Jerez

Domingo de romería tranquilo con más ambiente en las casas que en las calles

  • El obispo jerezano José Mazuelos concelebró la misa de Pentecostés en el Real del Rocío y, más tarde, la misa de la hermandad ante la Blanca Paloma Jornada muy relajada en la aldea a la espera de la salida de la Señora

Jornada tranquila la de ayer en la aldea tras el intenso sábado de presentación de las hermandades, una día que amaneció con el cielo entoldado de nubes que alivió bastante las temperaturas dejando un ambiente muy agradable, que permaneció gran parte del día. El domingo en El Rocío es una jornada de espera y ciertamente votiva por las misas que se suceden, la primera por la mañana en el Real del Rocío.

Es la celebración litúrgica más importante de la romería con la presencia de todas las hermandades filiales, de sus capellanes y con los respectivos simpecados que, formando una media luna a modo de presbiterio tras el altar, crearon un precioso retablo con los 116 estandartes de las hermandades y en el centro, el monumento a la Reina de las Marismas conmemorativo de su coronación canónica. También es la eucaristía en la que se renuevan los juramentos de los hermanos mayores con la leyenda "creemos en todos y cada uno de los dogmas adorables de nuestra sacrosanta religión, católica, apostólica y romana, única verdadera, y estamos dispuestos a derramar por ella hasta la última gota de nuestra sangre si fuese necesario".

El obispo de Huelva, José Vilaplana, celebró esta misa de Pentecostés concelebrando el obispo de Jerez, José Mazuelos, y cantada por el coro de la hermandad de la Línea de la Concepción. En su homilía, Vilaplana destacó: "lo que nos pide nuestra madre, la Virgen del Rocío, y nos exige nuestra fe es que cada uno con el don que hemos recibido nos pongamos al servicio de nuestra fe y seamos un estímulo para crear unas relaciones que nos humanicen y una forma de vivir que genere más justicia e igualdad".

Para Jerez hubo una segunda cita, esta vez en el interior de la basílica con la eucaristía propia de la hermandad, un privilegio que muy pocas hermandades tienen. Esa misa también la ofició el prelado jerezano, junto con el capellán de la hermandad, el dominico José Gil, y fue cantada por el coro de la hermandad, con el Simpecado morado frente por frente a la Virgen del Rocío, ya en su paso preparada para la procesión. La basílica se llenó de gente jerezana para seguir una celebración que culminó con el canto de la Salve, entonada por monseñor Mazuelos, quien también dirigió los vivas a la Blanca Paloma. Tras regresar el Simpecado de Jerez a la capilla de la casa, quedó allí hasta que volvió a salir por la noche para el rosario de las hermandades.

El resto del día fue relajado en las calles y muy vivido en la intimidad de las casas, con muchos menos visitantes que los días precedentes. Son las horas de las vísperas de la salida de la Virgen y de convivir en las casas donde predominan los 'bautizos rocieros' a los nuevos que viven por primera vez la romería. La jornada de esta lunes, para la hermandad jerezana, se centra en la llegada de la Virgen en sus andas hasta las puertas de la casa de la calle Almonte. La hora es toda una incógnita pero atendiendo a años precedentes, suele suceder entre las once y las doce de la mañana. Se espera una visita intensa porque Almonte sabe que Isaac Camacho rinde su mandato en este Rocío y allí la estima al hermano mayor es grande.

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