Jerez

Minuto y medio de gloria para Jerez

  • En una atestada aldea, la visita de la Virgen del Rocío marca el final de la romería, que para Jerez sigue hoy con el regreso a la ciudad Las andas de la Reina alcanzaron la casa de la calle Almonte con palmas por bulerías

Fue minuto y medio más o menos lo que estuvo la Blanca Paloma, vestida con el manto de la coronación, en la casa de Jerez. Noventa segundos que, por encima de la corta medida que supone, fueron eternos y que aglutinaron lo que fue para Jerez la visita de la Virgen en la mañana del lunes. A las once y diez, las andas de la Reina de las Marismas alcanzaban la casa de la calle Almonte donde con palmas a compás de bulerías se llamaba a la Señora, que ya llevaba más de ocho horas de procesión. Fue la culminación de una jornada y al mismo tiempo de una romería que ha sido espléndida para la hermandad. Fue el premio que la Señora quiso regalar a los centenares de jerezanos que un año más se reunieron en la calle Almonte que, arrimados a la sede jerezana, no quisieron perderse el momento que se espera todos los años. Como la imagen fija que se guardará en la memoria del rociero durante 365 días, hasta que en el Pentecostés de 2016 tenga la oportunidad de poder renovar una nueva mañana de lunes.

La llegada se inició sobre las diez horas cuando la Virgen se acercaba a la quincena de simpecados que aguardaban su visita en la explanada. La mañana amaneció con algunas amables nubes pero sin que dejaran caer lluvia, un cielo entoldado que ayudó en gran medida a hacer más soportable la espera. En la ancha calle que señala el final de la procesión, antes de entrar en la calle Moguer, se pudo disfrutar de cantes ante la Virgen en las voces de gente almonteña como la de Rocío Pérez, justo al lado de Dos Hermanas, o de las Sabina que entonaron sevillanas con voces aflautadas, como todos los años, al lado de la casa jerezana. Entre tanto, el Simpecado morado aguardaba a tener su protagonismo, que sucedió tras la visita a la hermandad de la localidad nazarena.

Al compás genuinamente jerezano se llamó a la Virgen que después de varios intentos y de arriarla no pocas veces, tomó el rumbo a Jerez. Entre tanto, en la casa jerezana se reclamaba su presencia desde el campanil. Recordó, cómo antaño, esos previos de la llegada con la gente santiaguera de manos arrugadas por la edad y desde el porche de Jerez, entonces cobijado bajo ramas de eucaliptos, que pedían con ese 'ángel' único del que estaban dotadas esa viejas flamencas, la presencia de la Señora. Fue en cierto modo el homenaje de Almonte a los cuatro años que significan rendir un mandato magnífico de Isaac Camacho y de su junta de gobierno. El mismo hermano mayor entonó lo vivas e incluso la Salve pese a que el sacerdote José Gil estaba ya, como mandan los cánones rocieros, en hombros y con el Simpecado detrás. Pudo, ahora sí, lanzar a los aires marismeños la letanía rociera que se le rehuyó en la misa del domingo como su despedida a la Señora en el cargo.

Dio la sensación de que la mañana fue más nutrida de público, desbordándose las previsiones en la calle Almonte donde no cabía un alfiler. Pese a las buenas temperaturas y de que el sol estaba tapado, el paso fue arriado constantemente lo que atemperó en gran medida el ritmo de la procesión. A la una de la tarde, las andas entraban en la ermita para finalizar la salida de la Señora, cerrando así la romería de Pentecostés que de forma general ha sido espléndida y con más gente que años precedentes.

Esta mañana, la hermandad se despedirá del Rocío con un adiós emocionado, que dejará tras de sí sensaciones encontradas con un epílogo que ha dejado esos momentos exclusivos que renuevan la fe rociera, pero con las nostalgias que son inevitables después de tres días de intensas vivencias que se guardan como un preciado tesoro en el recuerdo de los que suman rocíos o los que ya hacen la irremediable cuenta atrás que la vida y los años mandan.

La imprescindible convivencia posterior en la casa jerezana fue cerrando la jornada, porque aquí es la Virgen del Rocío la que marca los tiempos. Y llegó el tiempo de volver para los muchos que cerraron la romería cogiendo el camino hacia Jerez. Y para los que se quedan, esperar que pasara el día de ayer para hoy iniciar el regreso.

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