Aunque en términos generales las familias han optado por ser más realistas y, en caso de no tener puntos suficientes, decantarse por otras opciones de centros menos demandados, todavía existen muchos casos en los que la igualdad de puntuación alarga el proceso de admisión en muchos alumnos, principalmente los que se incorporan al sistema educativo.

Ante esta situación y una vez pasado el plazo para presentar alegaciones, los alumnos que tengan la misma baremación recurrirán, como última opción, al habitual sorteo, que se lleva a cabo desde hace ya cuatro años. En él se obtendrá un número natural que se  multiplicará por el número total de solicitudes empatadas, eliminando los decimales y sumándole 1. Este número será el que determine el orden a partir del cual se asignen las plazas  vacantes.

Hay que recordar que la baremación otorga 16 puntos por hermanos en el centro; por domicilio familiar distingue entre zona área de influencia del centro, 14 puntos; y zona limítrofe, 8 puntos. Por domicilio laboral, 10 puntos por área de influencia y 6 puntos; por trabajo de padre o madre en el centro, 3 puntos; por renta anual familiar, hasta 2 puntos; por discapacidad, hasta 2 puntos; y por familia numerosa o monoparental, 2 puntos.

Esta estructuración no cuenta con el respaldo de muchos padres, que ayer, a la salida de las listas provisionales, seguían mostrando su indignación. Muchos no entienden que una familia monoparental tenga mayor puntuación que una familia normal. Otra de las protestas más comunes aparece en el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples, el conocido Iprem, al comprobar que muchos autónomos modifican sus ingresos de tal forma que “al final consiguen la mayor puntuación”, se oía en una de las conversaciones típicas de algunas madres en el tablón de anuncios de un centro.