfico que se registra a esa hora en la ronda de circunvalación. En este incidente no hubo que lamentar heridos. Sólo se registró un afectado. Se trataba de un motorista que sufrió una caída al deslizarse su vehículo en la espesa salsa de tomate. Fue atendido por los por facultativos en ese mismo lugar.

Tal era la cantidad derramada que las tareas de limpieza se prolongaron durante casi ocho horas. Hasta poco antes de las 17:00 de ayer no quedaron reabiertos al tráfico los dos carriles que ocupaba el tomate triturado. Las redes sociales se llenaron de inmediato de fotos que mostraban la carga caída. Las comparaciones no se hicieron esperar. La Tomatina de Buñol se había adelantado este año en la capital de Andalucía. Una marea que, eso sí, era algo más espesa que la que recorre las calles del pueblo valenciano el último miércoles de agosto, cuando tiene lugar la célebre fiesta, cuyas imágenes se han convertido en todo un referente habitual de esa jornada en los telediarios nacionales y del extranjeros.

Más allá de las coincidencias por el baño de tomate, lo cierto es que la fiesta de Buñol mantiene un rito que sí guarda mucha similitud con otra tradición sevillana: la Cucaña de la Velá de Santa Ana. En el municipio valenciano se denomina el palo jabón, y consiste en subir a un poste de madera engrasado con un jamón en su punta. Cuando alguien lo consigue se inaugura la Tomatina. Es el momento en el que los camiones empiezan a repartir la hortaliza que puso color ayer a la SE-30.