Programación Guía completa del Gran Premio de España en Jerez

milagrosa gavilán pérez. concursante de 'masterchef'

"Al Rey le pongo mi berza con pringá y se le quedan las 'patas' tiesas"

  • La jerezana relata su "magnífica experiencia" en el programa Aunque tiene ofertas de trabajo, su objetivo más inmediato es abrir un comedor social en Jerez

Abre la puerta de su casa en chanclas y con el pelo a medio secar. Una llamada de su compañera Churra le ha retrasado. Mientras se disculpa y pide permiso para terminar de arreglarse, su madre, en el porche, cuenta mirando por encima de las gafas lo mal que lleva que la reconozcan por la calle después de participar con su hija en 'Mastechef'. Entre los barrotes de la ventana de la cocina se cuela el olor a berza que está preparando en ese momento y parece haber dejado a fuego lento para ambientar y dirigir una entrevista en la que deja claro que le llamen Mila en vez de Milagrosa.

-Mila, ¿cómo surge la aventura de 'Masterchef'?

-Surgió por una sobrina que viene mucho a casa. Cada vez que venía se volvía loca con la comida que yo le hacía, le hiciera lo que hiciera. Un día comentando el programa me dice: 'Tita, yo te apunto en la próxima edición de 'Masterchef''. El día que salieron las bases del concurso me pidió los datos. '¡Anda tita, si a lo mejor ni te llaman!'. Y me apuntó. Claro, llegó la sorpresa, el primer casting telefónico que duró dos horas.

-Me da que esa prueba la pasó con nota.

-¡Claro! Estaba yo más natural al no tener las cámaras delante. Expliqué cómo vivo la cocina y me enviaron otro casting vía e-mail en el que tuve que mandar fotos, recetas... Después vino la prueba de Sevilla. Presenté mi berza con una manita de cerdo rellena de pringá que te morías de buena y bonita. Les gustó mucho y bueno, no esperaba una más porque más de 9.000 personas que se habían presentado en toda España.

-Y fue una de las elegidas.

-Una semana justo después me llamaron para el 'macrocasting' de Barcelona. ¿Y ahora qué hago yo allí con más de 500 personas, me van a elegir a mí, precisamente? Bueno, ya que estaba hice mis alcachofas típicas jerezanas con jamón y allá que me voy. Aquello era impresionante, parecía como el que iba a la playa a Valdelagrana en la época de mi madre, cuando yo era pequeña, con las neveras, los bolsos... Me tocó una de las últimas mesas y yo pensaba que ni de coña iba a llegar una cuchara hasta mí. Sin esperármelo, Jordi (Cruz) aparece y me dice que si me merecía una cuchara. Por supuesto le dije que sí, y a partir de ahí fue todo rodado.

-Y llegó la prueba de fuego.

-En el siguiente casting ya teníamos que cocinar delante de todo el mundo. Allí sí que triunfé con mi arroz con tagarninas esparragadas y gambas. Yo sabía que estaba bueno, pero no para tanto. Y claro, cuando Jordi no supo qué eran las tagarninas, todavía más gorda me puse. ¡Que un chef con tres estrellas Michelín no supiera qué son unas tagarninas...! A partir de ahí fue todo muy rápido, decir que entraba, medirte, hacerte las fotos... Bueno, ya como una artista casi.

-¿Dónde aprendió a cocinar?

-De mi madre, lógicamente, pero también de mi suegra, de un cuñado con el que preparo muchos platos y, ¿por qué no decirlo? Hay que ir a los sitios a comer para aprender hablando con los dueños de los restaurantes y compartir recetas y trucos.

-¿Es consciente de que se ha ganado al público en su paso por el programa?

-Yo sé que soy una persona sociable porque llevo desde los 16 años trabajando de cara al público y me gusta mucho el trato con la gente, pero nunca creí que iba a vivir como un Gran Hermano, un campamento a mis 51 años. Ha sido como volver a mi edad de campamento junior.

-¿Y cómo ha sido la vuelta a la realidad?

-En principio te choca, porque de estar encerrada dices, ¡pero bueno! ¿Qué ha estado pasando aquí? Pero la gente me ha acogido muy bien, todos me han valorado positivamente y me han dicho que he dejado a Jerez en buen lugar. No me paran como a una famosa, sino como a una vecina.

-¿Y con su familia?

-Mi marido está orgullosísimo, me lo dice todos los días. Él no es de tanta televisión ni realities y yo decía, verás tú a ver si se desvirtúa mi paso, ¡pero qué va!

-¿Ahora le exigen mejores platos tras su paso por el programa?

-¿Sabes qué? A veces cocino algunas recetas de lo que aprendí de mis compañeros, que tienen una cocina más exótica, con más pique o más especias. Mi hijo me dice: '¡Mamá, vuelve a lo que tú eras, que ya cocinabas bien!'.

-¿Influye mucho el cambio de cocinar en solitario a hacerlo delante de las cámaras?

-El cambio es tremendo, aquello es muy fuerte. Yo me veo en la tele y parece que tengo un palo metido por la espalda. ¡Qué seria! Eso sí, una vez que te vas habituando y hablando con los compañeros, la cosa va a mejor.

-Menudo rebote se ha pillado la gente con su expulsión.

-Nunca me vi vencedora, me veía muy bien y contenta con mis compañeros y bueno, ¡hasta donde llegue llegó! Cuando me dieron el delantal dorado de mi madre ya me sobraba todo lo demás porque no había mayor orgullo.

-¿La vamos a ver más en el programa?

-Me van a ver más y verás cómo les va a gustar. Hay grandes compañeros y a todos los quiero, pero para mí Vicky y Mateo son mis niños y ganadores absolutos.

-Tiene en ciernes un proyecto muy especial con la ciudad llamado 'Tú puedes, Jerez'.

-Me han ofrecido ser madrina de un comedor social que va a abrir en Jerez y estoy encantada. ¿Qué mejor que darle de comer a mis jerezanos para que no pasen hambre? Jerez es la cuna del paro, y no habiendo trabajo hay mucha hambre y necesidad.

-¿Volverá a comer a algún restaurante mexicano?

-A mí me gusta mucho comer en restaurantes de fuera, pero no he cocinado nunca esas recetas porque el pique no me llama la atención. ¡Ya tengo fans que me han invitado a México a darme a conocer sus recetas! Y una cosa te digo, como pueda me voy.

-Si viniera a comer el Rey a su casa, ¿qué le pondría por delante?

-Al Rey le pongo la berza con pringá que tengo ahora mismo al fuego y se le caen dos lagrimones y las piernas se le ponen tiesas.

-¿Y de postre?

-De postre hago unos mangos caramelizados con flan que te mueres de buenos que están.

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