Economía

Los pensionistas pagan el pato

  • Miles de jubilados deambulan por las calles sin poder cobrar sus pensiones.

El primer día de corralito oficioso (o de su eufemismo sinónimo, "control gubernamental de las operaciones financieras", en la terminología del Ministerio de Economía griego), se saldó ayer con colas de interminables esperas formadas por miles de ancianos angustiados en las puertas cerradas de las sucursales bancarias, intentando inútilmente cobrar su pensión de jubilación.

"Me he levantado a las cinco para poder estar de los primeros cuando mi banco abriera, no fuera que se acabara el dinero, como decían anoche en la radio. Pero al final, de nada ha servido. El banco no ha abierto", se lamentaba Aglaía, viuda de 78 años, con una pensión de algo menos de 500 euros al mes con la que, además de ella, llevan tres años sobreviviendo toda la familia de su hija, su marido (desempleado) y sus dos nietos. "Los viejos no necesitamos mucho", nos explica, "ya estamos al final y hay que mirar por los que todavía están en el camino". Lo que realmente la angustia es la imposibilidad de saber qué va a suceder. "Usted me puede decir qué van a hacer el Gobierno o los alemanes", pregunta con insistencia.

Pese al convencimiento de que su sucursal del Banco Nacional de Grecia iba a seguir con la persiana bajada, Aglaía se resistía a abandonar su lugar en la fila. Seguramente la misma vana esperanza impulsaba al resto de integrantes jubilados que engrosaban todavía ayer a las 5 de la tarde a permanecer sin moverse de su lugar de espera en la entrada del establecimiento bancario, en el multicultural barrio ateniense que circunda la Plaza de Omonoia, el tercer enclave más populoso de Atenas, tras la Acrópolis y la Plaza Syntagma.

En un país con una tasa de paro aún mayor que la de España (cercana al 26%, según los últimos datos oficiales), se estima que casi la mitad de los hogares griegos viven de la pensión de un miembro anciano de la familia, según un estudio de la Federación de Comerciantes y Artesanos de Grecia.

Muchos jubilados desconfían de las transferencias y las tarjetas de crédito y los cajeros automáticos y acuden a las sucursales bancarias a cobrar el dinero en mano, no utilizan los cajeros. Con los bancos cerrados ahora y sin la posibilidad de acceder a los 60 euros diarios que se pueden retirar de los cajeros automáticos (la gran mayoría de los pensionistas griegos carecen de tarjeta de crédito), ayer sencillamente no pudieron retirar sus pensiones y, lo peor para todos ellos y sus familias dependientes, es que tampoco saben cuándo podrán hacerlo.

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