Andalucía

"Soy roja y soy decente"

  • Susana Díaz se sacude los escándalos de corrupción de la Junta y exclama: "Quien la hace la paga".

El imponente edificio del Palacio de Congresos diseñado por Vázquez Consuegra ha servido, desde su inauguración, como escenario de varios de los más grandes musicales que hacen gira por toda España. Por momentos, la estudiadísima puesta en escena del mitin que celebraba ayer en Sevilla los doce meses de Gobierno de Susana Díaz -Un año de cambio fue el lema- recordaba esas milimetradas coreografías de musicales, exuberantes, barrocas, repletas de figurantes y personajes secundarios para mayor gloria del protagonista. Lo de ayer bien pudo llamarse Susana, el musical. Tanto es así que la protagonista, para honrar su papel, bajó las escaleras de las gradas del auditorio -que superó su propio aforo y albergó a 4.500 personas, centenares de ellas de pie- recreándose en su papel de mujer cercana al pueblo (besos, abrazos, selfies, tirones del brazo, gritos de ¡guapa, guapa! y ¡Viva Triana!), la mujer que habla de tú a los poderosos, señala a los malos con el dedo, se sacude los problemas -llámese investigación de los ERE, fraude en la formación o el frágil pacto de Gobierno con IU-, clama al cielo que ella es "roja y decente" y, finalmente, extasiada, agradece a los suyos el calor recibido en todo este tiempo: "Me estáis llevando en volandas".

El acto de ayer -la primera vez que el PSOE andaluz celebra uno de los 32 años que este partido lleva gobernando en la comunidad- fue, también, un cumpleaños donde uno va a escuchar lo especial que se es. Uno a uno los secretarios provinciales se deshicieron en elogios sobre la personalidad y la gestión de Susana Díaz. Referencias a la no privatización de hospitales, a la atención sanitaria universal, a la educación pública, a "la ley de transparencia más avanzada de toda Europa", dijo Verónica Pérez, secretaria general de Sevilla, piropos variados -"tu rostro es el de la ilusión y la esperanza", hermoseó la granadina Teresa Jiménez- y elogios que no terminaron de entenderse como el del secretario general de Huelva, Ignacio Caraballo, que subrayó el liderazgo de Andalucía "en la puesta del eucalipto".

Los previos de la obra -Susana, el musical decimos- dejaron paso al discurso de la presidenta, cargado de perlas, dardos, ausencias e interrupciones por ráfagas de aplausos. Primero los ausentes: la protagonista no citó en ningún momento al nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que no se dejó ver por Sevilla aunque sí le felicitó por Twitter. Chaves y Griñán, preimputados por el caso ERE, tampoco acompañaron a Díaz en este día de fiesta socialista pero hubo quien entendió que cuando la presidenta dijo "en este partido quien la hace la paga se llame como se llame y al que sea inocente que se le restituya su honor" se refería a quienes han sido sus padres políticos. Y cuando pronunció "quien no sea decente, está fuera de esta familia" porque, dijo, "vengo de una familia donde la decencia no se negocia" también se interpretó que se refería a otros ex altos cargos del PSOE bajo sospecha como Ángel Ojeda o Antonio Fernández. La cosa era leer entre líneas.

Aunque habló de la subasta de medicamentos, de la necesidad de rebajar el precio de los masteres universitarios, del plan de retorno de los jóvenes andaluces en el extranjero y de que viajaría donde hiciera falta para "defender" los intereses de los andaluces, señaló en relación a su reciente viaje a Marruecos, Díaz se explayó en presumir de transparencia -"hay que poner la decencia por bandera" para que "lo que se ha hecho mal en Andalucía no vuelva a repetirse"- y en subrayar que la derecha es "la misma de siempre, cerril, autoritaria y anclada en el pasado".

Fue ovacionada cuando pidió al Gobierno de Rajoy "convencer y no vencer" respecto al desafío soberanista de Cataluña y dejó pensando a los suyos cuando dijo que "tanta confluencia" de "estas dos orillas" -en referencia al acercamiento de IU a Podemos- podría terminar en una "confluencia peligrosa" que beneficia a la derecha. Advirtió que habrá "tensiones" en el acuerdo del presupuesto con sus socios de Gobierno y exclamó: "Que nadie espere que me quede quieta o calle cada vez que haya que levantar la voz para defender los intereses de Andalucía".

Y todo sin papeles. Como una verdadera actriz.

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