Sucesos

El rehén dice que los acusados no le secuestraron, que fueron extranjeros

  • El principal testigo señala, desde la cárcel, que quienes se sientan en el banquillo "son amigos y conocidos".

La segunda sesión del juicio que se sigue en la sede jerezana de la Audiencia Provincial contra cuatro acusados de secuestro se cerró de forma bastante favorable a los intereses de las defensas y, por ende, de los cuatro jóvenes que se sientan en el banquillo.

El testimonio clave del día fue el que prestó el rehén de dicho secuestro, otro joven que se erige en el único testigo de cargo ya que todos los demás lo son pero de referencia. En su declaración vino a señalar al tribunal que las personas que le retuvieron contra su voluntad no eran las que se sientan en el banquillo, que quienes lo hicieron eran extranjeras, "sudamericanas por la forma en la que hablaban". El rehén, Fernando A. V., prestó declaración por videoconferencia desde el centro penitenciario de Huelva donde se encuentra encarcelado.

El testimonio que prestó contradijo de una forma absoluta las tesis defendidas por la Fiscalía, que sigue sosteniendo que los cuatro acusados le retuvieron y exigieron un dinero por su libertad bajo amenaza de cortarle los dedos si no lo con seguía. Durante su interrogatorio, el ministerio fiscal llegó a recordar al rehén que tiene obligación de decir la verdad ante un tribunal y que en caso contrario se le podrá condenar por un delito de falso testimonio.

De los acusados dijo que dos de ellos son amigos suyos y los otros dos conocidos "del circuito de Jerez y de ir a la Feria de Chiclana". Aseguró ante el tribunal que llamó "voluntariamente a su primo para pedirle el dinero" que le exigían sus captores.

Acto seguido declararon dos primos del rehén, así como el autónomo amigo de uno de ellos, que prestó parte del dinero para la liberación de Fernando A. V.

El primo que recibió la llamada telefónica de Fernando reconoció al tribunal que "sentí miedo" tras hablar con el rehén. Entonces decidió ponerse en contacto con un amigo policía que les aconsejó ir cuando antes a denunciar los hechos a la comisaría. Mientras tanto siguió recibiendo llamadas y órdenes que le indicaban que debía llevar el dinero a un restaurante de comida rápida de Carrefour Sur, donde ellos estarían a bordo de un Corolla de color negro. Respondiendo a preguntas de la fiscalía dijo que el acento que escuchaba en las llamadas "era español", y también dijo que se trataba de una llamada calificable de "normal, sin gritos". Otro primo del secuestrado también testificó, aunque su declaración fue meramente testimonial al señalar que acompañó a su hermano y al agente del Cuerpo Nacional de Policía que les ayudó a la comisaría.

Fue precisamente este agente quien señaló que al acercar la cabeza al móvil cuando se entablaban conversaciones dijo que la voz era normal (en relación al acento) aunque a preguntas de la letrada Inmaculada Gilabert especificó que no sabía de quién era la voz que oía (si de un secuestrador o del rehén).

Otra de las personas que ayer pasaron por el estrado de la Sección Octava de la Audiencia Provincial fue el empresario al que uno de los primos de Fernando A. V. pidió parte del rescate, concretamente, 6.000 euros de los 8.400 que le exigían.

A la hora de darlos, el autónomo vino a señalar que el primo del secuestrado no le explicó la situación tal cual, sino que lo necesitaba de forma urgente y no lo puso en duda por razones tales como que se conocían y que no dudaba de que el dinero le sería reintegrado. Este hombre recuperó su dinero a los dos días sin mayores problemas, después de que al día siguiente de dárselos el primo del rehén le contara que habían sido para pagar un secuestro.

Este hombre vino a decir al tribunal que Fernando A. V., la víctima del rapto, "siempre estaba metido en líos" y que "incluso en una ocasión protagonizó una persecución policial que salió hasta en el periódico".

Así, el juicio quedó suspendido hasta el próximo día 29, cuando declaren los tres policías que grabaron (al tener pinchados los teléfonos por presuntos asuntos relacionados con drogas) las conversaciones. Serán la última baza de la acusación pública.

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