Jerez

Jerónimo Roldán cumple medio siglo de periodismo en la mejor compañía

  • Un buen plantel de toreros, deportistas, periodistas, políticos, familia y amigos arropan a un periodista 'todo-terreno'.

Tarde lluviosa en el Centro de Congresos de 'La Atalaya', donde se cubrió un aforo de más de doscientas personas que se dieron cita para acompañar en 'su retirada' al veterano maestro periodista Jerónimo Roldán Rosa, que se corta la coleta después de cincuenta años ininterrumpidos dedicados a lo que más ha querido: el periodismo. Entre la asistencia, toreros, deportistas, cofrades, políticos y periodistas, amén de familia y amigos. Intervenciones de tronío y ovación. Al final, vuelta al ruedo y salida a hombros del homenajeado.

Ganaron en número, cómo no, los taurinos, que harían un cartel irrepetible allá donde fueran. A ver: José Luis Galloso, Rafael Osorio, Jesuli de Torrecera, Francisco Ruiz Miguel, Sandra Moscoso, el maestro picador Alfonso Barroso, Alvarito Domecq, Luis Parra Jerezano, Juan Gaona, Antonio Ruiz 'Espartaco padre'... Caras conocidas del mundillo bodeguero, político, deportista y cofrade, sin olvidar a la canalla, que por un solo día se unía para reconocer al compañero que durante medio siglo, tocó todo esos palos sin desmerecimiento alguno. Puede que por aquello de los palos, le venga también a Jeromo su afición por el flamenco, una faceta singular y desconocida pero que profesa y llegó a tratar. No escapaba nada a este hombre, ya veterano de veteranos -que no son pocos- en esto de la pluma desde aquel día que, de la mano de Alejandro Daroca Bruño, cruzó el umbral del antiguo edificio de La Voz del Sur y pidió a su padre una oportunidad, como buen torero.

Su trayectoria es envidiable: Crítico taurino a tener en cuenta, trabajó en ABC de Sevilla, Radio Jerez-Cadena SER, Onda Jerez TV, Diario de Cádiz, La Hoja del Lunes, Mundo Deportivo, El Ruedo, Publicaciones del Sur y en las agencias Logos y Mencheta. En fin, cincuenta años en un difícil y sacrificado oficio que, aún todavía, este sesentón no tiene intención de abandonar si no es con las botas puestas. Porque este tío vuelve, por mi padre que vuelve.

Lo dicho: tarde con lluvia y buen aforo, abarrotado, pero todo bien presentado por la organización. Jeromo oyó aplausos en sus lotes, brindis a la concurrencia, vuelta al ruedo y ovación final. Era su último paseíllo.

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