La Vuelta a España vivirá el duelo Quintana-Froome que quedó pendiente en el Tour y augura una dura batalla en escenarios distintos y con un elemento en común. Ambos sacarán la calculadora y luego pelearán cada segundo en sus escenarios predilectos: el colombiano en la montaña y el británico en la contrarreloj.

Nairo Quintana ratificó con su victoria en Lagos la impresión que ofreció en La Camperona, un estado de forma superior al de Froome, aspecto que asume el triple ganador del Tour. Dos ataques equivalen a un minuto de ventaja en la general. Y una sensación de recuperar un nivel que le permite al ciclista boyacense soñar con el jersey rojo en Madrid.

Se inicia una guerra de guerrillas. Cada segundo tendrá su peso en oro. Mientras Quintana tratará de establecer una ventaja en torno a los tres minutos, o más, para llegar con ciertas garantías a la contrarreloj de Calpe, de 37 kilómetros. Froome, por su parte, tendrá que minimizar los daños en los puertos para que decida su mejor aliado, el reloj.

Montaña contra reloj. Ésa es la cuestión en una Vuelta que disfrutó en Asturias su primera jornada de descanso. La general está apretada. En un minuto viven los inquilinos del podio, donde Alejandro Valverde, en su tercera grande consecutiva en el año, figura segundo. El murciano será un ayudante de lujo para Quintana ante un Froome que no tiene el Sky dominador del Tour.

Otros nombres han caído al segundo escalón, a más de dos minutos. Queda Vuelta, pero Esteban Chaves (Orica), a 2.09, ni Alberto Contador (Tinkoff), lo tienen fácil. El madrileño, a tres minutos ,admite que lo tiene "complicado".

No será por escenarios propicios para vivir jornadas espectaculares: estará final en Peña Cabarga, el paso por el País Vasco y el viernes, con final en Navarra, un recorrido más temible que comentado.

El sábado espera la jornada reina pirenaica en el mítico Aubisque, con cuatro puertos, tres de primeras. La última semana será de infarto, con la crono y más montaña. La batalla está servida.