F. Grande-Marlaska. Pdte. de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional

"La corrupción representa la máxima deslealtad"

  • El conocido jurista, firme defensor de los derechos de los animales, acaba de publicar un libro autobiográfico, 'Ni pena, ni miedo'.

Grande-Marlaska (Bilbao, 1962), casado en 2005 con Gorka Gómez, es un firme defensor de los derechos de los animales. Le gustaría "ver extinguidos todos los festejos populares donde se utilizan los animales", acorralados por una masa azuzante. Sobre las corridas de toros, entiende que despiertan "sentimientos de contradicción", con la liturgia en torno a la celebración. Lo que pide al respecto es que "al menos no haya dinero público sufragando estos acontecimientos".

-Acaba de publicar un libro autobiográfico, Ni pena, ni miedo (Colección Ariel) ¿hubo mucho pesar y miedo en su juventud?  

-No, no he vivido ni con miedo ni con pena. La educación que recibí es que se sale llorado de casa. Yo asumía que había que adaptarse a la realidad y buscar herramientas para el futuro.

 

-¿Su opción sexual le causó dolor? ¿Se liberó cuando anunció públicamente su homosexualidad?

-Cuando lo anuncié no fue por cuestión personal, sino social. No lo vivía ni con dolor ni con negación de mí mismo, sino con el silencio. En ese sentido lo vivía con diferencias con la familia, con mi madre, que es un  referente para mí. En la  entrevista a Rosa Montero en 2006 lo tengo todo superado. Ya había creado mi vida, sabía cómo quería vivir. No era por una necesidad mía. 

 

-¿Vivía con miedo el terrorismo en  Bilbao al sentirlo tan de cerca en su familia, con su padre policía?

-Por desgracia en toda España hemos vivido el terrorismo, pero nosotros, en el País Vasco, lo vivíamos en su integridad. Era una patología. Había mucho silencio en la sociedad, aunque se rechazara en privado. Hubo un momento en que se mostró su oposición de manera pública. El primer elemento fue Gesto por la Paz, a principios de los 90, con las concentraciones ante cada asesinato. Y el punto de inflexión fue con Miguel Ángel Blanco.

 

-A estas alturas han quedado atrás lacras que nos parecían irresolubles.

-El Estado de Derecho venció a ETA. Y se han alcanzado otros logros sociales que no tienen que ocultarnos que hay otros retos, que siguen existiendo agresiones homófobas, más violencia terrorista. La guía siguen siendo los valores de la Ilustración.

 

-Temió que por su condición sexual alguien intentara acabar con su carrera.

-Yo nunca he temido que me desacreditaran por mi sexualidad. Era cuestión de ir tomando herramientas y adaptarme a las circunstancias. Por ahí no tenía miedo que nadie me atacara.

 

-¿Y al sentirse objetivo terrorista?

-Nunca he tenido miedo. He sido más bien imprudente. Al ser de Bilbao siempre había vivido el terrorismo de cerca. Al ejercer allí de juez, de manera inconsciente sabía que estaría en la diana. Lo asumía. Sabes que tienes muchos boletos. Yo no juzgaba a etarras pero llevaba asuntos paralelos, detenidos, desórdenes públicos. No es que me apeteciera ser objetivo de ETA, pero sabía que tenía  probabilidades.

 

-¿El gremio de jueces está muy dividido en bandos, como se desprenden en las críticas hacia usted desde Jueces para la Democracia por Conde Pumpido y la causa de Rita Barberá?

-Hay asociaciones, pero no hay bandos. En este caso ha existido una mala interpretación de mis palabras. Creo en la independencia de todos los jueces. ¡Cómo no voy a creer en la imparcialidad de Conde Pumpido! Y en la de los otros 5.500 jueces españoles. Por mi parte, no voy a alimentar esa polémica.

 

-¿Las asociaciones no esconden intereses particulares y políticos?

-No estoy vinculado a ninguna de las cuatro asociaciones, pero eso no quiere decir que no les reconozca que tienen un papel importante. Manifiestan la preocupación de los compañeros, participan en la formación de los jueces...

 

-Como vocal del Consejo General del Poder Judicial ¿Nos asegura la independencia de la Justicia?

-Sí, la Justicia es totalmente independiente. Las críticas se enfocan a veces en los 20 vocales, pero hay más de cinco mil  jueces, que son los que resuelven los problemas, y le garantizo que son independientes. El Consejo acomete labores de inspección, de regulación y a través de la representación política los nombramientos quedan más reglados. Que las fuerzas parlamentarias intervengan en el nombramiento de los vocales me parece razonable, porque representan la soberanía popular. Tiene que ser así. Hay quienes aspiran a altos cargos y deben contar con avales. Todo  cargo debe ser susceptible de un examen detenido.

 

-Hay compañeros que piden más medios para actuar mejor contra la corrupción  ¿está de acuerdo?

-Sí, necesitamos más medios materiales y personales, pero los jueces están acometiendo un trabajo encomiable, sólo hay que observar las  investigaciones que se están desarrollando y  juzgadas en un tiempo razonable. En unos días comienza el juicio de las tarjetas black y la pieza principal de Gürtel. Si llegan más medios, mejor.

 

-¿Cree que se articula bien la  instrucción del caso de los ERE?

-Los ERE es un caso complejísimo, con investigaciones mastodónticas. Pero todo se está llevando adelante...

 

-¿Entiende que la gente desconfíe del sistema ante tanta corrupción?

-La corrupción es tan negativa como el terrorismo porque ambos  hieren el Estado de Derecho. La corrupción representa la máxima deslealtad. Hay un magistrado de la Corte Suprema italiana, Luigi  Marini, que analizó que la mafia recaudó más inoculándose en la administración que ejerciendo la violencia. Por eso hay que dar más medios: si la gente ve que la ley no se cumple, que no actúa la Justicia, la corrupción aumenta. También hay que actuar en la prevención, con mayores controles. Atajar la corrupción en la fases previas, en las contrataciones, con procesos más rigurosos y transparentes...

 

-¿Este país está judicializado y por esos los tribunales se desbordan?

-Puede que se vaya con prontitud a los juzgados. A mí me parece que es un síntoma de confianza. Para evitar la saturación ya se vio que las tasas no eran la solución.

 

-¿La Ley de Amnistía fue acertada? ¿Se cerró en falso la Transición?

-La Transición fue un éxito, pero no fue perfecta. Que en tan poco tiempo pasáramos de una dictadura a saber convivir en democracia fue un logro y, por supuesto, la Ley de Aministía ayudó. Pero nadie puede dudar que con la Ley de Memoria Histórica se da una satisfacción a muchos  familiares de víctimas.

 

-En su libro habla de la prohibición del burka.

-Hay determinadas cuestiones de la ética privada que no pueden menoscabar la ética pública. Si generamos valores de libertad, igualdad, fraternidad,  se cuestionan determinadas prendas que ponen en tela de juicio los valores  de la libertad individual.

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