Las rampas de los Lagos de Covadonga demostraron en la décima etapa, aunque para ello fue necesario que los principales favoritos lucharan por conseguir el triunfo en su cima.

Los líderes de los equipos, aquellos con aspiraciones a conquistar el maillot rojo en Madrid, hicieron revivir con su actuación la épica con la que el español Marino Lejarreta ganó por primera vez en esta cima en 1983 y cómo se defendió el francés Bernard Hinault, quien terminó imponiéndose en la general.

Nairo Quintana y su compañero Alejandro Valverde, Chris Froome, Esteban Chaves y Alberto Contador, por este orden, los cinco primeros de la clasificación al llegar al ecuador de la Vuelta, hicieron vibrar a los aficionados con una ascensión en la que cada uno de ellos dejó su sello.

Los unos, Quintana y Contador principalmente, fueron al ataque desde más temprano de lo que suele ser habitual en los últimos años, sobre todo desde que las pedaladas se cuentan por vatios.

Otros regulando, como Valverde, al que por el momento no parecen pesarle en las piernas los esfuerzos de Giro y Tour, y Chaves. Y Froome, de nuevo de menos a más en la parte final, corriendo en un estilo que despierta pasiones antagónicas. Contador lo dejó claro: "Le funciona a las mil maravillas".

Valverde y Froome están a 57 y 58 segundos de Quintana en la general. El colombiano pide "tres minutos" para poder defender su liderato ante Froome en la contrarreloj de 37 kilómetros de la antepenúltima etapa.

El resto ya se encuentra algo más alejado, aunque media docena ya se sitúa entre los tres y cuatro minutos, el margen deseado. Pero con Froome.