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Un señor equipo en El Rosal

  • Enorme diferencia entre un Sanluqueño poderoso y un Cádiz B flojito

Las ausencias forzosas en las filas locales, de indudable importancia, no deben servir de excusa ante la clara derrota sufrida por los jóvenes amarillos frente al Atlético Sanluqueño. La principal razón del justo marcador que se dio en El Rosal radicó en la magnífica impresión causada por un conjunto verdiblanco con toda la pinta de atesorar mayor calidad que el que la pasada temporada deambuló por el grupo IV de la Segunda División B con muchísima más pena que gloria para acabar, como era lógico, pegándose el batacazo.

Los visitantes saltaron al campo con la intención de mandar desde el primer minuto, convencidos de que su superioridad no era teórica sino pura realidad. Imprimieron un fuerte ritmo de partida, lo que combatieron a base de pelea unos locales que durante la primera media hora resistieron de modo aceptable aun oliéndose en la grada que más tarde o más temprano llegaría el primer tanto del Atleti.

Antes de que se inaugurara el marcador, el Cádiz B no había inquietado prácticamente porque su bagaje ofensivo se limitaba a dos cabezazos sin fuerza de José Mari, solitario como un náufrago en el ataque. José Antonio, en cambio, había tenido que trabajar a base de bien para abortar malintencionados remates de Antonio y Ramírez, mientras un lanzamiento parabólico desde 40 metros de Cristian Terán había pasado cerca de la escuadra.

Fue en el minuto 39 cuando el conjunto de Sanlúcar propinó el primer guantazo. Lo hizo a balón parado, rematando Jose con suavidad de cabeza y rozando también con la testa el zaguero local Diego González. Los momentos de zozobra que siguieron hasta el descanso agravaron la situación de los pupilos de Fernando Niño pues en el tiempo añadido un contragolpe fue culminado con un excelente servicio que aprovechó el lateral izquierdo Ramírez con un tiro certero.

Todo se antojaba sentenciado de cara a la reanudación y así fue a pesar de que nada más empezar el segundo tiempo Carri obligó a intervenir con tino a Fran. Ahí quedó todo el arsenal del Cádiz B -solo cabe añadir una oportunidad de Carmona con el 0-3 definitivo- al tiempo que la escuadra de Puma controlaba a su antojo hasta poner la guinda al empujar Antonio el balón a bocajarro ante una indecisión de José Antonio.

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