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Empresas

Un modelo de gestión

  • La inmobiliaria jerezana Solerahogar recibe un reconocimiento nacional por su buen hacer en materia de conciliación de la vida laboral y familiar.

Determinados días a la semana sale antes del trabajo para recoge a su nieta del colegio y deja constancia de ello en el cuadrante que hay en la oficina de su empresa. Otro de sus compañeros acompaña los jueves a su hijo a jugar al fútbol, también sin ningún tipo de problema. Son empleados de la empresa Solerahogar, reconocida hace unos días con una de las 81 certificaciones que a nivel nacional otorga la Fundación Másfamilia y que acredita su buen hacer en materia de conciliación laboral y familiar. El gerente de esta inmobiliaria jerezana, Francisco Rubiales, recibía en Madrid de manos del ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso, el reconocimiento y pasaba a codearse con otras entidades del nivel de Cepsa, el Instituto Oficial de Crédito (ICO), Ecoembes o Endesa, que cuentan ya la misma acreditación.

Rubiales, con años de experiencia en el sector, donde había trabajado con su tío, Antonio Cabrera, gerente de Inmohogar, tuvo que empezar de cero hace aproximadamente cinco años, cuando falleció su tío. Montó su propia empresa inmobiliaria, al principio con un solo empleado. En estos años y a pesar de una crisis que ha castigado duramente a este sector, la plantilla se ha incrementado hasta llegar a diez empleados. "Es que a mí me ha beneficiado la crisis, limpió mucho el sector, desaparecieron muchas empresas y las que hemos quedado nos hemos asociado y eso nos obliga a superarnos". Rubiales mantiene que la clave está "en trabajar de forma muy honesta y transparente, como siempre lo he hecho. De esta manera hemos fidelizado al cliente. Hemos trabajado con personas que luego nos mandan a familiares que tienen que vender o comprar". En todo ello ha tenido que ver y mucho una política de personal que ahora le ha valido una acreditación que no es fácil de conseguir.

Todo empezó hace algo más de un año cuando algunos de sus empleados acudieron a unas jornadas informativas sobre conciliación de vida laboral y familiar organizadas por la Cámara de Comercio. Allí contestaron un cuestionario y a los pocos días el gerente de Solerahogar recibía una llamada de una empresa auditora que trabaja con la Fundación Másfamilia en la que le informaba que la inmobiliaria había sido seleccionada entre 14 empresas en Andalucía para conseguir el sello de calidad en conciliación e igualdad de oportunidades. Solerahogar partía de una buena base, pero a partir de ahí, asegura su gerente, la inmobiliaria tuvo que ponerse a trabajar en una serie de mejoras para implantar el llamado modelo de gestión efr. Los requisitos que le han exigido no han sido pocos. "El reconocimiento nos ha llegado de una forma casual, sin buscarlo, pero también es verdad que aunque yo iba por el buen camino había que perfeccionar determinados aspectos". Y mantener ahora ese sello de calidad tampoco es tarea fácil. "El trabajo tiene que ser continuo". Pero Rubiales lo tiene muy claro. "Mis empleados son agentes comerciales. No tiene sentido que estemos vendiendo casas, en definitiva hogares y no cuidemos los propios".

En su empresa hay flexibilidad horaria, sin que eso signifique no cumplir con la jornada, los trabajadores tienen facilidades para compaginar su vida laboral y familiar, administran ellos mismos su agenda e incluso pueden realizar su trabajo desde casa. Todo ello redunda, según explica Rubiales, en un buen ambiente de trabajo, incluso familiar y en una mayor productividad. "Yo creo que de alguna manera eso se transmite al cliente, los trabajadores están más contentos, dan valor al trabajo que realizan y esa buena energía se transmite". Admite que en otras empresas puede resultar más complicado esa flexibilidad horaria, pero "siempre hay posibilidad de adoptar otro tipo de medidas. Por ejemplo hay una empresa grande, que cuenta con esta certificación, y lo que hace es poner a disposición de sus trabajadores una guardería en la propia empresa para los días en que los niños no tienen colegio", explica.

En su inmobiliaria trabajan el mismo número de hombres que de mujeres, las edades están entre los 25 y los 58 años y un 80% tiene cargas familiares. "Además -recalca Rubiales- todos son fijos indefinidos". Su jefe ha conseguido incluso que todos participen y presten su imagen en las vallas en las que la empresa se publicita.

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