Europcopa de leyenda (6)

1968: Italia olvida el desastre de Corea

  • Suerte y esfuerzo. La selección transalpina necesitó la moneda al aire en la semifinal y la repetición de la final para inscribir su nombre en el palmarés.

LA Eurocopa del 68 no le llegaba a Italia, la organizadora, en el mejor momento, reciente como estaba el ridículo del último Mundial, en el que la selección transalpina no pasó de la primera fase al caer en el partido decisivo ante... ¡Corea del Norte! Un gol de Pak Doo It devolvió a los italianos a casa, donde fueron recibidos literalmente a tomatazos, y provocó un terremoto en un fútbol que, aunque a nivel de clubes brillaba con el gran Inter, sobre todo, y el Milan, veía cómo la nazionale fracasaba una y otra vez en su intento de reeditar los éxitos de aquella selección de los años 30 que fue dos veces campeona del mundo.

Así las cosas, el ambiente que rodeaba a la selección anfitriona estaba algo enrarecido. Italia había solventado sin apuros la fase de clasificación, con Mazzola y Gigi Riva brillando como goleadores, pero los cuartos de final ante Bulgaria fueron otro cantar. En la ida, llegó a ir perdiendo por un peligroso 3-1 y en cualquier caso se hizo necesaria la remontada que los de Ferruccio Valcareggi, que había sobrevivido al desastre coreano no se sabe bien cómo, consiguieron al amparo del infierno del San Paolo napolitano con tantos de Riva y Domenghini. Italia ya estaba en su fase final, pero ahí no habían acabado las dificultades.

Y es que el sorteo la emparejó en semifinales con la Unión Soviética, fiel a su costumbre de no faltar ni a una sola de las fases decisivas en esos años 60, y ese día ni el talismán San Paolo fue suficiente para que Italia venciera. El encuentro fue un verdadero tormento para los azzurri ante una selección que por primera vez en mucho tiempo no contaba con Yashin -sí estaría en México 70, pero no jugó- y que apenas mantenía a cuatro fubolistas del equipo subcampeón cuatro años antes. No hubo goles en el partido ni tampoco en la prórroga, así que, al no poder repetirse el encuentro por falta de fechas, y como el desempate por penaltis aún no estaba vigente, hubo que recurrir al lanzamiento de una moneda, un procedimiento tan arbitrario como la mano de aquel bambino que dejó a España fuera del Mundial 54 y que llevó a los italianos a la final, en la que por primera vez no estarían los rusos.

En la otra semifinal se midieron Inglaterra, en su intento de repetir el triunfo de dos años antes en su Mundial, y una Yugoslavia siempre competitiva que jugaría en esta Eurocopa su última gran final. Sir Alf Ramsey seguía confiando en el bloque que le había dado a los ingleses el título mundial -de los titulares de aquella final sólo faltaba en la lista el lateral Cohen-, y en principio parecía algo favorita, pero un gol en el minuto 88 de Dragan Dzajic, el excelente extremo izquierdo del Estrella Roja que durante años sería el mejor europeo en ese puesto, llevó a los plavi a la final.

Aunque Italia hubiera preferido Nápoles, el partido debía jugarse en el Olímpico romano y la tragedia se mascó en el ambiente hasta que el interista Domenghini igualó a nueve minutos del final el tanto de Dzajic. Una prórroga sin goles dio paso a la repetición de la final -primera y última vez que se produjo esta circunstancia en la Eurocopa, aunque años después Real Madrid y Atlético lo vivieron en sus carnes, para mal, en la Recopa y la Copa de Europa- y en ella los italianos pasaron por encima de los balcánicos. En dos años, la selección transalpina había pasado de los tomatazos de Fiumicino, al regreso de Inglaterra, a la gloria ante su afición. Los Meazza, Piola, Ferrari y Colaussi, entre otros héroes del Mundial del 38, ya tenían sucesores.

El personaje: Dino Zoff, un éxito en el debut 14 años antes de su gran día 

Ni el propio Dino Zoff (Mariano del Friuli, 1942) podía pensar cuando se proclamó campeón de Europa con Italia, el año de su debut, que su gran momento de gloria le llegaría catorce años después, con los 40 cumplidos y uno antes de su despedida como internacional, el día que, como capitán, levantó la Copa del Mundo ganada por Italia en España 82. Zoff debutó como internacional en los cuartos de final de la Eurocopa, después de que tres goles de Bulgaria a Enrico Albertosi pusieran en peligro la presencia italiana en la fase final del torneo. Con 26 años, y portero del Nápoles después de pasar por el Udinese y el Mantova, protagonizaría una especie de alternancia con Albertosi, portero titular en el Mundial 70 como lo había sido en el del 66, hasta que la selección se acabó para Albertosi en 1974. Zoff, en la Juventus desde 1972, fue a mejor a medida que fueron pasando los años hasta convertirse en el italiano más internacional, con 112 partidos, cifra que sólo superó después Paolo Maldini. Asimismo, entre 1972 y 1974 se mantuvo 1.142 minutos imbatido con la squadra azzurra, récord aún vigente en una selección, hasta que un jugador desconocido, el haitiano Enmanuel Sanon, lo batió en el Mundial del 74.  

 

La final

Italia: Zoff; Burgnich, Guarneri, Facchetti; Rosato, Salvadore; Domenghini, Mazzola, Anastasi, De Sisti y Riva. Yugoslavia: Pantelic; Fazlagic, Paunovic, Damjanovic; Pavlovic, Holcer; Hosic, Trivic, Musemic, Acimovic y Dzajic. Árbitro: José María Ortiz de Mendíbil (español). Goles: 1-0 (12') Riva. 2-0 (31') Anastasi. Incidencias: Final de la III Eurocopa disputada el 10 de junio de 1968 en el Estadio Olímpico de Roma ante unos 33.000 espectadores.

El banquillo italiano decide en la repetición

Italia hizo valer su condición de local y el hecho de contar con mucho mejor banquillo para adjudicarse la tercera edición de la Eurocopa en una final que tuvo que repetirse después del empate en el primer partido (1-1), goles de Domenghini y Dzajic. Dos días después, Valcareggi rotó a medio equipo -entraron Mazzola, Riva, De Sisti, Rosato y Salvadore- mientras que en Yugoslavia apenas hubo un cambio. Dos goles en media hora y una gran defensa en torno a un magnífico Zoff decidieron la final.  

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