Bodegas

La gran familia del vino español

  • La segunda edición de 'Vinos de España, una pasión' deja buen sabor de boca. La cita llena los Claustros en su despedida de Jerez.

Francamente, dentro de los Claustros de Santo Domingo había ayer muchos grandes vinos, la mayoría de pequeñas y medianas bodegas familiares que se vuelcan en su producto, que lo miman en cada paso del proceso de producción y elaboración y que se disfrutan con la misma pasión que movió a Juan Manuel Hidalgo a compartir un proyecto personal largo tiempo madurado. El director comercial de bodegas Emilio Hidalgo se decidió al fin el año pasado a reunir en Jerez aquellos vinos que iba descubriendo en ferias y encuentros vinateros de todo el territorio nacional, aquellos vinos que compartían la filosofía de la familia bodeguera jerezana a la que representa y que se caracteriza por pequeñas y selectas producciones, muy artesanales y en las que, por encima de todo, prima la calidad.

Nació así 'Vinos de España, una pasión', cita que se estrenó el año pasado con motivo de la conmemoración en Jerez de la capitalidad europea del vino y a la que ayer puso el broche la segunda edición, la última también por decisión de su creador, que entiende que es mejor despedirse con buen sabor de boca que quemar una iniciativa a base de ser repetitivo.

Tan personal es la propuesta como la elección que hace el público asistente a la cita de los vinos que degusta, pues la iniciativa de Juan Manuel Hidalgo invita a disfrutar plenamente de estos caldos, saborearlos y no sólo catarlos como ocurre en las ferias profesionales mientras se intercambian impresiones con sus progenitores, miembros de las últimas generaciones de las familias bodegueras presentes y sus enólogos, en resumidas cuentas, los que mejor conocen y explican su producto.

Jerez es la anfitriona, pero sus caldos tienen una representación simbólica en esta cita, en la que cobran especial protagonismo los vinos tranquilos, blancos y tintos, también algún rosado sorprendente, y espumosos de casi medio centenar de bodegas de más de una veintena de zonas productoras distintas (vinos de Denominaciones de Origen, de la Tierra, de Pago...).

Imposible probarlos todos por aquello del consumo moderado, pero cualquier elección es sinónimo de acierto entre tantos grandes vinos, como dio a entender el presidente del Consejo Regulador del jerez, Beltrán Domecq, cuando en su recorrido se paró un instante para comentar que estaba "en la gloria".

El máximo responsable de la institución jerezana, que de esto entiende un rato en su calidad de enólogo, habló de la calidad de los vinos autóctonos y de las otras muchas regiones presentes en los Claustros, reflejo de la "buena salud" de la que goza el sector, a cuyas bodegas animó a seguir trabajando y mantener el esfuerzo ya iniciado para, a través de una mayor promoción, apuntalar el resurgir del jerez, al que, de alguna forma, ayer presentaron sus respetos con su presencia en los Claustros sus hermanos de Rioja, Ribera, Cava/Penedés, Toro, Priorato, Rueda, Rías Baixas, Bierzo, Ribeiro, Somontano...

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