Jerez, tiempos pasados Historias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

La aljama, los conversos y el fonsario de los judíos (y II)

  • A finales del siglo XV el concejo de la ciudad optó por ir cediendo parcelas de tierras del fonsario de los judíos, convertidas en solares, para la edificación de casas en ellas, y así fueron naciendo la calle Honsario y demás vías del barrio de La Albarizuela: coincidiendo con la venta a bajo precio de las pertenencias de los judíos, amenazados de expulsión.

DECÍA Hipólito Sancho de Sopranis que "aún después de donado parte del fonsario judaico de Jerez a los dominicos en 1391, quedó a la aljama lo suficiente para la sepultura de los afiliados a la ley mosaica", continuando su utilización durante todo el siglo XIV y parte del XV. Pero un acuerdo capitular del concejo de la ciudad adoptado el 2 de julio de 1459, por los alcaldes mayores García Dávila e Íñigo López, con el alcaide de Tempul, Ferrán Alonso y otros regidores y jurados, concedía al corredor Bartolomé Fernández de la Catalana, un solar en tierra yerma, casi lindando con el fonsario, para que construyese en él; lo que hizo que la aljama protestase enérgicamente por boca de dos de sus representantes, "dos judíos jerezanos de marca", Yucef de Paredes y Samuel Corços, los cuales exigieron la anulación de dicho acuerdo, aportando para ello una cédula real, dictada a petición del procurador general de las aljamas de Castilla y fechada en Córdoba el 28 de mayo de 1455, por la cual se prohibía tajantemente tomar a las aljamas y a sus miembros "sus sinagogas e casas de oración nin sus enterramientos, nin posesiones, por fuerça nin contra su voluntad, antes los defendades e amparades en ello".

El concejo de la ciudad reconoció el atropello y tan solo dos días después de la reclamación dio por buena la misma, anulando la cesión del solar a Bartolomé de la Catalana, dejando las cosas en su primitivo estado.

El 26 de marzo de 1460, Jerez tomó por su adalid a Juan Buñuelo y, éste también pidió al concejo un solar donde construir sus casas, en el fonsario de los judíos, a lo que el corregidor y regidores expresaron su conformidad. Pero, de nuevo, los procuradores de la aljama acuden al concejo y, esta vez, optan por ceder, a cambio de que nunca más se vuelvan a donar más solares. Pero no muchos días más tarde, el 20 de abril del mismo año 1460, el concejo acuerda conceder, con el mismo fin de construir casas, nuevas parcelas en el fonsario y "acordaron e mandaron quel dicho corregidor faga poner en almoneda e faga el remate de todos los solares questa ciudad mandó señalar"…

Visto esto y sentado el antecedente de Buñuelo, Fernández Catalán reclamó se cumpliera la merced que ha tiempo se le había hecho, una vez pensaba habían desaparecido las razones de su anulación, aceptando el concejo dicha reclamación y devolviéndole la merced de cesión de solar, lo que hizo montar de nuevo en cólera a los judíos jerezanos, pese a lo cual éstos llegaron a perder sin más razones, una parte de su fonsario o antiguo cementerio.

Existía ya - dice Sancho de Sopranis - "una poderosa corriente de opinión" contra los judíos jerezanos, la cual "respaldó a los regidores cuando se apoderaron del fonsario", aunque todavía "conservaban amigos y valedores"; y seguían siendo los mejores administradores y recaudadores de las rentas municipales, por lo que "no se podía prescindir de ellos". Y cuando la Inquisición empieza a hacer de las suyas, sembrando el terror desde Sevilla a Cádiz, tras mandar pregonar el 1º de enero de 1483 que todos los judíos de Sevilla, en el plazo de treinta días, vendiesen todos sus bienes y saliesen fuera de los confines del arzobispado, so pena de perder todos aquellos que aún no hubiesen sido vendidos. Y en ese apresuramiento, - según aseguraba el cronista local Benito de Cárdenas -, en medio de una ciudad azotada por la peste, "los judíos de Xerez comenzaron a vender todo lo suyo, en manera que lo que valía cien maravedís, dabanlo por treinta maravedís e ansí todo lo que mucho valía vendianlo mucho de valde todas las cosas".

Incluso se llegó a prohibir por el concejo la compra de "bienes algunos muebles, nin raíces de los arrendadores de Xerez judíos que tyenen rentas della e de sus propios o deben dinero dellas… porque la ciudad no reciba nyngúnd danno ny pérdidas en sus rentas". Y añade el historiador Hipólito Sancho de Sopranis que este acuerdo, de 8 de enero de 1483, prueba que no solamente entonces, sino en años anteriores, los judíos habían arrendado parte de las rentas concejiles de Jerez.

En medio de un caos económico, para la ciudad, y no solo para los judíos, se hicieron distintas gestiones en la corte, suspendiendo los reyes católicos por un plazo de seis meses la orden de extrañamiento de la aljama jerezana; aunque según el cronista Benito de Cárdenas se marcharon muchos judíos, los más pobres, quedándose los más ricos. Dicho con estas textuales palabras: "e fuéronse muchos judíos los que tenían poco caudal e los otros estuviéronse que nunca los echaron más".

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