Jorge dezcallar. diplomático. director del cni en 2004

"Al EI hay que combatirlo sobre el terreno y en las redes"

  • En 2001 fue nombrado director del actual CNI. "En la vida real los espías no tienen nada que ver ni con Bond ni con Torrente. Es un mundo muy cruel, menos romántico y menos heroico de lo que imaginamos".

-¿Estamos reaccionando tarde ante el EI?

--Sí. El EI da sus primeros pasos en 2003 como escisión de Al Qaeda. Luego, tras la retirada americana de Iraq, aprovecha el malestar de la minoría suní, marginada por el Gobierno chiíta de Al Maliki, nutriéndose de mandos del Ejército y del partido Baath. El paso definitivo lo da cuando la primavera árabe llega a Siria y estalla la guerra civil para derribar al régimen corrupto de Bashar al Asad.  Los conflictos facilitan que ocupe una amplia región donde proclama el Estado Islámico, con  un califa con la pretensión de ser la autoridad civil y religiosa de todos los musulmanes. Y para ello utiliza el terror y las redes sociales. Hoy es un monstruo que se extiende por Libia, Yemen y Nigeria.

 

-¿Y qué solución debería emprender Occidente? 

-La solución es combatirlo antes de que sea demasiado tarde. En el terreno militar, para destruirlo; y en el de las ideas, para erradicarlo. No es fácil. Se dice que las bombas solas no lo lograrán y es cierto. Pero son necesarias antes de ocupar físicamente el terreno. Y hay que dar también la batalla en las redes sociales para destruir la mística y el atractivo que tiene para muchos jóvenes inadaptados. La batalla es total, por los cuerpos y por las almas. Y es cosa de todos porque son nuestra civilización y nuestros valores  los que están en juego; y porque Al Andalus está en el punto de mira sentimental de esos fanáticos. No podemos mirar a otro lado. 

 

-¿Diría que los atentados de París y los de Madrid de hace once años forman parte de un mismo conflicto?

-Son atentados muy diferentes aunque unidos por la insania de los terroristas, empeñados en hacer el mayor mal posible y lograr la mayor repercusión mediática, por la masacre y por realizarse en nombre de un Dios medieval y vengador. Los atentados de Madrid se comenzaron a gestar antes de la guerra de Iraq y fueron inspirados por Al Qaeda, mientras que los de París los llevó a cabo el Estado Islámico, en represalia por los bombardeos franceses. El  EI es más que un grupo terrorista, es un estado que utiliza el terrorismo al servicio de sus objetivos y eso lo hace más peligroso. No creo, en consecuencia, que ambos atentados  formen parte de un mismo conflicto porque no creo que estemos en conflicto ni con los árabes ni con los musulmanes. No olvidemos que los miles de refugiados que llegan a las costas europeas huyen precisamente de lo que hace dos semanas ocurrió en París, pero multiplicado a la enésima potencia. 

 

-Los atentados unieron a los franceses, al contrario que en España ¿formamos un país con muchos complejos y rencores?

-Creo que los españoles somos los principales enemigos de nosotros mismos y que nuestros enemigos nos empujaron en un imperio que perdimos hace 200 años. La leyenda negra que llevamos a cuestas es propaganda histórica de los enemigos.


-Para sentirse español lo mejor es pisar América...

-Así es, y comprender nuestro papel en la Historia. En la ciudad de Guatemala hay una universidad  que tiene casi 450 años. Los ingleses no fundaron ni una universidad mientras estuvieron en la India y los franceses se marcharon de Marruecos dejando apenas tres médicos. 

 

-En fin, hemos idealizado a los ingleses.

-Ellos dejaron la India dividida. Como Palestina. Nosotros nos preocupamos por los indígenas, mientras que los anglosajones ejecutaron una extinción programada.

 

-¿Y son los anglosajones los responsables del actual estado del mundo?

-No, ya ha pasado bastante tiempo. La secuelas de la colonización y las fronteras artificiales, como las de Siria o Líbano, no justifican lo que pasa ahora. 

 

-¿Para ser diplomático y director del CNI hay que tener espíritu aventurero?

-No me gusta saludar al mismo portero  y comprar el periódico en el mismo quiosco todos los días, pero durante mi etapa en el CNI estuve 16 años apenas sin salir y casi sin librar un día y, por supuesto, sin conciliación familiar.  Para ser diplomático hay que tener un poco de espíritu de aventura para conocer otras culturas, otros idiomas.

 

-¿Por qué a los españoles se nos dan mal los idiomas?

-Yo hablo cinco idiomas y chapurreo unos cuantos. Me atrevo porque no tengo complejo de equivocarme. La otra parte agradece que te esfuerces en su idioma.  Que se nos dé mal, en general, por un lado es porque nos acomodamos, ya que nuestro idioma es muy importante; y por otro tenemos dificultades fonéticas por la sencillez de nuestras vocales. El afán de perfección y el sentido de ridículo nos bloquean. En  Brunei, en una reunión de europeos y asiáticos, los ministros orientales se atrevían con el karaoke y los occidentales permanecíamos arrinconados. Ejemplifica la actitud cultural de unos y otros. 

 

-¿Y por qué España ha perdido su sitio en la diplomacia internacional?

-Porque para hacer una política exterior potente hay que tener un país potente. Y no es el caso. No se cumplen ninguna de las dos cosas. La política exterior es muy importante y afecta a nuestras vidas. Con González y Aznar había una política exterior fuerte porque sabíamos qué queríamos ser de mayor. Ahora las potencias se reúnen para hablar de  Cuba, Ucrania o Siria  y no está España...  Y en el  proceso de paz de Colombia están los suizos y los noruegos.

 

-¿Cómo podemos fortalecer España?

-Por lo pronto no podemos reducir en educación, sanidad e investigación. Si yo fuera un empresario extranjero no vendría a invertir. El país requiere instituciones serias, sin corrupción y que la ley, sin cambios,  se aplique para todos. Todo eso es solidez, estabilidad, futuro.

 

-¿Nuestra mala imagen parte del 11-M?

-No, en aquella ocasión hubo una oleada de solidaridad hacia nosotros, como ha pasado con París. La mala imagen ha venido con los escándalos de corrupción, las cifras de paro. Menos mal que en estos años teníamos a los deportistas. Éramos un país que había maravillado al mundo por la Transición...

 

-¿Qué nos pasó en 2004?

-Todo el mundo jugó a lo suyo. Yo era responsable del CNI y tengo la conciencia tranquila de que no se pudieron atajar  los atentados, pero se trabajó bien en otros casos. No hubo conspiraciones extrañas. Yo llegué un mes antes del 11-S y me fui un mes después del 11-M. Entre ambas fechas afrontamos la emboscada de los ocho agentes de Iraq o el atentado en Casablanca...

 

-La crisis de Perejil se sigue tomando a broma.

-Porque hay gente que sigue sin entenderlo. Es una islita con cuatro cabras pero ahí se jugaba el principio de todo. Si no impedíamos esa ocupación ilegal íbamos a invitar a los marroquíes a equivocarse más tarde. 

 

-¿Debemos seguir reclamando Gibraltar?

-La mejor forma de reclamar Gibraltar es elevar el nivel de vida en todo el Campo de Gibraltar, cuando a los llanitos les interese más ser de La Línea que del Reino Unido.

 

-Largo lo fiáis, entonces.

-Es política de muchas legislaturas. La política exterior debe estar pactada.

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