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Mucha clase media, pero poca aristocracia

  • Ramón Cid cree que la valoración global de la selección española en el Mundial de Pekín "es floja"

Mientras espera a una generación de jóvenes que no termina de despuntar, el atletismo español evidenció en los Mundiales de Pekín que aún tiene mucho trabajo por delante si quiere acercarse a ese tiempo pasado que tanto añora.

"Me gustaría tener otro discurso", inició su análisis el director técnico de la Federación Española de Atletismo (RFEA), Ramón Cid. "Cada uno tendrá su motivo y, salvo honrosas y no muchas excepciones, la valoración global es floja o incluso muy floja", añadió el ex atleta, que esperaba cinco o seis finalistas y dos medallas.

El balance se resume en una sola medalla (el oro de Miguel Ángel López en 20 kilómetros marcha), un puesto de finalista (el quinto lugar de Ruth Beitia en altura), algunas actuaciones decorosas, muchas frustraciones y la sombra del presunto cuarto positivo de la vallista Josephine Onyia. "Ésta es la realidad. Tenemos que asumir que con estos mimbres tenemos que hacer el cesto", explicó el marchador Jesús Ángel García Bragado, a sus 45 años el más veterano del equipo y uno de los capitanes. "En Londres 2017 (el próximo Mundial) ya no hay excusas para nadie: el que no lo haga bien es porque no lo hace bien y se ha acabado", añadió.

El de Pekín es el cuarto Mundial de la historia en el que España termina con una sola medalla después de los de 1983, 1991 y 2011. Lejos quedan los Mundiales de Atenas 1997 y París 2003, sus mejores actuaciones con cinco medallas, aquel tiempo en el que el 1.500 y el fondo eran los estandartes del atletismo español después del boom de los Juegos de Barcelona 1992.

"Nos meten palos por la historia que hay detrás", dijo Adel Mechaal, eliminado en las series del 1.500. "Ha habido gente muy, muy buena, pero muchos de los que estamos aquí tenemos 24 años, vamos en progresión, vamos mejorando. Somos todos del 90, somos jóvenes y nos falta dar un pasito más", afirmó.

Cid es también optimista con los jóvenes y el futuro, pero la realidad actual es bien distinta. "Tenemos bastante clase media, poca aristocracia y un buen caladero de jóvenes de cara al futuro", explicó. "La imagen que da el atletismo es peor de lo que realmente es. La clase media no luce, lo que luce es la aristocracia y tenemos poca", se reafirmó. Los únicos aristócratas de Pekín fueron López, con un gran futuro a sus 25 años, y Beitia, que, con 36, está en la recta final de su carrera. En España hay otros dos, el vallista de origen cubano Orlando Ortega y el saltador de longitud Eusebio Cáceres, ausentes en la capital china, el primero porque se nacionalizó recientemente y el segundo por lesión.

La crisis financiera que golpeó y aún golpea a España tuvo sus efectos en el atletismo. Pero Cid no quiere que todo se centre en el dinero. "Hay dos motivaciones, el hacerlo porque te gusta y el hacerlo por dinero. Volveremos a ser fuertes si lo hacemos porque nos gusta y después llegará el dinero que llegue. El otro día me dijeron que el chico que ganó el maratón (el eritreo Ghirmay Ghebreslassie) cobra 70 euros al mes y trabaja", señaló.

La temporada 2016 será fundamental para el futuro. José María Odriozola dejará la presidencia de la RFEA después de 26 años y toca afrontar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, después de que el atletismo español no ganara ningún metal en Pekín 2008 y Londres 2012. "En Río no va a cambiar demasiado, tenemos poca gente en lo más alto del ranking mundial. Aquí tuvimos dos o tres ausencias importantes y de los jóvenes que están aquí alguno mejorará, pero desde luego no veo cinco medallas ni diez finalistas".

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