Jerez

El sector del vino reclama menos aranceles y el jerez, más protección

  • Los empresarios vitivinícolas iberoamericanos lamentan las prohibiciones y restricciones al libre comercio El encuentro pretende ser punto de partida para una gran alianza empresarial

El sector del vino iberoamericano comparte muchas inquietudes, entre ellas la necesidad de suprimir las barreras arancelarias y de cualquier otra índole, así como las trabas burocráticas que frenan el libre comercio. Los empresarios del vino de los países de habla hispana quieren tener facilidades en un mundo globalizado para competir en igualdad de condiciones en cualquier rincón del mundo, pero también quieren sentirse protegidos frente a cualquier agresión, como las que sufren las denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas europeas, entre ellas el jerez.

La supresión de barreras y la protección del origen fueron dos de los puntos candentes del debate iniciado ayer en Jerez en el marco del I Foro Empresarial Iberoamericano del Vino, cita que se desarrollará hasta el sábado en dos jornadas de debate y sesiones de trabajo, a la que seguirá la dedicada a la visita a las bodegas jerezanas.

Más de un centenar de empresarios y responsables institucionales del sector exploran el potencial y los lazos comerciales, culturales y de negocio que existen entre los doce países que integran la comunidad iberoamericana de naciones, a la que este encuentro sirve para establecer un puente de intercambio y diálogo.

La inauguración del foro corrió a cargo de la alcaldesa, María José García-Pelayo, y los representantes de las organizaciones promotoras; la vicerrectora adjunta de Relaciones Internacionales de la Universidad Politécnica de Madrid, María Teresa Arredondo, y el presidente de la Federación Española del Vino (FEV), Javier Pagés.

La alcaldesa, en calidad de máxima representante de la ciudad anfitriona, destacó en la apertura la importancia de un foro que va a permitir situar a Jerez y sus vinos en Europa y en Iberoamérica, en unos días de especial importancia para la ciudad, ya que coincide con los actos centrales de celebración de la designación de Jerez como Ciudad Europea del Vino 2014.

Para la alcaldesa, este encuentro es una oportunidad única para contribuir a que el vino se convierta en un vehículo "que una y tienda puentes entre países" y subrayó que el vino, cuando se consume de manera moderada, "hace amigos, es saludable, genera industria y empleo y crea y hace cultura".

Momentos antes, el presidente de la FEV avanzó durante su intervención en el acto inaugural algunas de las pautas en torno a las que giraría el debate en las sesiones de trabajo posterior. Pese a que el vino es el producto agrícola con mayor índice y volumen de intercambios internacionales, Pagés significó que aún existen "muchas barreras de acceso, muchos prejuicios culturales y religiosos, demasiada ideología detrás de proteccionismos y prohibiciones, pero el fenómeno de la globalización terminará hibridando las culturas y en este entorno podemos esperar que muchas murallas empiecen a caer para el vino", significó Pagés.

Sobre el foro, el responsable de la FEV subrayó la importancia de un sector que representa un gran interés no solo por razones económicas sino también por el valor de su producción, por razones sociales, culturales, históricas y de desarrollo de país. En su opinión, este encuentro contribuye a establecer alianzas y proyectos de colaboración entre empresas iberoamericanas que tienen muchas cosas en común además de la cultura y el idioma, además de ser un punto de partida para una alianza "que esperamos que se afiance en el tiempo en el gran espacio iberoamericano y se consolide en favor de las generaciones venideras".

El problema arancelario y burocrático estuvo en boca de la mayoría de los invitados a las mesas redondas, que hicieron especial hincapié en la necesidad de homogeneizar las reglas del juego, sobre todo en algunos países latinoamericanos que ponen todo tipo de obstáculos -fiscales, de etiquetaje, análisis...- a la importación de vinos, problema en el que bodegueros y responsables institucionales coinciden en el importante papel que puede desempeñar la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), aunque aún hay un buen número de países que no están adheridos a esta organización intergubernamental, caso de México. Y en el apartado burocrático, aprovechando la presencia en el foro del jefe de la Unidad de Vinos de la Comisión Europea, Jesús Zorrilla, las quejas en este caso fueron de los empresarios europeos (portugueses, españoles y andorranos) hacia el encorsetamiento de la normativa comunitaria.

El problema de la protección de las denominaciones de origen e indicaciones geográficas europeas lo sacó a colación el presidente de Fedejerez, Evaristo Babé, quien expuso el "caso sangrante" del jerez en Estados Unidos, donde recordó que hay 126 marcas que siguen utilizando el término sherry, pero las administraciones piensan que el acuerdo bilateral sobre vinos entre la UE y EEUU fue una "magnífica negociación".

Por alusiones, Jesús Zorrilla, significó que pese a que no se logró la protección total de las muchas denominaciones e indicaciones geográficas europeas, encabezadas por jerez, champán y oporto, "conseguimos la congelación sin la que ahora, en lugar de 125 marcas de sherry habría 350".

El jefe de la Unidad de Vinos de la UE, y experto en asuntos bilaterales con Mercosur, México, Perú, Colombia, China, India, países del Mediterráneo y Balcanes, destacó el "sacrificio" merecía la pena, ya que a cambio se han multiplicado las exportaciones a EEUU, que "es el primer mercado para el vino de Europa".

Latinoamérica no figura entre los principales compradores de vino europeo, pero su potencial es indiscutible, sobre todo en países como Brasil, México y Colombia, que si bien tienen un consumo per cápita muy bajo, registran en los últimos años un enorme incremento de la clase media, que en Brasil alcanza el 30% en los últimos cinco años.

Pero el problema en muchos de estos países son los aranceles y demás barreras, que no es el caso de México, donde el sector y el Gobierno estudian ampliar su superficie de viñedo desde las apenas 4.000 hectáreas que hay actualmente dedicadas a la vinificación hasta dos millones de hectáreas.

Precisamente, el anuncio realizado por el director general del Consejo Mexicano Vitivinícola, Ramón Vélez, dio pie a otro debate, en el que los empresarios del vino europeos se preguntan si Europa no va con el paso cambiado con la prohibición de plantación de viñedo, que enlaza con los anteriores programas de arranque de viñedo.

Según Jesús Zorrilla, las subvenciones al arranque, como a la destilación de vino, forman parte del pasado de la política europea, encaminada a la eliminación de excedentes, ya que el enfoque actual es fomentar la competitividad del sector, las inversiones en las viñas y bodegas, giro que ha permitido a Europa posicionarse en el mercado y que mucha parte del vino que antes se destilaba ahora se exporte y a mejor precio.

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