Nueve y cuarto de la mañana. Hace escasos minutos que ha concluido la misa de mañana de la Iglesia de la O, en Rota (Cádiz). Ha sido un oficio más concurrido de lo habitual ya que, como cada Viernes de Dolores, ha estado precedido por el traslado de la imagen de Jesús Cautivo desde la Capilla de San Roque al primer templo de la ciudad. Salvo algunos feligreses, nadie sabe que en unas dependencias anexas se va a practicar una exhumación para recoger muestras para una prueba de paternidad.

Un Juzgado de Pozuelo de Alarcón (Madrid) ha ordenado desenterrar al empresario José María Ruiz-Mateos, fallecido en septiembre de 2015, por una demanda de paternidad de la venezolana Adela Montes de Oca, pues en vida se negó a someterse a la prueba. El cuerpo del fundador de Rumasa fue enterrado en un columbario que él mismo sufragó. Está situado detrás de la capilla de la patrona de Rota, la Virgen del Rosario.

La recogida de muestras no se realizó en el columbario, sino en una sala del cementerio de Rota, a seis kilómetros del templo. Empleados de Funerarias Izquierdo comenzaron la exhumación minutos después de las 10:00. Los golpes de martillo y cincel para quitar la lápida resonaron en la calle silenciosa. Los restos se introdujeron en otro ataúd para el traslado.

En el cementerio, los forenses extrajeron las muestras necesarias para realizar las pruebas de ADN: cuatro dientes molares y el fémur, que serán llevados al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses para cotejarlos con el perfil genético de la demandante.

El letrado Miguel Torres, representante de Montes de Oca, dijo: "Esto se podía haber evitado si alguno de los hijos se hubiera a una prueba de saliva".

Ningún familiar del empresario estuvo presente en la exhumación.