Salud sin fronteras

Medicamentos y asistencia

LA calidad asistencial es un elemento clave en la prestación de servicios sanitarios. Buena parte de los procedimientos de trabajo y de los esfuerzos organizativos en el ámbito de la sanidad van orientados a la búsqueda de la excelencia en la calidad asistencial.

Calidad no es otra cosa que hacer bien las cosas y, en sanidad, hacer bien las cosas es hacerlas en base a la evidencia científica.

En el mundo de la salud una de las herramientas más utilizadas para luchar frente a las enfermedades y sus consecuencias la constituyen los medicamentos. La utilización de medicamentos en la práctica clínica en la actualidad es una realidad constante.

Muchos pacientes y en especial, los afectados por enfermedades crónicas necesitan medicamentos para su enfermedad o sus enfermedades.

Y el uso correcto de la medicación entendida esta desde la indicación y prescripción hasta el consumo en las dosis y pautas indicadas, es una variable fundamental para la calidad asistencial en estos casos en los que los pacientes necesitan medicamentos para mejorar su salud.

Hay ya muchos estudios que ponen en evidencia la existencia de resultados negativos en salud (técnicamente se llaman RNM) y que son atribuibles a la medicación. Y cuando hay resultados negativos en salud por el uso de los medicamentos, hay que luchar frente a ellos porque esos estudios demuestran que en muchas ocasiones se pueden prevenir y en otras ocasiones se puede actuar evitando las consecuencias.

Es por eso que, atendiendo a las cifras (por ej. alrededor de un 30% de las urgencias causadas por RNM), este es un problema de salud relevante que requiere respuesta en forma de estrategias de calidad mediante la metodología adecuada.

La atención farmacéutica y el seguimiento farmacoterapéutico, ofrecen respuesta a este desafío que tienen hoy muchos sistemas sanitarios y en especial, en el colectivo de pacientes crónicos y polimedicados.

Al ser un elemento de trabajo que claramente puede ofrecer mejoras en la calidad asistencial y con toda seguridad ahorros en los costes de la atención sanitaria, merece una acción decidida desde los servicios de salud.

Y en este asunto, de nuevo aparece la necesidad de trabajar desde el enfoque de trabajo de equipo con el que deben abordarse cuestiones que son complejas al implicar diferentes niveles de atención y diferentes enfoques profesionales.

Médicos, enfermeras y farmacéuticos deben trabajar juntos en el abordaje de la prevención y la atención a los problemas de salud derivados del uso de medicamentos.

Y deben hacerlo aprovechando las experiencias en marcha en los diferentes servicios de salud de nuestro país e incluso en otros países que tienen idéntica problemática.

Los medicamentos son un buen recurso para la salud y nos han aportado muy buenos avances frente a las enfermedades: ello no obsta para establecer la prioridad en hacer posible un uso adecuado de los mismos para garantizar la calidad asistencial.

Los pacientes merecen una respuesta inteligente desde el sistema de salud y los profesionales sanitarios de las profesiones citadas pueden aportar mucho en ese objetivo de excelencia en la calidad asistencial.

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