Una charla con Juan Manuel Corchado

"Ahora hay quien es de profesión político porque no tiene otra cosa"

  • El ex alcalde que dimitió el mismo día que Suárez visitó Jerez

Llega con tiempo y tiene la mirada fija en la puerta del Zoo. ¿Por qué habrá querido hacer la entrevista aquí? Curioso. Responde: "Me trae buenos recuerdos, mis primeros recuerdos en la política cuando fui concejal de Parques y Jardines. Entre unos pocos levantamos esto y hoy, mira lo que es hoy".

Juan Manuel Corchado ha sido político y siempre será maestro. Profesor con oposición, nació en la misma casa que La Paquera, aunque para "mi desgracia" tiene poco arte para el toque y el cante. "Lo de aquella casa era una juerga continua, siempre había baile, pero nada, no se me pegó nada", dice. Hoy, sentados en un banco de la 'Plaza de los Pandas' y tirando de 'pastillitas' Juanolas para aclarar la voz, este político, alcalde (78-79) y profesor repasa esos pasajes de su vida que han marcado 'su' historia.

A falta de dinero en casa, terminó la carrera de Magisterio asistiendo a la facultad sólo para examinarse. Se colocó rápido, entrando como profesor en el recién inaugurado centro de La Salle en Cristina. Sus primeros alumnos aún le paran por la calle diciéndoles a sus nietos: 'Él fue mi profesor'. "Me hace mucha gracia verlos acompañados de sus nietos. Antes, profesor y alumno nos llevábamos pocos años", declara entre risas.

Corchado perteneció a la Hermandad de San José de Calasanz, formada por maestros. Con las elecciones de 1974 próximas, los profesores se preguntaron cómo hasta ese momento no había en el Ayuntamiento ningún representante de la educación. En aquellos años, el Consistorio lo formaban tres tercios: el sindical, el de entidades, "que prácticamente era el gobernador civil quien decía los candidatos, y un tercio familiar, que era el que votaba la gente. Por este último nos presentamos dos maestros, y otro por el tercio de entidades. Salimos los tres".

"Fueron ganas de poder hacer algo por la ciudad. Era una política muy diferente a la de hoy, allí estaba un grupo de personas, cada una con su profesión, que se dedicaba a Jerez lo mejor que podía", recuerda.

En su primera agenda se encontraba subrayado y en mayúsculas un Zoológico "totalmente abandonado". Con cuatro animales mal contados y un personal que hacía más de lo que podía, Corchado se encontró con un inexistente cerramiento -"aquí se colaba cualquiera", apunta- y hasta con osos muertos a pedradas. "Esas cosas se daban en cada momento. Pero tuve la suerte de que el encargado de Vías y Obras, Miguel Izquierdo, se entusiasmó conmigo en esto y me prestó una gran ayuda", apunta. Todos los días después del colegio, Juan despachaba en el bar del Zoo con Izquierdo las intervenciones en el parque, como la gran pajarera que hoy aún está y los caminos. Tanta fue la expectación que se creó en la ciudad, que el día que el Zoo abrió tras la rehabilitación, "la cola era tan brutal que tuvimos que dejar que los jerezanos entraran gratis. Fue tremendo. Al poco tiempo, celebramos aquí un congreso de la unión ibérica de zoológicos, con la asistencia de representantes de todos los zoos de España, de Portugal e invitados de otros países".

Corchado siempre ha dicho que fue más un alcalde accidental que por accidente. Al frente del Consistorio estaba Jesús Mantara cuando se bloqueó el proyecto de la Escuela de Derecho en Montealto. Como acto de protesta, la Corporación al completo dimitió, una dimisión que no fue aceptada, como era de esperar, por el gobernador civil. Mantara salió y se pusieron sobre la mesa varios nombres. "Era ya de noche cuando llamaron a mi mujer diciéndole: 'Enhorabuena señora alcaldesa". Al día siguiente cuando entró en el Ayuntamiento, se sentó en el sillón de la Alcaldía como si estuviera en su casa, "no tenía nervios. Llevaba tiempo en el Ayuntamiento conociendo a la gente y empecé como pude".

