Talento natural para la carrera Legends 250cc en el Circuito de Jerez: si se trata de hablar de pilotos con un don innato para hacer ir deprisa una motocicleta, siempre se hace preciso mencionar a Carlos Lavado. El Pana no era un apasionado de las dos ruedas desde pequeño, como otros; su afición le llegó contando ya 19 años y fue fruto de los admirables logros alcanzados por su compatriota, Cecotto, durante el Mundial de 1975. Inmediatamente, decidió que debía emular a su héroe… y lo hizo.

Carlos Lavado, nacido en Caracas en 1956, no mostró inquietudes especiales por ningún deporte en su infancia y juventud. Pero algo iba a cambiar su vida de manera radical: en 1975, un melenudo venezolano desembarcó en Europa de la mano de Venemotos, el distribuidor de Yamaha para Venezuela, propiedad de los Ippolito -en la actualidad Vito es el presidente de la FIM-; este menudo jovenzuelo se hacía llamar Johnny, Johnny Cecotto, y se permitió el lujazo de imponerse en su primera carrera del Mundial, nada menos que al todopoderoso Giacomo Agostini. Fue en Paul Ricard y era la primera cita del Mundial de 350cc.

Esta gesta, y las que continuó llevando a cabo Cecotto hasta alzarse con el título de la categoría, despertaron nuevos apetitos en Lavado. Pronto se puso manos a la obra y comenzó a participar en carreras de motos de serie en su país, pasando al año siguiente a pilotar ya motos de carreras.

Su gran oportunidad llegó en el arranque de la temporada de 1978. El circuito venezolano de San Carlos era el elegido para celebrar la carrera inaugural de la temporada. Lavado, con el apoyo de Venemotos, se preparó a fondo para esta carrera. ¡Y vaya si se preparó! En esta, su primera cita del Mundial, asombró a propios y extraños, terminó segundo por detrás de un tal Kenny Roberts...

Este resultado le sirvió para animarse a seguir en el Mundial. Pero la temporada no fue tan brillante y el exceso de ansias y la falta de ayudas le llevó repetidamente por los suelos. No volvió a puntuar en todo el año. Mejor pintaba 1979. Venemotos le contrata para hacer el Mundial completo acompañando al campeón del mundo, Walter Villa.

Lavado gana en la primera carrera, que de nuevo es en Venezuela, pero acto seguido serompe una pierna y la temporada se le pasa en blanco. Se podría decir que fue su primera temporada completa fue en 1980, pues comenzó a ser menos fogoso. Terminó sexto en 250cc y decimotercero en 350cc. Fue un año en el que aprendió mucho. En 1981 ya se asienta entre los pilotos más rápidos de las categorías intermedias y su gran carisma hace que se convierta en uno de los grandes ídolos de la afición. Logró varios podio y se situó entre los cuatro mejores de 250cc.

La primera victoria ya haciendo el Mundial al completo llegó en 1982. El escenario fue el circuito del Jarama. Una multitud entregada a la simpatía del Pana le aclama con fervor en una vuelta triunfal sumamente emotiva.

Y llega el primer gran año: 1983, cuando lucha denodadamente por el títuo con Sarron y De Radigues. Finalmente, y gracias a sus cuatro vitorias, se convierte por vez primera en campeón del mundo de 250cc. Pero las cosas no eran fáciles en esta categoría y pese a estar siempre con los mejores, tanto en 1984 como en 1985 tan solo puede terminar tercero. Esos años los títulos fueron para Sarron y Spencer respectivamente… ¡casi nada!

Pero el Pana es mucho Pana y en 1986 hace la mejor temporada de su vida. Gana seis carreras y se impone a Sito Pons y Dominique Sarron en la lucha por el título.

Esa fue su última gran temporada. A partir de 1987 fue llegando un lento declive. Lavado es rápido aún, pero la juventud llega empujando con mucha fuerza. Finalmente, en 1992 y tras acabar el Mundial en decimonovena posición, decide colgar el casco y los guantes. Se iba uno de los pilotos más carismáticos del Mundial de Velocidad y, a buen seguro, el más simpático y dicharachero. En Jerez, el próximo mes de junio, el Pana Lavado vuelve con la intención de demostrar que nunca se ha ido del todo.