Cultura

La noche de 'Truman'

  • La cinta de Cesc Gay logra cinco premios: película, dirección, actor protagonista y de reparto y guión. El sevillano Migue Amoedo gana el Goya por la fotografía de 'La novia' y Natalia de Molina, el de la mejor actriz.

Truman, con cinco premios, se convirtió ayer en la película ganadora de la trigésima edición de los Premios Goya, que deparó por lo demás un palmarés muy repartido. La citada película se hizo con los reconocimientos a la mejor dirección, para Cesc Gay; al actor protagonista, que en uno de los premios más cantados de la velada fue a parar a manos de Ricardo Darín, por fin dueño del cabezón tras cuatro nominaciones en ediciones anteriores; al mejor actor de reparto, para Javier Cámara; al mejor guión original, firmado por el propio Gay en colaboración con Tomás Aragay; y, como guinda a una noche llena de alegrías para el equipo de esta producción, con el Goya a la mejor película, categoría en la que se impuso a Un día perfecto de Fernando León, Nadie quiere la noche de Isabel Coixet, A cambio de nada de Daniel Guzmán y La novia de Paula Ortiz.

Nadie quiere la noche, con cuatro galardones, y La novia, con dos, se sumaron también a la celebración en una gala larguísima, como es costumbre inalterable ya, y conducida por segundo año consecutivo por el cómico Dani Rovira. La ceremonia transcurrió entre números musicales con desigual fortuna, trucos de magia, un inopinado homenaje a Luis Buñuel (tamborrada de Calanda incluida) y varias celebridades siguiendo el evento en el patio de butacas: Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, que apareció más tarde en el escenario para entregar dos premios junto a Elvira Lindo, los ya clásicos Penélope Cruz y Javier Bardem, y no pocos políticos, entre ellos Pedro Sánchez, Pablo Iglesias (ayer sí, con esmoquin) y Albert Rivera, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el ministro de Cultura en funciones, Íñigo Méndez de Vigo. 

Entre los andaluces afortunados, el sevillano Migue Amoedo se hizo con uno de los dos goyas que recibió La novia, el de mejor dirección de fotografía; el otro fue para la veterana actriz Luisa Gavasa, mejor actriz de reparto. La gala sirvió además para confirmar la meteórica carrera de la joven Natalia de Molina, que obtuvo el premio a la mejor actriz protagonista por su papel en Techo y comida, dirigida por Juan Miguel del Castillo, de Jerez, donde está ambientada esta dura historia sobre los estragos de la crisis. Con este nuevo reconocimiento, la actriz nacida en Linares y más tarde formada en Granada suma ya dos goyas, tras el que la señaló hace un par de años como mejor actriz revelación por su trabajo en Vivir es fácil con los ojos cerrados de David Trueba. 

 

También los premios que recibió A cambio de nada tienen en parte, vía coproducción, sabor andaluz. El actor Daniel Guzmán se hizo con el premio al director revelación, y también en el apartado de las promesas, en este caso de la interpretación masculina, hizo lo propio Miguel Herrán. Por su parte, Irene Escolar cumplió los pronósticos al conquistar el Goya a la mejor actriz revelación por Un otoño sin Berlín.

 

Nadie quiere la noche, de Isabel Coixet, que contaba con nueve candidaturas, logró hacerse un hueco en el palmarés en las llamadas categorías técnicas: dirección de producción, maquillaje y peluquería, vestuario y música, trabajo este último a cargo de Lucas Vidal, que hizo doblete al ganar también en el apartado de canción original, que compartió con Pablo Alborán con su composición para Palmeras en la nieve. El desconocido, de Dani de la Torre, uno de los éxitos del año, tampoco se fue de vacío y materializó sus aspiraciones en el montaje y el sonido.

 

En su discurso como presidente de la Academia Española de Cine, el actor Antonio Resines insistió en una de las reivindicaciones habituales de los últimos años, la retirada del IVA cultural al 21% para que el cine español, dijo, "esté en su sitio". "El cine sí es cultura, y como tal -añadió- debería ser una cuestión de Estado, al margen de partidos e ideologías". Tampoco podía faltar la piratería. "Hay que hacer más" y "en firme", proclamó Resines, que sostuvo que, pese a que creativamente el sector vive "un buen momento", no se puede obviar que "cada minuto que pasa", indicó sin especificar en qué estudio se basaba, se bajan de internet "1.900 películas".

 

Uno de los momentos más emocionantes fue el protagonizado por Mariano Ozores, que a sus 89 años recogió el Goya de Honor de manos de sus sobrinas Emma y Adriana. El cineasta recordó a los intérpretes con los que había colaborado, una abrumadora nómina que incluye a grandes como José Luis López Vázquez, Florinda Chico, Rafaela Aparicio, José Sacristán o Concha Velasco y a sus hermanos José Luis y Antonio, y dedicó su cabezón al público, al que, dijo, "debo todo lo que soy y todo lo que he conseguido". 

 

No hubo muchas sorpresas en los premios a las películas extranjeras: el galardón a la mejor cinta europea fue para la francesa Mustang de Deniz Gamze Ergüven y el de mejor película iberoamericana recayó en la argentina El Clan, de Pablo Trapero.

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