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¿El fin del 'cholismo'?

"Es momento para pensar", dijo Diego Simeone sin tiempo para digerir la derrota del Atlético de Madrid en la Liga de Campeones ante el Real Madrid, lo que añadió angustia al dolor con el que los hinchas rojiblancos abandonaron las gradas de San Siro. ¿De verdad puede acabarse la era de cholismo en el Atlético?

"Me estoy planteando pensar, nada más que eso. Contesto lo que me sale y lo que siento. Soy de guardarme pocas cosas y me viene esa sensación. Es lógico después de una derrota como la de hoy", añadió el técnico argentino para perplejidad de decenas de periodistas, que en la noche del sábado tuvieron que plantear tres veces la pregunta para entender las palabras del racial entrenador rojiblanco tras caer ante el Real Madrid en una dramática tanda de penaltis, que cerró Cristiano Ronaldo.

Y más: "Para el Atlético es maravilloso jugar dos finales en tres años, pero yo no estoy contento". No pareció el mismo Cholo Simeone que hizo bandera de frases del estilo "el grupo trabaja para molestar". O también aquella otra de "la vida es levantarse, insistir y competir".

¿Se hartó Simeone de competir y no ganar una Liga de Campeones? ¿Ya no es suficiente haber devuelto al Atlético a un lugar entre los mejores de España y de Europa? ¿Dónde quedó el "partido a partido"?

Son muchas preguntas que sólo Simeone podrá contestar. A corto plazo, lo interesante es saber si todo forma parte de una estrategia dialéctica más del preparador argentino para provocar una reacción determinada de los suyos o si de verdad se está planteando marcharse y cerrar una etapa en un club en el que lo es todo.

Porque Simeone no es sólo el entrenador del Atlético. Es también el líder de una masa social que lo sigue hasta el final sin hacerse preguntas. A ello lo legitima su espectacular trayectoria en el club rojiblanco, meritoria como pocas.

De su mano, el equipo rojiblanco no sólo ganó una Liga, una Copa del Rey, una Liga Europa, una Supercopa de España y una Supercopa europea en menos de cinco años. Igual de importante fue la estabilidad y el cambio de mentalidad, a ganadora, que inculcó en el club, que, de paso, se saneó económicamente gracias a sus extraordinarios éxitos.

Con contrato en vigor hasta 2020, la figura del argentino, que triunfó también como jugador en el Atlético, es clave en el plan a largo plazo del club, que pasa también por su asociación con el dinero chino del Grupo Wanda y su traslado al estadio de La Peineta. Con el técnico, el club espera que la mudanza, resistida por los hinchas fieles al estadio Vicente Calderón, testigo y escenario histórico de muchas penas y alegrías, sea menos complicada.

Ahora, con sus sorprendentes palabras, Simeone ha dado a sus dirigentes e hinchas un enorme motivo de preocupación, esos aficionados que se fueron tristes de la final de Milán no sólo por la derrota, sino también por la sensación de orfandad que les dejó su entrenador y faro.

En estos momentos, no se entiende un Atlético de Madrid sin Simeone, cuyo "momento para pensar" abrió el sábado noche lo que en muchos otros clubes se consideraría como una crisis. Sólo a él le corresponde aclarar si se cansó de sólo competir o si mantiene las fuerzas para seguir siendo el gran líder y gurú rojiblanco.

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