En torno a Jerez

Por la campiña de Jerez con Manuel Ríos Ruiz

"PORQUE lo quiso Undivé, porque Undivé lo quiso, desde el sitial más alto de los sueños, desde la víscera sustancial de las Andalucías, desde su pijotera entraña tan santísima, con su dedo decididor y cabalístico en el nombre de Jerez, de sus campesinos y artesanos, de su misterio y litigio, nació -digo: cantó-, aconteció Manuel Torre.

A, con este potente y magistral arranque, con esa invocación a Dios, el Undivé de los gitanos, comienza "Razón, vigilia y elegía de Manuel Torre", obra con la que el gran escritor jerezano Manuel Ríos Ruiz obtuvo el Premio Nacional de Poesía Flamenca de 1977.

De todos es sabido que Ríos Ruiz, uno de nuestros poetas más premiados y reconocidos, se había consagrado ya como uno de los grandes cuando en 1972 recibió el Premio Nacional de Literatura. Entre otros muchos galardones, el Premio Hispania, que en 1991 le fue entregado en Nueva York por el conjunto de su obra, vino a realzar aún más la proyección internacional de quien, junto a su poesía, ha llevado siempre el flamenco y el "campo" de Jerez a la literatura.

"El primer y gran acierto de Ríos Ruiz ha sido el desplazar la pasión andaluza del paisaje al lenguaje, de la historia al idioma..." dejó escrito, de su obra, otro grande: Francisco Umbral. Sin embargo, una de las razones por las que nos gusta leer a Ríos Ruiz, es porque en muchos de sus trabajos, además de envolvernos con su lenguaje apasionado, nos sumerge, también con pasión, en el paisaje, en el campo y en las tierras de la campiña, en torno a Jerez.

"Razón, vigilia y elegía de Manuel Torre", como no podía ser de otra forma, tiene como referentes centrales, el gran cantaor jerezano, el flamenco y Jerez. Pero como telón de fondo, como escenario, Ríos Ruiz hace también un canto al paisaje de la campiña que conoce como pocos. Esta obra es, más que ninguna otra, toda una antología de topónimos, cortijos, pagos, viñedos, parajes… Todo un inventario de la geografía del campo de Jerez. Y al nombrarlos, Ríos Ruiz, gana ya estos lugares para la literatura. Vamos a comprobarlo, transcribiendo unos hermosos fragmento, en los que se recrea en el día en que nació Manuel Torre, y desde San Miguel…

"…escuchábanse, en su alturas y capillas, retumbar los relinchos y galopes de los potros cartujanos, allá por Jédula, La Jarilla y La Jareta, Cerro Blanco y La Zangarriana, por los llanos de Caulina y la Gradera , por encima de los torrejones de l Castillo Melgarejo , desde Vico a Torrecera , jarreos, jinetes, voceríos de Los Garciagos y de Gibalbín , de Martelilla , de La Matanza, La Matancilla y La Matanzuela, Fuente Bermeja y El Carrascal , los desolados campos hirsutos que clamaban sus latitudes, meandros, laderas, eriales, albinas y albedríos, tierras de pan buscar, montes, dehesas, cotos cerrados, ventorrillos, mundos propios del señorito enjaezado, cacique y campechano, dios y luzbel".

Con la fuerza de sus palabras, como si de un torbellino, de una corriente torrencial se tratase, Ríos Ruiz concita los nombres de parajes y rincones de nuestra campiña, tratando de congregarla toda con su apasionado verbo. Y así, en su poema, vuelve a esas retahílas de lugares, de cortijos, de pagos de viña, a "ese alarde enumerativo, de regusto unamuniano", en palabras del poeta José Lupiañez, estudioso de su obra.

"…ASI Jerez, así al costado del levante y su campiña cortijera, con el Guadalete por verónicas guadalizando desde Cartuja al Portal, Los Albarizones en flor de agua -liquen y fuente- camino de Lomopardo y Montealegre , pagos de Solete, Las Abiertas y Parpalana , pegujales, huertas, cojumbrales, planteras para el hambre y la salud, penitencias y territorios de la calabaza y la lechuga, removida tierra candeal, alomada y fresca, encelo del ciruelo, ostensorio de la higuera, primores del naranjo y su azahar, almendros y perales, feria del albérchigo, valle del perillo, oh parra, espiga, mazorca, chícharos, panizo, alberjones lujos en los ojos, fiesta del paladar acariciada, resoles vegetales del recuerdo.

OH Jerez, oh tierra consumida y abinada sol a sol, rememora, acuérdate de tus aconteceres y tus siglos en torno a Manuel Torre, de cuánta mies y belleza aureolada te naciera al norte en Carrizosa, en tu cacho Almocadén, sobre las recónditas ruinas de Asta Regia, Tabajete allí en pleno y ánimo, Cañada de Albaladejo, barros calientes de Bujón, pulmón terrenal de cada viña, de sus pámpanos y suspiros en albariza: Casarejo, Burujena, Monteagudo, Ventosa, Macharnudo, el Cerro común de Santiago, La Aína amorosa y capital.

El harén de cepas de Los Tercios y El Marrufo, cuyos liños encandilan, sobrecogen."

¿No es magistral ese recorrido por los pagos y los frutos, por cerros y cañadas, por la historia…? Pero no acaba aquí ese itinerario de sensaciones, y el poeta no podía olvidarse, en este despliegue de ese territorio apasionado de nuestra campiña, de aquellos rincones que le eran más familiares. Conviene recordar, que Ríos Ruiz visitaba con frecuencia las tierras de La Matanza, Bolaños, Roa La Bota y, especialmente, Frías, cortijo en el que su padre trabajó y al que ayudaba en su niñez en las faenas del campo, tal como nos recuerda en su antología poética "La memoria alucinada"… Pero sigamos con otro hermoso fragmento del poema que dedica a Manuel Torre:

"LA vida en pos, creciendo, la comunión de los jazmines y los dondiegos en los aporcados arriates, agrimensuras insólitas del sur, lontananzas hacia Bolaños, Frías, Caricortao , ranchos del Calvario , del Beato y de La Bola , toros de Roa La Bota , olivareras lindes de Las Quinientas, Sierra pesebre de San Cristóbal. Cuestas del Chorizo, barranco, término luminoso, luz inaprensible aspirando el mar, haciendo nido a la bahía.

Y los barbechos en vuelo -Cerro del Cuco, Cerro del Viento- a las nubes de una atlántica ilusión de bajamares y de surbajos, troníos del agraz, latifundios abrazando a la ciudad, entrando por puertas y postigos, en el redor del siglo diecinueve, cuando Undivé quiso confirmarnos la voz, el sentimiento ancestral, el grito cuajarón y dolorido naciendo entre lagartijas y salamandras, tanagra y tronco, perfil endrino, esqueletomaquia de todos, bizarro y sonoro Manuel Torre."

Todos los paisajes, toda la rica geografía de nuestra campiña, todos los nombres del campo de Jerez, ya para siempre en la literatura, de la mano de la poesía de Manuel Ríos Ruiz.

www.entornoajerez.com

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios