Jerez

"Si nosotros nos ocultamos no cambiará el trato hacia la enfermedad mental"

  • La de Alicia Romero es una historia de superación. Convive desde la adolescencia con una enfermedad mental, a la que ha hecho frente con valentía. Ahora plasma en un libro su experiencia.

La enfermedad dio la cara cuando Alicia Romero, que ahora tiene 33 años, despertaba a la adolescencia y con ella ha convivido todos estos años. Primero le diagnosticaron trastorno bipolar, luego esquizofrenia y finalmente esquizofrenia paranoide, la forma más cruel de alejamiento de la realidad, con delirios que trastocaron toda su vida. No es habitual que una persona con enfermedad mental hable de ello con naturalidad y mucho menos que plasme en un libro una experiencia tan cruda. Alicia lo ha hecho con 'Y entonces me curé'. El libro no sólo ha sido su terapia, con él pretende también ayudar a otros afectados, lanzar un mensaje de esperanza y visualizar una enfermedad aún estigmatizada. "Si nos ocultamos, mostramos rechazo hacia nosotros mismos, no va a cambiar nunca el trato de la sociedad hacia esta enfermedad". Lo dice ella, que ha sufrido el rechazo, las risas de sus compañeros en el instituto por sus extraños comportamientos, "y era lógico, más con esa edad", disculpa.

La etapa más dura fue la de los delirios. "Era algo surrealista, los delirios te cambian la realidad, podía llegar a pensar por ejemplo que en un programa de televisión se estaban refiriendo a mi. Eso fue lo que tanto me afectó y me produjo tristeza y desolación", cuenta Alicia. La enfermedad irrumpió no sólo para ella sino también para su familia. "Es un gigante que no comprendes para nada, tu familia no sabe cómo ayudarte. Empiezas a ir al sicólogo, luego al psiquiatra y a sesiones de terapia, en las que recibes mucha ayuda y también me ayudó mucho la asociación Afemen, que hace una labor maravillosa, nos dan un lugar donde ir, relacionarte y sirve de puente para recuperar tu vida".

Alicia estudiaba COU en el instituto Álvar Núñez y su ilusión entonces era ser maestra. Los estudios en aquel curso le resultaban especialmente duros y arrastraba desde hacía unos años la separación de sus padres, que no había llegado a superar. En este cóctel se mezclaba también su propia personalidad, el de una chica introvertida que no expresaba sus sentimientos. "Incluso durante un mes tuve una inhibición del habla hasta que un día volví a recuperar la fluidez", comenta. Todo se confabuló para la aparición de lo que ella llama el primer ciclo depresivo, porque después vinieron otros. Por contra, afirma que también se han dado todas las circunstancias favorables para que su calidad de vida haya mejorado en estos años. "He tenido el apoyo de mi familia, de Afemen y mi propia fuerza de voluntad para recuperarme. Esto no ocurre en todos los casos, hay que gente a la que la familia no le apoya, que encuentra muchos obstáculos que no hacen posible una salida".

Su camino tampoco ha sido fácil, pero ha ido superando etapas con éxito, aunque admite que la enfermedad mental siempre está ahí, latente. Perdió amistades - "las mejores en el Álvar Núñez, no entendían mi situación" - pero ha ido haciendo otras nuevas que la apoyan. Recuerda los ingresos en el hospital como los periodos más duros "porque te aíslan del exterior y las condiciones en las que estás allí no son muy agradables. Como en cualquier otra enfermedad hay médicos buenos y otros menos cualificados, pero es que en general la enfermedad mental es todavía una gran desconocida. No se puede diseccionar la mente, las emociones, los sentimientos".

Aunque su libro se titula 'Y entonces me curé', Alicia explica que no habla de una sanación orgánica, sino de una sanación interior, de encontrarse de nuevo a sí misma porque -mantiene- "yo ya no sabía ni quién era. Cada día me convertía en un personaje de la historia, llegas a perder tu propia identidad, olvidas que eres Alicia, que quieres ser maestra, terminar tu carrera".

La enfermedad mental será la pandemia del siglo XXI. Lo dice ella, con una historia de superación a sus espaldas, la más autorizada para asegurar que "que se puede salir por muy difícil que se vea. Hay que utilizar todos los recursos que hay en nosotros mismos, buscar soluciones no más problemas, porque mucha gente ante esta enfermedad recurre a las drogas, el alcohol y esa no es la solución. El cuerpo te da un mensaje de alerta, y hay que adoptar hábitos saludables, tener tus ocupaciones, no olvidarse del aseo personal, que es algo que veo a veces en algunos afectados". Recalca que de hecho el libro puede ser útil no sólo para personas con una enfermedad mental, sino también para todas aquellas que tengan que enfrentarse a duras circunstancias que la vida pone por delante. "En cualquier caso hay que encontrar siempre el sentido de tu vida y no esperar que sea otro el que te lo diga, tú debes investigar en tu interior". Defiende que hay que echar mano por encima de todo de las capacidades de cada uno, "porque los médicos tienden a tirar mucho de la farmacología, y una pastilla te puede ayudar, y es verdad que hay que cumplir el tratamiento a rajatabla, pero no es el único recurso. En las consultas se olvidan de hablar de las capacidades que tenemos todas las personas". Cuenta que en Faissem (la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental) le dijeron que como mucho llegaría a reponedora en una gran superficie. Nada más lejos de la realidad. Entre crisis y crisis, parones en su vida, Alicia terminó un grado medio de gestión administrativa, otro de recepcionista de hotel y sobre todo, consiguió cumplir su sueño adolescente de hacer la carrera de Magisterio. Ha trabajado en colegios, de animadora sociocultural, ha dado clases particulares, ha cuidado animales, trabajado con niños autistas a través de un programa de la UCA, y es una colaboradora y voluntaria infatigable de la asociación Afemen donde da charlas a familiares aportando su experiencia. Esta misma semana ha recibido una llamada para una entrevista de trabajo como administrativo. Alicia no cierra puertas ni se queda de brazos cruzados. Entusiasta de la informática, también trabaja on line, diseñando páginas web, blogs y con empresas de campañas de marketing. "Siempre hay alternativas".

Subraya que el libro, al que ha dedicado dos años, "marca un antes y un después. Un antes en el que todo era frustración, desesperación, donde no veía el final de mis depresiones, pero a la vez que escribo el libro me doy cuenta que a esta enfermedad si la tratas como a una amiga e intentas comprenderla te va a ayudar, te va a llevar de la mano hacia tu recuperación". Cuando comenzó a escribir salía de una de sus crisis, una etapa en la que huía del contacto con la gente. "Yo siempre había tenido la ilusión de escribir un libro y una amiga me lo propuso. Me refugié en el libro, a ver si me daba respuestas y me las dio. Está ayudando a mucha gente, y estoy contenta de que haya tenido tanto aceptación".

Alicia promueve ahora una asociación que empieza a dar sus primeros pasos, 'ACME' (Activamente), con la que pretende que sean los propios enfermos los que tomen la voz. "Para mi es importante porque estamos cansados de que nos representen, queremos tener el protagonismo porque somos nosotros los que padecemos la enfermedad. La idea es crear grupos de ayuda mutua, aportar nuestra experiencia, poner en común lo que nos puede ayudar, como por ejemplo detectar las alarmas que avisan de un nuevo brote de la enfermedad".

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