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De Roche al Magariños

  • Pablo Román, ala-pívot de 17 años y 2,06 de altura, entrena estos días con el filial del Estudiantes, de Liga EBA El pasado verano en la playa, el jerezano llamó la atención de un amigo del entrenador junior del equipo colegial y acabó fichando por el Aristos madrileño

Roche, verano de 2012. La familia Román Romero-Valdespino pasa un día de playa con un amigo de Madrid, Borja Climent, preparador físico y amigo de Alberto Carrero, entrenador del equipo junior del Estudiantes, mítico equipo de la ACB. Al ver a Pablo, entonces con 2,02 de altura a sus dieciséis años, pregunta si con su altura está jugando al baloncesto. En efecto, Pablo Román Romero-Valdespino juega en el Zona Oeste, y Climent le cuenta a Carrero que en Jerez hay un chaval junior de segundo año con más de dos metros de altura que juega al baloncesto. El entrenador de la cantera del Estudiantes se pone en contacto con la familia y Pablo se marcha a Madrid a entrenar tres días con el club colegial, pero es a principios de septiembre y las plantillas del club de Magariños ya están formadas. No obstante, el Estudiantes ve algo en el ala-pívot jerezano, y le ofrece quedarse en Madrid en el Aristos, que compite en la Liga junior preferente A1.

Sin ser de su cantera, el Baloncesto Aristos es un club que colabora con el Asefa Estudiantes y milita en la máxima división de la categoría junior de Madrid, compitiendo contra los equipos ACB: Real Madrid, Fuenlabrada o Estudiantes, entre otros.

El Aristos ofrece a Pablo Román quedarse en su residencia, en Getafe, pero a Miguel, padre del jugador, no le convence la idea de que su hijo pase el curso solo. Así que la familia opta por buscar una familia de acogida en Madrid "y acertamos de pleno", explica Miguel Román. Pablo se queda a vivir con la familia Menchén, que tiene dos hijos que también juegan al baloncesto, uno junior y otro cadete, en el Fuenlabrada. Pablo se adapta perfectamente hasta el punto que incluso ha mejorado en su rendimiento académico, lo que ha encantado a Miguel Román: "Ha cuajado perfectamente con los Menchén, una familia que vive el deporte y que ha ayudado a Pablo en el baloncesto y en los estudios".

Al tiempo que juega en el Aristos, el ala-pívot jerezano es seguido por los técnicos del Estudiantes, que mantienen charlas cada dos o tres meses con Miguel Román para comentar la evolución de Pablo: a sus 17 años, el margen de mejora es amplio y tiene una interesante proyección. Con el Aristos logra la permanencia en la máxima división junior madrileña, promediando 9,5 puntos, 7,5 rebotes y 22 minutos en los 24 partidos disputados, en los que obtiene una valoración media de 10,8 además de alternar entrenamientos con el equipo sénior que milita en la competición autonómica.

Tras acabar las competiciones de cantera, los equipos de la ACB suelen realizar la llamada postemporada para testar a jugadores interesantes de cara al futuro tanto dentro del propio club como invitando a jugadores de otros equipos, sesiones en las que se trabaja no tanto lo físico como el aspecto técnico. Y Estudiantes también realiza estas postemporadas y ha invitado al jerezano Pablo Román a entrenar con el equipo de Liga EBA, recién ascendido a LEB Plata, sesiones que comenzaban el pasado viernes.

A sus 17 años y con 2,06, el ala-pívot jerezano estaba "un poco nervioso pero decidido a disfrutar del momento" según explicaba su padre. Con todo el futuro por delante, el reto no es otro que mantener la progresión para llegar a la ACB, donde actualmente la escuela del baloncesto jerezanoestá representada tan sólo por Jesús Chagoyen, pívot del Iberostar Canarias.

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