alfredo ramírez fernández. teniente general jefe del Madoc

"Los valores del Ejército no se han quedado por el camino, no caducan"

  • El nuevo responsable del Mando de Adiestramiento y Doctrina asegura que la organización militar, que se adapta a los tiempos, conserva como guías la disciplina, el compañerismo y la profesionalidad

Hace cuatro meses que Alfredo Ramírez accedió a su cargo como teniente general jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra (Madoc), una entidad clave para que los profesionales de la milicia del siglo XXI aprendan los nuevos retos que plantea hoy el universo castrense de la Defensa.

-Usted salió de la academia con rango de oficial en 1975 y por tanto ha observado desde dentro cómo las Fuerzas Armadas se han transformado... ¿Se ha perdido algo en el trayecto?

-El Ejército de 1975 y el actual son completamente distintos por muchas razones, ya que ha incorporado a la mujer y asume misiones internacionales. Su función ya es mucho más de guarnición. Pero los valores no se han quedado por el camino porque disciplina, compañerismo, valor y profesionalidad están siempre presentes, no caducan en nuestra profesión. Yo los cambios los he ido experimentando vistiendo el uniforme de un modo progresivo, quizá por ello no los he percibido a la velocidad con que la sociedad civil los ha incorporado. Echando la vista atrás, uno observa cuánto se ha cambiado y que se ha hecho para el bien común de los españoles.

-La adaptación al mundo de los conflictos del Ejército de Tierra, ¿va a la velocidad que necesita nuestra seguridad nacional?

-Creo que sí. Debo insistir en la importancia del Madoc como motor de cambios que guía al resto del Ejército. Hay una frase lapidaria: "No prepararse para la guerra pasada y no prepararse para la guerra equivocada". Con la primera parte de la frase, esa que nos lleva a las grandes batallas acorazadas de la II Guerra Mundial, se equivoca quien apueste por el análisis.

-¿Son las alianzas con otros países una ventaja para el universo castrense?

-Sin duda. Compartir conocimientos y experiencias en misiones de apoyo mutuo es beneficioso. Hay frases que invitan a reflexionar sobre esto último: "Mi admiración por Napoleón, que declinó conforme descubrí que siempre luchó contra coaliciones". Quiere decir que luchar contra coaliciones implica graves inconvenientes para ganar un conflicto: lentitud, reparto de cargas y responsabilidades, que se viene abajo conforme el peso de una conjunción de alianzas impone su fuerza. Y en el mundo actual, si un país no forma parte de una coalición, está anticuado. Esto no quiere decir que una alianza no conlleve inconvenientes. Le pongo como ejemplo que los procesos de toma de decisiones en las alianzas resultan mucho más lentas. Por mi experiencia profesional, en las coaliciones una decisión puede dilatarse mucho, ya que quienes la toman deben consultar a tal o cual capital y recibir la correspondiente orden. Pero aun así, no formar parte de una alianza en el siglo XXI carece de sentido.

-¿La crisis cómo les afecta? ¿Perdemos fuerza disuasoria frente a presentes y futuros conflictos con los recortes?

-No se puede decir que no perdamos, pero la clave es que no afecte a lo fundamental. Lo accesorio sí que puede eliminarse y, al igual que ocurre en una familia, en época de vacas flacas pues en vez de adquirir tres vestimentas se adquiere una. Al Ejército español le ha tocado experimentar lo que al resto de España. Si España tiene en su economía restricciones, pues su Ejército también, y en todos los aspectos. Por ejemplo, nuestros sueldos.

-Se dice que la doctrina (el cuaderno de estudio y análisis) es el motor militar de la transformación.

-La palabra doctrina se presta a confusión. En otros idiomas se entiende a la primera, pero en lengua española se presta a tareas de adoctrinamiento, que no es nuestro caso. La doctrina hay que entenderla como un conjunto de reglamentos, formación, análisis e ideas encaminadas a un cuerpo doctrinal que contiene 200 reglamentos en distintos niveles que competen al Ejército de Tierra. Por ello nuestro mundo doctrinal está enfocado a la constelación de las ideas y a su estudio profesional. Y Granada, con su Madoc, es el centro neurálgico de las mismas.

-Dicen que el tamaño de un ejército en las guerras del siglo XXI ya no importa, ¿pero tan personificadas y letales son ya las armas de nuevo diseño?

-Si nos trasladamos a la I Guerra Mundial veríamos como aquellas grandes masas -las de Verdún, por ejemplo- han evolucionado en una dirección más aceptable, ya que confrontar dos grandes ejércitos resulta muy difícil de observar ahora. El enemigo es más asimétrico, y ello contribuye a que todos los ejércitos del mundo hayan disminuido en efectivos. En España pasamos de 300.000 a 60.000 en el Ejército de Tierra ¿Cuál es el límite? Para nosotros estamos en lo razonable.

- Teniendo claro el modelo de Ejército a medio plazo, ¿cómo se conseguirá el armamento de nueva generación?

-Es complicado afrontar el armamento de nueva generación, pues implica a programas multinacionales y en plazos largos que oscilan entre 10 y 20 años. Los programas de armamento innovador implican un gran trayecto en el tiempo y en donde la multinacionalidad conlleva retos. Entre ellos, favorecer a las empresas españolas implicadas en su desarrollo.

-¿Cómo valora la integración de los homosexuales en el Ejército?

-Aquí en España se ha llevado de una manera ordenada y la madurez social no ha ocasionado polémicas que chocasen con el sentido común de los españoles y su aceptación social dentro y fuera de un cuartel. Hoy no cuenta que un militar tenga una determinada religión, o no la tenga, y tampoco su orientación sexual. Los españoles somos un pueblo bastante sabio y viejo para no mirar sino hacia adelante.

-¿Y la mujer con rango de general? ¿Cree que el machismo está al alza o a la baja?

-No veo machismo en las Fuerzas Armadas. Puede que haya algún caso aislado, como ocurre en el resto del espectro social. Una mujer accederá al rango de general cuando toque en el escalafón. Las primeras mujeres militares se incorporaron a finales de los 80 y principios de los 90. Ahora el máximo rango ya está en mujeres con estrellas de teniente coronel. Dentro de nada las habrá de general. Aquí medimos la milicia por el uniforme y no por su condición.

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