jUAN DEL rÍO mARTÍN. ARZOBISPO CASTRENSE DE ESPAÑA

"Jerez fue la escuela de mi episcopado"

  • Fue obispo de Jerez y durante nueve años ejerció como segundo prelado de la joven diócesis Asidonense a donde ha vuelto para participar en la Semana de Teología

-¿Cómo es la iglesia del Papa Francisco?

-Es la misma que la de Benedicto XVI y la de Juan Pablo II. Es la Iglesia de Jesucristo. Sin embargo, en el tiempo que lleva Francisco de pontificado le ha dado un giro copérnico al rostro del catolicismo haciendo una Iglesia que sea como un hospital de campaña, una casa donde nadie sobra y en la que todos tienen cabida. Al fin y al cabo, una Iglesia más samaritana.

- Se usa mucho la palabra renovación ¿la hay?. Y de haberla, ¿cuáles son las claves?

-Hay una máxima clásica que dice que la Iglesia tiene que estar en constante renovación o, como dice el Papa, la Iglesia a de estar en salida continua porque una Iglesia que se mira a sí misma no puede ser la de Jesucristo ya que la Iglesia nace para servir y evangelizar al mundo.

-¿Cómo ve el papel de la mujer en la Iglesia ahora y en un futuro inmediato?

-El Evangelio de hoy habla de las mujeres que seguían a Jesús, las que le ayudaban en sus bienes. Que un rabí, o maestro como era Jesús, tuviera entre sus seguidores a mujeres, algunas con no muy buena fama como María Magdalena, era romper con los moldes. Las mujeres jugaron un papel importantísimo en la primitiva comunidad cristiana y a lo largo de la historia de la Iglesia. Véase Catalina de Siena en el papel del regreso del Papa de Avignon a Roma. La Iglesia tiene nombre femenino. El Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium utiliza muchas veces a la Iglesia como madre, como esposa, como nodriza que a todo el mundo acoge. Por lo tanto, la Iglesia tiene rostro femenino y el papel de la mujer es igual que el del hombre, solo que cada uno tenemos un ministerio y un carisma distinto. No hay desigualdad entre el hombre y la mujer. Y el que lo diga que lo demuestre.

-Pero entrando en otros terrenos ¿se pueden entender como limitaciones, por ejemplo, el acceso al sacerdocio?

-No son limitaciones. En la Iglesia cada uno ocupamos un papel y la importancia no la da los cargos. No soy yo más importante que una madre de familia cristiana, sí tengo un servicio distinto: el de la predicación y otros, mientras que ella tiene un ministerio que es en la Iglesia doméstica transmitiendo la fe a sus hijos y haciendo presente el Evangelio en las relaciones esponsales y familiares. El Señor quiso encomendar el ministerio que significa la personificación con Cristo, que no olvidemos que es varón, pero no significa discriminación alguna de la mujer. El que haga esa lectura es una lectura sesgada, pero no es una lectura bíblica. Otras cuestiones son algunas praxis que están fuera de tono. En conclusión, la mujer ocupa el mismo puesto que el varón dentro de la Iglesia, pero con servicios distintos. Y muchos cargos en la Iglesia los pueden ocupar mujeres, responsabilidades que no tienen que ser ni curas ni obispos. Pueden ser, por ejemplo, secretaria general de un obispado o presidenta del Tribunal Eclesiástico. Hay mujeres que han jugado un papel importante tanto en la Curia de Juan Pablo II como actualmente.

- Desde su posición ¿cómo observa la situación de la Iglesia en la España actual?

-Desde el punto de vista eclesial, la Iglesia española está viva y joven pese a que muchas veces sólo se acentúan aspectos negativos de crisis como la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas. Pero una Iglesia que es capaz de convocar a más de un millón de jóvenes, que tiene una gran cantidad de instituciones, de universidades, de colegios; una Iglesia que hoy se está volcando en favor de los parados, de los enfermos y de los pobres, es una Iglesia que tiene mucho futuro. Como dice el Papa, quien salva a la Iglesia son los pobres y la Iglesia española está volcada con los más necesitados. E incluso enseñando su patrimonio como es el caso de la exposición que tenemos en la catedral de Jerez, una muestra de como la Iglesia expone lo que ha recibido de generación en generación para que todos, católicos o no, puedan contemplar la belleza de la fe. Eso es lo que expresa ese patrimonio y, en concreto, la muestra por los 750 años. La fe engendra cultura.

- En un asunto de rabiosa actualidad como son las aspiraciones independentistas de territorios como Escocia, fuera de España, y Cataluña en nuestro país ¿qué opinión tiene de esta complicada cuestión?

-Repetiría lo que ha dicho el nuncio, en España cabemos todos y que siempre es una gran riqueza la diversidad existente y que se ha enriquecido precisamente por la unidad de los pueblos. Como dijo el nuncio, la unidad en la diversidad.

-La religión en la aulas sigue siendo una eterna arma arrojadiza en el debate político ¿es buena esa situación para un asunto de tan especial calado?

-Este es un bache en la vida política española. Es hora de llegar a un consenso de no silenciar la dimensión religiosa del ser humano en la enseñanza. Quien quiera silenciar esa dimensión está a un paso de actitudes dictatoriales. La religión no se comprende en la historia de España sin las raíces cristianas. No se comprende la realidad social y política sin la presencia del catolicismo. La religión no es un impedimento para el progreso, todo lo contrario. Una religión sana fomenta la paz y es antídoto de toda violencia. Cuando se usa para la violencia se está profanando el nombre de Dios y a la persona misma.

-La ley del aborto, otro asunto que levanta ampollas y posiciones muy enfrentadas ¿Qué es los más adecuado en estos momentos, una reforma o algunos cambios?

-Este no es un tema religioso, es un asunto humano. Tampoco es un tema católico: el aborto compromete a la sociedad. Hay que defender a la vida desde la gestación hasta el final. Ahí no sólo hay un cuerpo, es un ser que comienza en la vida. Por lo tanto, quien respeta la vida crea progreso.

-Como experto en comunicación, ¿qué opina de los pasos atrás dados, por ejemplo, por Benedicto XVI y el Rey Juan Carlos?

- Primero, es de sentido común. Y en segundo lugar revela una gran generosidad de corazón mirando al futuro, que siempre está en la juventud.

- Como capellán de la Casa Real ¿cómo ha vivido los cambios con el relevo en la Corona española?

-Con normalidad. Al actual Rey lo conozco desde hace mucho al igual que a la Familia Real. Todo se ha vivido con absoluta normalidad tal y como ha sido todo el proceso. Tenemos a un gran Rey como es Felipe VI que sigue siendo el joven que durante toda su vida se ha preparado para esta tarea. Tiene unas ideas muy claras, heredando de sus padres el amor a España y el sacrificio para servirla con una vida dedicada a los españoles. Tenemos a un gran servidor de España y su sociedad.

-¿Qué echa de menos de esta ciudad, Jerez?

-Sería una lista muy larga, como la acogida que me ha dispensado en los nueve años que estuve aquí. No tengo queja de nadie y si me equivoqué en algo, pido disculpas. Fui muy feliz en Jerez me sentí muy cura y muy obispo, donde aprendí a serlo. Jerez fue la escuela de mi episcopado.

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