Christian Felber. Autor de 'la Economía del bien común' y profesor universitario

"Desarrollamos herramientas para la implementación de la Constitución"

  • Christian Felber ha venido de nuevo a España a divulgar un nuevo modelo económico, el del bien común, esta vez invitado por el Instituto Tomás Pascual Sanz que celebra su VIII aniversario.

Con un perfecto español de dilatado vocabulario y exquisita gramática, Felber explica sereno y seguro los beneficios de una economía más justa con la sociedad, la cultura, la ecología y el ser humano. Christian Felber (Salzburgo, 1972) ha venido de nuevo a España a divulgar un nuevo modelo económico, el del bien común, esta vez invitado por el Instituto Tomás Pascual Sanz que celebra este año su VIII aniversario. Sus ideas están colmadas de justicia, equidad, solidaridad y de polémicos límites para garantizarlas. Su modelo ya es seguido con éxito por 1.700 empresas en 30 países.

-Abrumados por los últimos datos que alertan de que un 27% de la población española está en riesgo de pobreza o exclusión social, ¿de qué manera podría ayudar la Economía del Bien Común a ahuyentar estas cifras?

-Se cambiaría el objetivo de toda la actividad económica conforme a lo que dicen las constituciones de los países democráticos. Las constituciones dicen unánimemente que el objetivo de la economía es el bien común, y el modelo actual, el capitalismo, parte de la esperanza de que si las empresas maximizan su propio beneficio automáticamente se genera el bien común, pero es una esperanza fallida. Esto es un cambio de rumbo profundo que tendrá como consecuencia menos paro, menos pobreza, menos destrucción ambiental, menos daños en las relaciones entre los seres humanos y menos corrupción. 

-¿Cuáles son los límites que propone esta teoría?

-Infinitud de constituciones dicen que el bien común es el límite de la actividad económica y de la propiedad privada. La Constitución germana dice incluso que la propiedad privada obliga a servir a la vez al bien común, es decir, no sólo al bien del propietario, sino también al bien común. ¿Cómo sabemos en qué momento transgrede una actividad económica el bien común? Proponemos una serie de criterios: que para cada inversión se midan los impactos sociales, ecológicos, culturales y humanos y no solamente el rédito financiero. La propuesta es introducir criterios de medición de impacto sobre el capital ecológico, los ecosistemas, el capital humano, sobre cómo impacta esa decisión en la dignidad, en el capital social, en la confianza, en la distribución justa y en el capital cultural. Solamente aquellas inversiones que no merman ningún capital se podrían realizar, y sólo para este tipo de inversiones se concederían créditos y cuanta mayor plusvalía de cualquiera de ellas, desde la ecológica a la cultural, más favorables deberían ser las condiciones crediticias. No estamos añadiendo nada que no hayan dicho las constituciones, en realidad lo único que hacemos es tomárnoslo en serio. Desarrollamos herramientas que garantizan la implementación de la Constitución. 

-¿Entonces proponen límites para obtener mayor libertad?

-En todos los ámbitos de la vida hemos entendido que tenemos que restringir nuestras libertades para salvaguardar las mismas libertades para todos. Los límites de la libertad no son la meta de la política, son la consecuencia del principio liberal, de que todos gocemos de las mismas libertades. La no limitación de la concentración de capital o de la desigualdad de la renta, o del derecho hereditario o del tamaño de la empresa limita y anula la libertad de una aplastante mayoría de personas. La limitación de la desigualdad a un factor 10 entre los ingresos máximos y mínimos, la limitación al derecho de la propiedad privada a unos 10, 20, 50 millones..., la limitación del tamaño de las empresas hasta un máximo de 250.000-500.000 personas, por encima de ese umbral tendría que socializarse y democratizarse, sería un aliciente para mantenerse pequeñas y no tan poderosas. Al final se trata de poner límites para que unos pocos no se hagan tan poderosos que compren los medios y los gobiernos.

-¿Y las herencias más cuantiosas por qué se limitan?

-Porque socavan la democracia y la igualdad de oportunidades. Si algunos heredan miles de millones, no tienen que hacer exactamente nada, sino cobrar lo que otros agregan. Esto es un peligro enorme para la democracia, es un renacimiento del principio dinástico y del feudalismo. 

-Le habrán dicho que su discurso se parece al de Podemos. 

-Me lo han dicho muchas veces. Está bien que los partidos políticos asuman las ideas, valores y principios de los movimientos sociales. Los movimientos sociales crean la idea y los partidos políticos las asumen. 

-¿Le gustaría hablar con ellos?

-Por supuesto que sí, ya estamos hablando con muchos más partidos de España. Por principio guardamos la equidistancia porque lo que ofrecemos es universal.

-¿Cómo les va a las empresas que se han unido a este nuevo modo de entender la economía?

-Estamos creciendo en todos los niveles. 1.700 empresas apoyan el modelo en 30 países, 250 empresas han implementado el balance y tienen buenas experiencias, algunas incluso han obtenido sus mejores resultados, que no es la meta, es un efecto secundario. 

-Si pudiera asesorar al primer ministro griego Alexis Tsipras, ¿qué le diría? 

-Varias cosas. ¿Cuántas le puedo decir? Dos. Que iniciara un proceso democrático acerca del modelo económico y monetario para el futuro, que no lo decidan los expertos, que los expertos sirvan para preparar las variantes. Y con respecto a la deuda le recomendaría que en vez de pedir la quita de la deuda, creo que es más lógico e inteligente proponer una comparación fiscal obligatoria para los miembros de la zona euro, o mejor, de la UE, gravando los excesos de patrimonio y herencia. Con eso repagar la deuda hasta que se rebaje a la mitad, ahora estamos a casi el cien por cien de los PIB de la zona euro, y la otra mitad que la asuma el Banco Central a un interés cero. 

-¿Cómo se une la gente a este modelo?

-Hay varias maneras, te puedes hacer socio de la Asociación Nacional, funciona de manera muy participativa, de momento hay unos 620 voluntarios que trabajan de forma registrada. Hay unos treinta grupos locales, puedes afiliarte uno o montarlo. También puedes unirte a los nodos de trabajo, acompañando a las empresas o municipios, empresas, organizaciones de enseñanza... o creando tu organización. 

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