–¿Cuál es su hoja de ruta para el parque natural?  

– En un periodo puntual del año, en estos tres meses de verano, recibimos a miles y miles de visitantes y esa situación hay que regularla y ordenarla de alguna manera. Es nuestro principal problema hoy, esa cantidad creciente de turistas que estamos registrando, el mismo al que se enfrenta, como ejemplo urbano y salvando las distancias, la ciudad de Venecia. No hemos encontrado aún la manera de distribuir ese flujo a lo largo del año para romper la estacionalidad del destino. 

– Pero el modelo de Venecia está en decadencia...  

– Precisamente por eso. Pretendemos no morir de éxito como Venecia y aún estamos a tiempo. Hay que ir pensando que cada vez van a venir más personas al Cabo de Gata y que la capacidad de carga del espacio natural llegará un momento en el que no se pueda soportar, y mucho menos en un periodo concreto. Para eso hay que tomar medidas, la masificación es hoy nuestro talón de Aquiles. 

–¿Cuáles son los ingredientes de la receta contra la estacionalidad? 

– El principal es el plan de movilidad sostenible del parque que fue aprobado por la junta rectora. Recoge las claves para ordenar ese flujo de visitantes veraniegos y también el tráfico rodado que conllevan. Tenemos que ir avanzando en los próximos años en la implementación de ese documento de trabajo. En cuanto a la oferta, en esta zona hay empresas, casi todas de naturaleza y turismo activo, que están logrando hacer frente a la estacionalidad. Vienen funcionando durante todo el año con un programa continuado de ocio y son las que tenemos que apoyar y cuidar en la medida de nuestras posibilidades. En ese trabajo que realizan está una de las claves futuras. 

– ¿Es compatible el aumento de visitas con las necesidades de conservación?

– Tiene que serlo, no podemos perder la esencia del parque natural y en eso trabajamos cada día. El plan de movilidad sostenible va ligado al fomento del transporte público, la regulación de aparcamientos y restricciones para los vehículos. Si se ordenan las visitas claro que son compatibles con la conservación del entorno.

– El parque no tiene hoteles y eso limita los beneficios...

– Si lo que me preguntas es sobre hoteles en el interior del parque y cerca de la playa es cierto que no existen, pero tenemos una infraestructura hotelera excelente en la puerta de entrada, en la urbanización de El Toyo,  que está prácticamente sin explotar. Allí hay plazas hoteleras suficientes para estar en el parque y luego contamos con viviendas y hoteles rurales con menor capacidad de acogida que también tenemos que impulsar. 

– Lo que no quieren entonces es otro Algarrobico...

– El modelo turístico que representa el Algarrobico no es sostenible ni en lo ambiental, porque tiene una afección evidente al espacio natural, y tampoco en lo económico, porque ya se ha demostrado que el todo incluido y la pulserita lleva a la ruina a los pequeños y medianos comerciantes. Está pasando en Roquetas, Baleares, Canarias y otras zonas de España en las que este tejido local se queja de que los turistas no dejan ni un euro en sus comercios porque lo gastan todo en grandes hoteles. 

– ¿Qué queda por hacer en la proyección del parque?   

– El reconocimiento de Cabo de Gata es internacional porque es Geoparque, Reserva de la Biosfera, humedal Ramsar y la tercera maravilla de España para los internautas. Tiene un prestigio público y notorio y no necesita potenciar su imagen en cuanto a sus valores medioambientales se refiere. En lo que hay que avanzar más es en la calidad del servicio turístico, en la limpieza de las playas y en la mejora de los accesos.

–¿Ha cambiado la política ambiental de la Junta con el nuevo tiempo del PSOE?

– La política de la Junta desde hace más de 30 años ha sido muy clara. Se hizo una apuesta firme por el mantenimiento y conservación de nuestros espacios naturales y la presidenta de la Junta, todas las veces que ha tenido la oportunidad de manifestarse, nos ha hecho pensar que seguirá siendo así. No ha variado ni un ápice la línea de trabajo a seguir. 

– Un biólogo al frente de un enclave con mil especies de flora y fauna ¿Un sueño?  

– Es un privilegio y no sólo por la flora y fauna que todo el mundo conoce. Cada vez cobran más importancia y se visualizan a la sociedad los recursos geológicos, por eso es Geoparque. Hay investigadores de universidades de todo el mundo que vienen a visitarnos por su gran riqueza geológica. 

–¿Cambió el laboratorio de plaguicidas por el parque? 

–Están estrechamente relacionados, la agricultura intensiva y el medio ambiente tienen que ir de la mano. En Almería hay 30.000 hectáreas de invernadero, algunos en el borde de espacios protegidos, y estamos condenados a entendernos. La agricultura intensiva ha dejado de ser un problema para el medio ambiente, porque cada vez se utilizan menos plaguicidas y se establece más superficie de lucha biológica, y aquellos problemas de los años 90 han desaparecido. El campo  ha avanzado mucho. 

- Los vecinos repiten que la primera especie a proteger es la humana... 

–El Parque Natural de Cabo de Gata es lo que es por la huella humana que han dejado todas las generaciones anteriores. Está así de bien conservado porque los antecesores lo cuidaron y las personas somos la especie emblemática del parque natural. El concepto del siglo XIX era que los espacios naturales eran joyas cerradas en las que no tenía cabida la actividad humana. De ese concepto primigenio del Parque Nacional de Yellowstone se evolucionó  a otro tipo de gestión una vez que se comprobó que sin el hombre no se puede ir a ningún sitio. Se trata de hacer compatible el desarrollo económico con la conservación de la naturaleza. En esa lucha llevamos más de 26 años de parque. 

- ¿Y quién va ganando?