No tiene la fórmula mágica, pero para Corchado es esencial dar a cada trabajador su sitio. Siempre tuvo claro que si quería hacer algo tenía que tener a los técnicos de su parte. "Ningún concejal que llega de pronto, va a tener más conocimiento de esa área que los técnicos que la están viviendo", reconoce el ex alcalde. Por eso, no era extraño ver cómo al finalizar la jornada, los técnicos principales de su departamento entraban en el despacho para tomar una copita de oloroso con frutos secos. "Sin más. Ahí era cuando pasábamos revista al día, y creo que aquello daba resultado, se sentían valorados. La gente veía que se le preguntaba, que daba su opinión y yo nunca tomé una decisión sin sus informes", declara.

Lo tuvo claro y por eso no entiende las peleas de hoy entre gobierno y plantilla municipal. "No creo que ni los políticos de ahora ni ningún otro, quiera llevarse mal. Otra cosa es que se vean obligados, por las circunstancias, a tomar medidas poco populares", apunta el profesor, haciendo clara alusión al ERE del Ayuntamiento. Sobre los despidos ahonda: "Creo que debería haberse buscado otra solución que no fuera despedir a tanta gente. No sé si era posible, quizás no había otro remedio, quizás no había dinero para pagar..., no sé. Y que la plantilla está sobredimensionada..., pues seguramente sea verdad".

Todo ha cambiado desde que él formó parte del Ayuntamiento. "No teníamos sueldos, cada uno tenía su profesión y ahora están las personas que son de profesión político. No lo critico, pero no es igual. Sobre todo cuando hay, y los hay, que lo que quieren es engancharse a eso porque no tienen otra cosa".

Y es que antes por no haber, no había ni sindicalistas más protagonistas que los políticos. "¿Siglas? Allí no se conocía quien era y quien no. Y hasta en la primera legislatura de Pacheco, yo mismo tuve delegación. Fue decir un todos vamos a trabajar y fue el gran éxito de Pedro para luego ganar y llevarse las elecciones de calle", declara.

Su relación con la familia Ruiz Mateos nunca la ha escondido. Es más, mantiene que se siente "orgulloso" de haber hecho hijo adoptivo a José María Ruiz Mateos cuando fue alcalde. "He quedado totalmente sorprendido de este final, no me lo esperaba. En aquellos tiempos había hecho mucho y estaba haciendo por Jerez. Por eso, cuando llegó aquella petición la apoyé y me siento orgulloso de haberlo nombrado hijo adoptivo. Si luego las cosas se han torcido…, pues bueno. Es muy difícil analizar lo que ha pasado, quizás no supo pararse a tiempo o abarcó más de lo que podía. Lo sentí mucho".

Pasa por delante de la gran pajarera y no puede evitar sonreír. Se sorprende de los cambios, le gustan. La última vez que entró aquí fue cuando se inauguró el busto a Alberto Durán y ahora, sentados frente a los flamencos -"ni con estas se me pega el arte", bromea- recuerda que el día que presentó su dimisión como alcalde para poder presentarse a las elecciones fue el 17 de febrero de 1979, el mismo día que Adolfo Suárez visitó Jerez. "Yo fui a recogerlo, pero ya no era en condición de alcalde. Fue tremendo lo que se vivió aquella mañana, una marea de gente como nunca había visto. Echo la mirada atrás y me sorprendo de cómo ha cambiado la política. Ahora no volvería, estoy muy a gusto cuidando de mis nietas", reconoce. Hoy, a este profesor, concejal y alcalde hay que sumarle el título de abuelo. Y de éste, "no me canso ni loco".

Juan Manuel Corchado posa, días atrás, junto a la zona de los flamencos del Zoo.

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