Bailar a los 20 años

En plenitud de facultades

  • Antes de cumplir la treintena, Rocío Molina, Pastora Galván, Farruquito y La Moneta han revolucionado la escena flamenca

Están en plenitud de facultades, tanto técnicas como dramáticas y conceptuales. En el caso de Farruquito (Sevilla, 1982), esto último es un decir: sus espectáculos están abonados a la emoción y su único guión consiste en poner sobre las tablas una capacidad de trasmisión que hace de él una especie de médium jondo. El corazón se nos encoge desde el minuto uno con su contundencia bailaora, que es un patrimonio personal y familiar. Farruquito hace creer al que lo ve: aquí cesa la ironía, el escepticismo contemporáneos. Farruquito es verdad de a puño y presente puro, como bien sabe la legión de sus seguidores. Bailará Sonerías el próximo martes 21 en el Teatro de la Maestranza.

Rocío Molina (Málaga, 1984) es la otra cara de la misma moneda. Lo asombroso de esta bailaora es que es capaz de ejecutar un baile estilizado, técnico hasta la extenuación del público, que al mismo tiempo es emoción pura. Rocío es el baile del presente, porque, inevitablemente, convierte en caducas a algunas de las divas que todavía hoy vemos en la escena y que, no obstante, reconocemos también en el baile de la malagueña. Eso sí, bien asumidas y digeridas, como el resto de influencias que luego devuelve en un baile propio, único. Rocío Molina está inaugurando una nueva edad para el baile flamenco hablando de los temas de siempre con un lenguaje de hoy. Por eso, éste es su tiempo. Por eso el reloj se detiene a su paso. Molina presentará este domingo 19 de septiembre en el Teatro de la Maestranza Cuando las piedras vuelen. El director del espectáculo, Carlos Marquerie, responsable también de la escenografía y la iluiminación, lo define así: "Doce y pico de la noche. El día se fue entre recuerdos del mar y del baile de Rocío, extrañamente unidos, y me voy a la cama con imágenes de grandes piedras, rocas que parecen palpitar, respirar y entre ellas es como si naciera la esencia del movimiento, como si estuvieran a punto de romperse en pedazos para alumbrar un baile: un baile hermoso". El cante de Rosario Guerrero La Tremendita y Gema Caballero, las palmas de Vanessa Coloma y Laura González y las guitarras de Paco Cruz y Juan Antonio Suárez Cano acompañan a Rocío Molina en este viaje lleno de modernidad, sentimiento y poesía.

Pastora Galván (Sevilla, 1980) es otra de las artistas que, frisando los 30, está revolucionando desde hace unos años la escena flamenca actual. A propósito de Pastora, el espectáculo que presentará la sevillana el lunes 27 de septiembre en el Lope de Vega, el artista plástico Pedro G. Romero afirma que "la vanguardia y la tradición son dos de los lugares comunes que alcanzan más confusión. No digamos en la familia Galván. Para empezar, ¿cómo podríamos explicar que en el flamenco esas dos palabras no son opuestas? Si acaso, la vanguardia es la forma más audaz de afianzar una tradición que, en cualquier caso, nunca llega más allá de treinta o cuarenta años atrás".

Fuensanta La Moneta (Granada, 1984) ofrecerá un espectáculo titulado Bailar, vivir con el subtítulo de Suite flamenca para bailaora. Esta obra cuenta con Diego Amador como artista invitado para arreglar y tocar una zambra y con la colaboración de Mauricio Sotelo, que aporta la pieza Intermezzo II. La Moneta afirma que en Bailar, vivir pretende "ser yo misma y ser fiel a mi persona. El objetivo es encontrar el punto zen de mi arte. Quiero bailar, pero quiero bailar haciendo camino, profundizando en la inspiración que me anima". Y añade que la obra trata de "ese momento en la vida de toda persona en que tiene que tomar una decisión o tiene que buscarse a sí misma y mirarse hacia adentro para encontrar los valores que la ayudan a reafirmarse, asegurarse del valor de sus actos y principios y hacerse fuerte para poder dar pasos firmes en su camino, en su obra". Lo veremos el viernes 8 de octubre en el Teatro Lope de Vega.

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