Feria de Jerez

Bohórquez pierde su apuesta por el indulto de 'Pajarero'

  • El jerezano fuerza un pañuelo naranja pero suenan los tres avisos · Diego Ventura se alza con el triunfo en una tarde de rejones tibia para Hermoso de Mendoza

Transcurría con placidez y agrado la corrida hasta el tercio de muerte del cuarto toro. Bohórquez había templado al noble y suave primero en una faena medida y pulcra que tuvo su brillo y fue premiada con la oreja.

Hermoso había lidiado al segundo con éxito y un “Chenel” de excepción pero dio la impresión de que andaba con menos gas y con más tibieza que en otras tardes grandes, y es que no es ese el aire al que nos tiene acostumbrados en Jerez.

Seguía la tarde su amable curso cuando Ventura en el tercero fue un ciclón y pisó a fondo el acelerador. Sería el triunfador y esta vez  le ganó la partida al navarro.

Pero en el cuarto fue el lío. Un toro noble, que –como sus hermanos– se había dejado con nobleza, aunque cierto es que alguna vez los astados habían mostrado algún desinterés y poca fuerza. Pero Fermín  disfrutó con el toro, con cites largos de plaza a plaza, provocando de largo la embestida con el caballo alzado de manos y poniendo ganas  y arrojo en sus maneras.

Le gustó el toro, tal vez encontró en las embestidas eso que está buscando como ganadero pero era juez y parte. Señalaba el toro al público para que el tendido también apreciara lo que veía él en el astado y apostó por el indulto.

Pedía casi un imposible ya que el indulto no está permitido para rejones, donde no hay picadores. Parte del público  –sombra– entró en complicidad con el jinete y se sumó a la petición. Otra parte se mostraba indiferente, otra extrañada, aquellos, en sol, se contagiaron pidiendo el perdón.

El presidente, Rafael Carrero, hizo ostensible su gesto de que no iba a sacar el pañuelo naranja y corrieron los minutos reglamentarios. Fermín no entraba a matar, insistía, pedía al palco el indulto, apelaba. Algún familiar hablaba con el usía. La única posibilidad: que el público soberano pidiera con fuerza el indulto, no se produjo.

Como prueba de convicción el jinete jerezano sacó una muleta pero aquello no fue concluyente, el público se dividía cada vez más y el presidente se mantenía en sus trece mostrando amenazador el tercer pañuelo.

Y los minutos corrieron sonando los tres avisos con el aplauso de un sector que pedía la muerte del toro. Bohórquez no se retiró, fue a “Pajarero” y simuló con un rejón quebrado dos entradas a matar.

Los cabestros se llevaron al toro al corral y se acabó la historia de “Pajarero”, toro al que Fermín, como su lidiador y criador le apreció cualidades que a algunos se nos escaparon, entre ellos al Presidente que era a quien había que convencer. Fermín apostó por el indulto y perdió un triunfo cantado ante un buen  toro al que sin duda sus partidarios le hubieran pedido los honores de la vuelta al ruedo, pero no el indulto.

Hermoso confirmó con su segundo el tono que empleó ante su primero, fallando al matar  a este quinto que se desfondó buscando los adentros. En ese trance el navarro sí que puso de su parte.

 Ventura cerró con otro triunfo, tirando de toda la cuadra y repertorio, ante el cierra plaza, toro que brindó a su Bohórquez.

“Maletilla”, “Distinto” y “Morante” formaron línea de ataque junto con “Cantú”  sobresaliendo con los pares esperando al toro y cambiando en mínimo terreno. Ya en su primero había rayado a gran altura con “Sueste”  cambiando en un palmo de albero.

Al final, Ventura y el ganadero salieron a hombros, la corrida había dado buen juego y posibilitó los triunfos, pero “Pajarero” no murió en los medios, ni fue al despiece entre aplausos: no era un toro ganador.

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