Billetes de cero euros

ar duros a cuatro pesetas es una contradicción del lucro. ¿Y pagar dos euros y medio por un billete de cero euros?

Dar duros a cuatro pesetas es una cuestión extraña para quienes solo han conocido los euros como provisiones de la alcancía -¿sabrán qué es?- Pero en Kiel, la capital de un estado alemán, se han puesto a la venta, como recuerdo turístico, billetes de cero euros al precio de 2,5. Porque se trata, efectivamente, de un billete con todos sus perejiles y no una estampación a propósito. Cuenta, por ello, con autorización del Banco Central Europeo y hasta ha sido necesario un proyecto de ley para ponerlo en circulación. Luego es un billete auténtico, que se imprime en papel moneda legal y tiene todos los elementos de seguridad que hacen difícil su falsificación. La primera tirada de cinco mil billetes se ha agotado al poco de salir a la venta y se incrementará el número en otras ediciones. En el reverso del billete, como manifestación de la entidad europea, aparecen monumentos tan reconocibles como el Coliseo romano, la Torre Eiffel, la Puerta de Brandemburgo y la Sagrada Familia de Barcelona. Se alude al interés de los coleccionistas y al capricho de los turistas para hacerse con un billete sin valor de pago, pero alguna otra "enseñanza" debe tener esta singular contradicción por la que se pagan 2,5 por cero euros. Sostienen algunos analistas -siempre los hay de guardia- que se trata de un reconocimiento a la moneda europea en momentos de dificultad e incertidumbre, pero hacerse con billetes de cero euros acaso resulte también un modo de expresar las paradojas del lucro: del todo manifiesto en quienes ponen en circulación tan singulares billetes y menos explícito, pero también actuante, en quienes se hacen con ellos buscando otras ganancias o provechos. Ya que lucrarse tiene maneras distintas a las del pelotazo -operación económica que produce una gran ganancia fácil y rápida, dice el Diccionario-, la especulación o la plusvalía.

Quizás no conozcan los promotores alemanes del recuerdo turístico que en la India también se han imprimido, pero de modo más casero, billetes de cero rupias con el rostro de Gandhi y esta leyenda: "Prometo ni aceptar ni dar sobornos". La idea surgió de un científico harto de las transacciones corruptas para sacar cualquier iniciativa adelante en los trámites administrativos. De forma que, ante sobornos, se entregue ese billete para realizar después la denuncia a las autoridades. Varios millones de tal billete se han impreso para repartirlos en espacios públicos. Sin paradojas del lucro sino como modo de protesta.

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