Andalucía

Pedro Sánchez se gana a la militancia andaluza

  • El encargo del Rey y su alejamiento de Podemos lleva a pensar a muchos que el secretario general debería repetir como candidato si no logra formar un Gobierno.

Estábamos en la irrelevancia, camino de la nada, no sabíamos si íbamos a quedar los terceros o los cuartos en las elecciones, porque algunas encuestas nos daban que éramos los cuartos, y ahora está ahí, en el centro de la escena, con Rajoy hundido al lado y con Iglesias al otro, retratado como un niñato". Así se expresa un antiguo dirigente del PSOE andaluz sobre el sorprendente renacimiento de su secretario general, Pedro Sánchez. Incluso en Andalucía, donde la militancia le es más refractaria debido al pulso que la presidenta Susana Díaz ha mantenido con él, Pedro Sánchez ha comenzado a ganarse a las bases. Así lo han indicado diversas fuentes situadas en distintos niveles de responsabilidad en el PSOE. La Ejecutiva andaluza hizo una recomendación a las agrupaciones para que se convocasen asambleas informales, se trataba de explicar la situación política, pero también de sondear la opinión de los militantes de cara al referéndum de los pactos. En las reuniones se ha notado el cambio, hay confusión, pero Sánchez ha ganado una credibilidad que antes no tenía. Otro veterano lo explica desde un prisma más crítico: "La percepción hacia Pedro Sánchez ha cambiado, ha mejorado, pero porque está haciendo lo que le dijimos, nada de ir con los independentistas y alejado de Podemos, nos ha hecho caso".

Otro militante explica que en algunas reuniones de la provincia de Cádiz se ha puesto en duda la estrategia de acoso del PSOE andaluz a Sánchez e, incluso, un destacado susanista de esta provincia sostuvo en una asamblea informal en Puerto Real que Susana Díaz se había equivocado.

No es que el PSOE andaluz esté virando desde Susana Díaz hacia Pedro Sánchez, la presidenta tiene la popularidad del empuje personal y le avalan las victorias electorales, pero el secretario general ha dejado de ser visto como un foráneo o un inconsecuente. Muchos de los consultados opinan como Felipe González: que Susana Díaz se debería quedar en Andalucía y dejar que Pedro Sánchez, u otros, se presentasen al congreso federal de mayo y a las elecciones generales, si las hubiese. El entorno de la presidenta no se ha pronunciado, ella sigue en la carrera, pero muy apartada, sin estorbar. Sánchez tendría que cometer muchos errores a partir de ahora para que no volviese a ser el candidato y el secretario general. Del "o Moncloa o nada", que definía su desesperado intento de ser presidente del Gobierno, ha pasado a ser "o Moncloa o candidato a la Moncloa", cuenta un líder regional andaluz.

El PSOE era un partido hundido, cercado entre el PP y el ascenso de Podemos, como el yunque y el martillo. La sombra del Pasok griego revoloteaba la marca de los socialistas españoles, de hegemónico a la marginalidad. Pedro Sánchez anunció el mismo día 21 de diciembre, después de las elecciones generales, que optaría a la Secretaría General, se trataba de una salida personal que terminó provocando el malestar de todos los barones. Nadie creía en su intento. El 28 de diciembre, en el comité federal, hubo un intento frustrado de desbancarlo, pero Susana Díaz no llegó a asestar el golpe; el 30 de enero, otro, los críticos consiguieron adelantar el congreso federal por si había que quitarlo antes de las elecciones generales. Este es un hecho que permanece, si el secretario general se echa en brazos de Podemos y busca el apoyo de ERC y DL, tendrá toda una oposición organizada en frente.

Pero todo cambió cuando el Rey le encargó formar Gobierno. El hábito también hace al monje. Pedro Sánchez asumió el mando de la agenda política nacional, él marca los tiempos, decide las reuniones y ha comenzado a verse con todos los sectores: empresarios, sindicatos, artistas... recuerda los inicios de Zapatero. Puede que todo esto no sea suficiente para ganar una investidura, pero sí constituye una magnífica forma de comenzar una campaña electoral por si hay otras elecciones. Atrás quedaron todos sus errores, como el de concederle un grupo a ERC en el Senado, un préstamo que se entendió como un posible apoyo con los independentistas. Felipe González lo explicó el jueves en un programa en Canal Sur: "Todos se equivocaron".

El acercamiento a Ciudadanos y el plante ante Podemos ha tranquilizado a los notables y a los viejos dirigentes, a aquellos que consideran una locura entrar en el mismo Gobierno que Pablo Iglesias. Eso, según esta opinión, sería perder la posición de centralidad del PSOE. A eso fue a lo que se opuso Susana Díaz en el último comité federal: a un Gobierno de coalición con ministros de Podemos que, además, necesitaría del apoyo implícito de los independentistas. Tal como están funcionando las primeras reuniones, ésa parece ser la estrategia de Sánchez: llegar a un acuerdo con Ciudadanos y ofrecer a Podemos que se abstenga. Si no es así, la acusación socialista será que Podemos favorece el Gobierno de Mariano Rajoy. Un inconveniente para otras elecciones. Al día de hoy, se duda incluso de que los morados puedan adelantar a los socialistas si se repitiesen los comicios.

Otros militantes, más críticos con Susana Díaz, sostienen que la militancia se ha situado siempre a la izquierda de los dirigentes y que la presidenta andaluza, en este sentido, "ha quedado retratada más a la derecha que el partido, sólo para fastidiar a Pedro". Esta fuente es de las que defiende que dirigentes del PSOE andaluz, Alfonso Guerra, Fernando Rodríguez Villalobos y, en menor medida, Felipe González, querían una abstención para dejar gobernar al PP en minoría. "Los casos de corrupción de Valencia lo han cambiado todo, no hay quien defienda ya, ni en privado, esta postura que pudo tener un sentido al principio", explica otro militante, a medio camino entre los pedristas y los susanistas.

Hay un cambio de percepción, pero no un desapego hacia Susana Díaz. Los partidarios de Sánchez en Andalucía aún no se han constituido como corriente dentro del partido. Hay algunas tensiones, pero han sido fugaces. Por ejemplo, el malagueño Miguel Ángel Heredia seguirá siendo el secretario del grupo socialista en el Congreso, a pesar desde Andalucía se le pidió a Ferraz que fuese sustituido por el sevillano Antonio Pradas. Como Sánchez no accedió, Miguel Ángel Heredia ha dejado de ser el presidente de la comisión interparlamentaria de andaluces, puesto que ha ocupado Pradas. En Málaga, hay una mayoría sustentada en el equilibrio entre Heredia y Francisco Conejo que se podría romper. Es en este territorio donde hay más pedristas dispuestos a dar el paso público. No obstante, Ferraz aún no ha entrado en la batalla del territorio andaluz, sí en Asturias y en Castilla-La Mancha, pero no en el sur.

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