Jerez

Defensa personal para recuperar la autoestima

  • Suman 500 las mujeres, víctimas de agresiones por parte de la ex-pareja, que se acogen a la protección y seguimiento de la Policía Nacional de Jerez

'Más vale maña que fuerza' pero, ¿y si el hombre tiene la fuerza y la mujer no sabe ejercer la maña? Los casos de abuso y violencia de género hacia las mujeres siguen aumentando aunque los cuerpos policiales e institucionales pongan todo su empeño en frenarlos. La información y ayuda dirigida a la mujeres cada vez mayor pero mientras que los trámites burocráticos siguen su curso, lento y desesperante, existe una opción que cobra cada vez más peso: optar por realizar un curso de defensa personal destinado íntegramente a las mujeres.

Miedo al salir a la calle o una sensación extraña que te intimida, sin razón alguna, mientras paseas son razones suficientes para acercarse a un gimnasio acreditado o instituciones oportunas para informarse sobre estos cursos. Pero hay vidas, porque la palabra 'situaciones' se queda insulsa ante el gran periodo de tiempo que dura la tortura, que se ven tan afectadas por el miedo y sufrimiento físico y psíquico que precisan urgentemente poner una solución. Un ejemplo de posible medida ante la cura es la labor que hace la Policía Nacional, y en particular 5 o 6 policías que analizan el estado de riesgo de las mujeres maltratadas, haciendo todo lo posible porque su seguridad aumente. Esta colabora, en cuestión de defensa personal femenina, con la Asociación Deportiva Kyu- Dan. Pedro Delgado, su presidente, colabora desde el principio de su pasión deportiva con los miembros de la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección (UPAP) con un objetivo claro: en la lucha contra la violencia de género y el maltrato de la mujer, ayudar a que las protagonistas vuelvan a cobrar las ganas de vivir. Insertas en el programa de seguimiento policial se encuentran más de 500 mujeres que han sido víctimas de antiguas parejas y, en diferentes niveles, se encuentran bajo una valoración jurídica y policial de alto riesgo.

Pedro Delgado, ante la catastrófica situación jerezana, patentó una iniciativa pionera en España por lo referente a la colaboración policial. Decidió de esta forma dirigir cursos de defensa personal con una duración de un mes. El último, realizado en marzo, se pondrá en pie de nuevo en las instalaciones de la comisaría alrededor de octubre.

Las expectativas son las mejores y los resultados se ven en la calle, aunque por desgracia tenga que ser así. "Una joven, muy pequeña alumna que tengo en clases de karate me vino un día diciendo que había puesto en práctica una técnica de defensa cuando intentaban meterla en una furgoneta". Felicísimo Díez, director del gimnasio jerezano Kimé, lleva toda una vida por y para las artes marciales, el kárate en particular, e instruyendo al cuerpo de marines en la Base Naval de Rota, el cuerpo policial de Jerez y prestando su sabiduría deportiva en todas las modalidades. Desde su debilidad, el kárate, y comentando las prácticas ante la violencia de género, Felicísimo advierte que las técnicas que se practican y enseñan en los cursos específicos buscan la defensa ante cualquier posible agresión. Una de las habilidades que se practican en los cursos de su gimnasio en lo referente a la defensa personal de las mujeres, pudo realizarla esta pequeña de kárate al tirarle un hombre del brazo y quererla introducir en el vehículo.

El objetivo que se puso en un principio Felicísimo Díez fue una respuesta a "cómo está la cosa hoy en la calle y ante las situaciones que se han encontrado las chavalas y mujeres". Al principio estos cursos tenían poca acogida. Las razones pueden ser las mismas que las que aparecen cuando hablamos del porqué una mujer no denuncia a su pareja cuando poco a poco le va haciendo sentir como lo que no es, nada. Con poquitos conocimientos profesionales como Pedro Delgado, Felicísimo Díez y los policías implicados enseñan a las mujeres y en cada curso que se pueden evitar muchos maltratos. El gimnasio Kimé fue recibiendo en sus inicios unas 5 o 6 mujeres, pero poco a poco, y a lo largo de sus 23 cursos cumplidos, las clases se copan de unas 15 o 20 alumnas. "Los grupos son reducidos para conseguir así una mejor enseñanza y siempre trabajo con una compañera monitora para que las mujeres se sientan más cómodas". El trabajo durante todas las clases es continuo debido a lo específico de su contenido. La metodología consiste en alinear en la práctica y desde la teoría las técnicas que se enseñan. Díez explica que en los cursos no "pretendemos enseñar mil técnicas a la mujer, sino técnicas sencillas que ellas las madures y las retengan". Evitar la agresión y defenderse ante lo que pueda pasar es el objetivo. Pero por el camino se consiguen cosas más importantes que ambos instructores de los gimnasios califican: ganar autoestima. Las mujeres que están 'acostumbradas' a una agresión, que a otras les cogería desprevenidas, poseen debido a sus circunstancias una situación psíquica crítica. Sentirse como personas y saber levantar la cara ante una agresión se consigue poco a poco, y con mucho trabajo en cursos como los que se ofrecen en estos centros.

