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Fútbol

El sueño americano de Joaqui

  • El central juvenil del Xerez, fichado por la Academia Chicago Magic, tutelada por el Paris Saint-Germain. Su reto, "formarme como jugador, aprender inglés y llegar a la Universidad".

A sus 18 años, Joaqui del Río, central del Xerez Deportivo juvenil la pasada temporada, jamás pensó después de un ajetreado verano que terminaría a más de 7.000 kilómetros de su Jerez natal para hacer lo que más le gusta, jugar al fútbol. Se marchó ayer a Chicago, una de las ciudades más pobladas de Estados Unidos por detrás de Nueva York y Los Ángeles, acompañado por su padre para comenzar una nueva etapa en su vida, formarse en la academia del Chicago Magic, tutelada por el Paris Saint-Germain, uno de los clubes más importantes de Francia.

La última campaña no fue la mejor en la trayectoria del joven defensa azulino, ya que las lesiones le lastraron y sólo estuvo al cien por cien en los últimos meses de competición, en los que se convirtió en uno de los pilares del cuadro que entrenaba Carlos Sánchez. Al final de Liga, como la mayor parte de sus compañeros, cerró una puerta para abrir otra.

El Deportivo no le podía garantizar el competir y encontró acomodo en el Xerez Deportivo FC juvenil de Paco Ramírez. A los pocos días de entrenamiento, recibió una llamada de Juan Pedro Ramos para proponerle jugar en superior categoría, en Liga Nacional con el Atlético Sanluqueño y no se lo pensó. De Jerez, a Sanlúcar.

Pero hubo más. De Sanlúcar, a Almería. La Cañada, equipo de División de Honor, se interesó por sus servicios. Otra vez le tocaba empezar de cero en pocos días. No dudó en desplazarse hasta tierras almerienses para realizar una prueba... Y de la noche a la mañana, cambió su vida.

A través de Pepe Correa, técnico jerezano y representante de jugadores, le llegó la posibilidad de marcharse a Estados Unidos. Su respuesta, sin apenas pararse a pensar en lo que esa oportunidad podía suponer para él, fue un no rotundo, esa ciudad estaba demasiado lejos. El Chicago Magic buscaba centrales zurdos juveniles con más de 1,80 de altura y  hasta allí enviaron su curriculum. Encajaba en el perfil y todos los informes que el club manejaba aconsejaban su fichaje.

Aparcó el sueño americano y siguió centrado en la prueba que estaba realizando en La Cañada. Allí, explica, “vivía en un piso con más compañeros y estaba bien. Congeniamos bastante todos, especialmente me llevaba muy bien con un compañero de Madrid, de Vallecas, y estaba dispuesto a quedarme para luchar por  progresar como jugador”. Pero su futuro no estaba en Almería. A pesar del primer no al Chicago Magic, la academia del PSG insistió. Volvió a ponerse en contacto con Correa para volverle a preguntar por Joaqui. La lesión de uno de los alumnos que habían aceptado el reto dejaba una plaza libre en el equipo.

José Antonio de los Ríos, padre del futbolista, no quiso poner nervioso a Joaqui, pero la decisión tenían que tomarla rápida aunque no de un día para otro como la primera vez. Cuando se desplazó a Almería a recogerle tras el periodo de prueba, se lo comentó y sus compañeros de piso fueron los que más le animaron a dar el salto.

Con sólo dieciocho años tiene una madurez y una personalidad casi impropias en un chaval de su edad, recapacitó y “aquí estoy, dispuesto a todo, aunque no escondo que un poco nervioso sí que estoy. Me va a costar mucho trabajo  porque esto supone un cambio radical en mi vida pero es una buena salida tal y como están las cosas por aquí. Primero me asusté y rechacé la oferta pero cuando valoré con mis padres los pros y los contras sólo encontrábamos ventajas. Buscan centrales zurdos altos y soy zurdo y casi llego al 1,90 metros. Ojalá tenga suerte”.

“Lo que más pánico me da -confiesa con una abierta sonrisa- es el inglés, que no lo domino, pero voy a vivir en un piso con más compañeros de otros países y un entrenador que nos asigna la academia, que es español, por ahí me voy a librar. Además de jugar al fútbol, tendré que estudiar, perfeccionar el inglés con cursos que nos van a dar y haré de monitor de los niños más pequeños de la academia. Mucho tiempo libre no nos van a dejar por lo que me han dicho”.

No ha viajado antes a Estados Unidos y no esconde que le seduce el cambio. “He tenido mala suerte con las lesiones durante las últimas temporadas y esto me lo tomo como un premio al esfuerzo. He intentado ser fuerte y no hundirme pero no es fácil cuando eres tan joven, quieres jugar y disfrutar jugando con tus compañeros y no puedes. Intentaré aprovechar esta oportunidad. Mi ilusión es quedarme, hacerme un hueco en el equipo y llegar a la universidad”. 

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