Salud sin fronteras

José Martínez Olmos

Polimedicados

UN paciente polimedicado es aquella persona con una o varias enfermedades crónicas y que toma más de seis medicamentos, diariamente y de forma continuada, durante un período igual o superior a seis meses. En España esta situación afecta al 34,2% de los ancianos que consumen fármacos a diario.En Reino Unidos esta cifra alcanza el 32% y en Estados Unidos se acerca al 50%.

En la actualidad, la prevalencia de pacientes polimedicados es cada vez mayor y en general, es una situación que afecta a personas mayores; desde el punto de vista de la salud, la polimedicación se asocia a un incremento de los problemas relacionados con los medicamentos.

Estos problemas relacionados con los medicamentos están vinculados al tratamiento farmacológico del paciente e interfieren o pueden interferir con los resultados esperados en su salud, generando situaciones negativas por problemas de salud insuficientemente tratados o prevenidos.

También pueden condicionar una falta de eficacia preventiva o terapéutica de medicamentos correctamente indicados o interacciones entre medicamentos o incluso, reacciones adversas de medicamentos. Estos problemas condicionan en ocasiones un incremento de ingresos hospitalarios innecesarios o una elevada morbi-mortalidad por medicamentos.

En definitiva, problemas de salud y uso ineficiente de los recursos sanitarios.¿Qué hacer? Es evidente que no se puede cerrar los ojos a esta situación sobre todo porque en la mayor parte de las consecuencias son situaciones prevenibles.

Se pueden prevenir con un adecuado seguimiento de los tratamiento usando la metodología definida para estas situaciones por los expertos en medicamentos: los farmacéuticos.

El seguimiento de los tratamientos es imprescindible hacerlo por parte de todos los profesionales que contactan con el paciente polimedicado: enfermeras, farmacéuticos y por supuesto, médicos que son los que definen los tratamientos necesarios.

Se requiere usar conocimientos, aplicar metodología, trabajar en equipo y dejar a un lado las actitudes sectarias que a veces se dan entre las profesiones sanitarias.

El paciente debe ser el centro de las actuaciones sobre todo cuando hay daños en la salud que pueden prevenirse y/ o detectarse precozmente.

Y en esta tarea, el farmacéutico es la figura profesional más relevante que debe tener el adecuado espacio para realizar su aportación profesional al equipo de salud para beneficio de los pacientes.

Todo mi apoyo a esta línea de trabajo que sólo aporta beneficios en salud y en eficiencia del gasto.

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