Lo más importante no se trata de 'pegar al adversario' sino, más bien, saber actuar ante el miedo y responder con la defensa. Díez explica esto y pone un ejemplo sencillo: "en mis clases, muchas veces, los niños chiquititos te dejan k.o. Las mujeres tienen muchísimas posibilidades. Tú imagínate una mota de polvo. Te quedas con el ojo enganchado y ¡es una mota!. Ahora imagínate que utilices tus armas naturales de mujer como son las uñas o los dedos". Elementos humanos que las mujeres poseen en el día a día, como puede ser una barra de labios pueden convertirse en armas fundamentales. "Lo que vamos a hacer es potenciar estas armas con técnicas sencillas. Utilizar las herramientas de la mujer, de tu cuerpo, y cuáles hay alrededor tuya, como es un bolígrafo". El cuerpo posee, como es bien sabido aunque no se ponga habitualmente en práctica, muchas zonas sensibles que pueden dejar a uno fuera de serie si se presiona debidamente. En estos cursos el cómo, cuándo y dónde son dudas que encuentran respuesta a lo largo de los días y con interés más que asegurado. "Una llave, un tacón, la tierra de un campo, cómo mover el codo o una rodilla y saber emplearlos. Se trata principalmente de abrir un campo de visión a la mujer para que ella no piense que no puede hacer nada, lo contrario ¡sí puedes hacerlo! A la vez que aprendes cómo colocarte si te encuentras en una agresión".

Los profesores, con cuidado y la colaboración de monitores, enseñan un protocolo completo de actuación estudiando qué hacer y qué no. La clave en la que se centran los maestros se basa en estudiar los casos para que, si se presenta la situación, una mujer sepa actuar ya que no le es desconocido. 'No darle muchas vueltas a la cabeza y actuar' es lo que verdaderamente se busca ante una situación que sí que es común en la vida de muchas mujeres.

Pedro Delgado, Maestro Nacional y 6º en Dan, combina técnicas físicas, psicológicas y tácticas de seguridad. "Las mujeres, desde los 20 a los 60 años, recorren todas las edades pero destacan las que tienen entre 30 y 45 años. Los cursos de defensa personal son un aliciente para que ellas mismas se superen e incluso se animen a seguir la formación". Desde la Asociación Deportiva Kyu-Dan motivan a las mujeres a que realicen una formación continua de dos años para llegar a ser monitoras de esta especialidad y así, como parte de la función de asistencia que tiene esta y la UPAP, que siga la enseñanza y apoyo a las demás mujeres.

Felicísimo Díez analiza un hecho tan común como el estado de shock en que una persona se queda si sufre una situación de este tipo, nada agradable. "Suele pasar. Una mujer cuando siente una agresión sufre un shock, un traumatismo. Es porque se ha producido un miedo. Pasas por un estrés, tu corazón empieza a latir más veces, titubeas... Es una situación que vive toda persona que pase un episodio de estrés. Intentamos enseñarle a la mujer a que cuando se produzca ese estado no se quede parada y bloqueada por desconocimiento de sí misma. Le enseñamos a salir y saber responder a eso que ya sabe que le ha ocurrido. En definitiva, a conocerse cuando entra en este estado y actuar consciente".

Dos alumnas de Pedro Delgado realizaron el curso de defensa personal como recomendación de su policía encargado de la UPAP. En un estado de recuperación y superación, aunque de lucha continua, ambas usuarias agradecen todo lo que han aprendido. "Pedro nos hacía entender que valíamos para algo, que podíamos hacer algo. Que no debíamos tener miedo, bueno, tener miedo sí pero no pánico de nuestras ex-parejas. Poco a poco nos fue concienciando de que éramos personas y mujeres, y no lo que ellos nos habían hecho creer durante años".

Con 45 años y tres hijos a su cargo, dos niños de 17 y 6 años y una niña de 5, la próxima monitora de defensa personal vivió una relación amarga durante ocho años. El afán de superación, encontrarse en el camino y el gran apoyo del mayor de sus hijos la ha situado donde está. Dentro de una "vida en los juzgados y con más fuerzas que nunca". A su lado, con 35 años y con muchas ganas de ser abuela de su primer nieto, se encuentra también una futura monitora y toda una luchadora. Alejada de Jerez vivió un calvario en Córdoba donde se encontraba, casada durante más de dos décadas, en la ciudad natal de su pareja y familia de este. "Cuando las niñas llegaron a los diez, once años todo cambió. Me mataba a trabajar y algo cambió en él. Al final, lo que vives se lo vas ocultando a todos los que te rodean". Aguantó como la que más. Con toda la familia de su pareja en su contra, cuando por fin decidió poner medidas de por medio, ha pasado situaciones muy difíciles que le han costado la vida propia y la custodia de sus hijas.

Gracias a la ayuda de sus familiares y amigos, las dos alumnas pusieron a las autoridades de por medio y, poco a poco, han crecido por dentro y por fuera, con mucho esfuerzo. Con un dispositivo móvil de la Cruz Roja en el bolsillo recuperan su vida y han aprendido a defenderse con una experiencia provechosa. Todas las medidas, cuanto antes mejor, serán vitales para andar dignas y sin miedo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios