Del Altozano

Un nazareno de Triana

Buscar una explicación a una devoción es a veces complicado. Para los nacidos en nuestra ciudad solemos encontrar una raíz familiar o un encuentro fugaz en un momento mágico que nos dejó prendidos de una Virgen o un Cristo en esos momentos donde la Semana Santa activa los cinco sentidos a la vez y por eso nos toca el corazón. Pero buscar una explicación más allá de las fronteras es lo que da más sentido al misterio de la Esperanza. La historia que hoy narro es real y ocurrió este año.

El Whatsapp anunciaba a las doce de la noche, hora española, que se había recibido un mensaje. Era el teléfono de quien no hace túnicas, sino que crea emociones. El destinatario, sin embargo, tenía en su reloj las cuatro de la tarde. Ocho horas tan solo separaban en ese momento la Esperanza de la calle Pureza de la ilusión en México de una joven pareja.

Nuestro protagonista se interesaba por la confección de una túnica de nazareno para su hijo de cinco años. Sí, han leído bien, desde México soñando con acompañar a la Reina, Madre y Capitana en su Madrugada más universal. El resto de la historia, como imaginan, acabó bien, como todo lo que llega a ese establecimiento que se ubica en el corazón de Triana. Y el pequeño devoto envolverá su cuerpo con el terciopelo verde haciendo realidad el sueño de amor de sus padres. Cuando todo estaba finalmente encajado surgió la inquietud. ¿De qué parte de Triana serán estos devotos? Y aquí nos sorprendió la fuerza de la devoción.

El teléfono móvil que hizo de correa de transmisión de la Esperanza hasta México nos descubrió una historia cargada de amores. El mensaje decía así: "Nosotros somos de la Mancha pero tenemos una gran devoción a la Esperanza de Triana. Desde que nació nuestro hijo hace cinco años siempre vamos a verla. Y este año queremos que vista su túnica".

¿Cómo buscamos ahora explicación a esta devoción? No hace falta haber nacido en la Plazuela ni haber corrido por sus callejas. Ni siquiera haberla visto en la majestuosidad de su besamanos en diciembre. Nada de eso le hizo falta a esta joven pareja. Un pellizco en sus corazones les ha llevado a que el mayor fruto de su amor, su hijo, sea este año un nazareno más de Ella por Triana.

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