Historias como las de Koke inundan a diario los informativos y diarios de las costas españolas. Con 17 años decidió tomar la difícil decisión de jugarse la vida sobre una patera y poner rumbo a Tenerife desde Costa de Marfil. ¿Merecía la pena? "Mi país estaba en guerra, no me quedaba otra", explica el joven con una sonrisa tras la que esconde el sinfín penurias que pasó hasta que fue destinado al centro de menores de Arcos de la Frontera, donde ha pasado su primera etapa en España hasta que ha sido mayor de edad. "Ahora estoy bien, en Jerez, y eso es lo que cuenta".

Mientras estuvo en el centro de menores se sacó un curso de electricista "porque me encantaba este sector y la verdad es que me dieron todas las herramientas para poder dedicarme a lo que quisiera". En Ceain, además "me han ofrecido muchísima orientación sociolaboral, sobre las salidas de trabajo o cómo hacer un currículum, por ejemplo".

Ahora, seis años después de su abrupta llegada al territorio nacional lleva un año trabajando en Mercajerez Gaditana de Frutas, "y aún me queda otro año de contrato, así que no puedo estar más contento. Ojalá me hicieran un contrato indefinido, me encantaría seguir trabajando para la empresa". "Mi contrato me da estabilidad al menos durante unos meses, quién me lo iba a decir hace unos años, pero hay que aguantar todos los vaivenes. Empecé con contratos de cuatro meses y ahora me han renovado durante un año, así que genial".

Esta estabilidad se ve reflejada en el hecho de que ahora mismo paga el alquiler del piso que comparte con otros dos jóvenes. "Me gusta mucho Jerez, la verdad es que la gente es muy agradable y nunca he sufrido ningún tipo de discriminación por ser de fuera", afirma.

El sueño más inmediato de Kone, ahora con 22 años de edad, pasa por seguir que su contrato con Mercajerez se amplíe hasta ser fijo o indefinido, "ya estoy acostumbrado a la empresa y me encantaría seguir ahí, ¡pero no depende de mí!", sonríe el joven.