José Piñero, hijo de María Juana López, la mujer salvajemente asesinada el pasado sábado, concedió ayer una entrevista a este medio en la que desveló algunos de los aspectos más ocultos del asesino de su madre.

- En el pueblo del agresor, Montellano, aseguran que jamás fue un hombre violento...

- Es completamente falso porque, cuando mi madre dejó la relación al percibir brotes violentos, comenzó a manifestarse como realmente era. Un hombre tan salvaje que llegó a confesar que cuando su esposa estaba enferma en la cama le tiraba un zapato a la cabeza para que se callara. Sencillamente terrible. En su pueblo la gente sabe lo malo que era, pero muchas veces no se puede preguntar en la casa de al lado. ¿Qué te van a decir?

- Se comenta que comenzaron la relación a través de un programa de televisión...

- Sí, pero ambos no coincidieron en la televisión. Se trataba de un intermediario del programa de Juan y Medio que les facilitó los teléfonos para que fuera a un baile para ver si congeniaban.

- ¿Cuánto tiempo transcurrió desde que su madre se percató de los referidos brotes violentos hasta que fue asesinada?

- Muy poco tiempo. Pasaron apenas dos meses.

- ¿Que es lo que más le ha dolido, aparte lógicamente de la muerte de su madre?

- La lentitud de la Ley. El día del asesinato mi esposa telefoneó a la Policía Local en primera instancia y le dijeron que estaban atendiendo un accidente, que no tenían más coches y que llamáramos a la Policía Nacional. No sé si ese tiempo hubiera servido de algo, pero lo cierto es que se perdió un tiempo precioso.

- ¿Cómo fue la actuación del Cuerpo Nacional de Policía?

- Absolutamente modélica. Las mujeres deben confiar en la Justicia y en las fuerzas del orden porque siempre están ahí para ayudarnos. Si las mujeres dudan de la Policía el problema de la violencia de género se agravará aún más.

- ¿Le ha servido de ayuda este acto de apoyo de los vecinos del Pago de San José?

- Muchísimo. Nos sentimos arropados, consolados, apoyados... Ahora todo es muy diferente al fin de semana de su muerte, cuando nos sentimos absolutamente abandonados.

Minutos antes, José Piñero pidió a los vecinos que denuncien las peleas, que rompan puertas si es preciso, "porque una puerta se arregla, una vida humana, no".