Salud

A desayunar a la calle

  • La falta de alimentos básicos obliga a los pacientes que viven en la comunidad terapéutica de San Miguel, uno de los recursos de Salud Mental del SAS, a salir fuera de las instalaciones.

Los residentes de la comunidad terapéutica de San Miguel se vieron obligados ayer a desayunar fuera de las instalaciones ante la inexistencia de leche en esta residencia destinada a enfermos mentales, que desde hace meses vive una conflictiva situación por los recortes que está llevando a cabo la empresa que tiene la concesión de todos los aspectos relacionados con la logística y hostelería del centro.

Esta comunidad terapéutica depende del hospital de Jerez, al que está adscrito tanto el personal médico como de Enfermería, monitores y auxiliares administrativos, pero la concesionaria de la logística cuenta con su propio personal que hace escasamente dos meses ya denunció los problemas que estaban sufriendo por los impagos de la empresa y la falta de suministro de artículos de primera necesidad. En concreto, ayer en las instalaciones faltaba leche, por lo que las personas que viven en la comunidad tuvieron que irse a la calle para poder desayunar.

Desde la delegación territorial de Salud manifestaron que lo ocurrido ayer "ha sido un problema puntual a la hora del desayuno, y sólo con un producto que debía llegar ayer y no lo hizo". En cualquier caso, afirmaron que desde el Servicio Andaluz de Salud (SAS) se han tomado las medidas oportunas para que estos hechos no se vuelvan a producir y los pacientes no se vean afectados.

El SAS recordó también que desde hace meses se viene trabajando en un nuevo concurso, cuyo expediente sólo está pendiente de aprobación para su publicación en breve.

No obstante, para el sindicato CCOO, la falta de productos de primera necesidad en esta comunidad terapéutica no puede considerarse algo puntual, ya que las carencias se producen desde hace tiempo. El personal del centro ya había denunciado hace unos meses que en algunas ocasiones habían tenido que ir a comprar leche para que los pacientes pudiesen desayunar. De hecho, la sección de este sindicato en el hospital trasladó el pasado lunes los problemas existentes al director económico del centro sanitario y ayer se volvió a insistir en la búsqueda de una solución. "La comunidad terapéutica depende del hospital y la concesionaria tiene que cumplir con los requisitos que se le exigen. Estamos hablando de personas que viven allí, que es su casa y no se puede permitir que les falte lo básico. Un día es el papel higiénico, otro la lejía. Esto no puede seguir así", indicaron desde el sindicato, que reclama una solución "urgente porque no se puede esperar a que se resuelva un concurso que puede tardar aún meses".

La comunidad terapéutica de San Miguel se abrió en diciembre de 1994, con quince pacientes procedentes del hospital psiquiátrico de la provincia, que oficialmente había cerrado sus puertas en marzo de 1985. Eran los primeros años de una muy lenta aplicación de la reforma psiquiátrica, que puso en marcha la Consejería de Salud y que acabó con los antiguos manicomios para dar una atención más humanizada y digna a estos pacientes, con el fin de conseguir su integración. Fueron años conflictivos, en los que nacieron las asociaciones de familiares de enfermos mentales, porque de pronto se encontraron con que los pacientes salían a la calle pero con muy pocas alternativas y vinieron también las críticas por la desatención en que se veían los enfermos mentales. La comunidad terapéutica de San Miguel fue en aquel entonces pionera: unas instalaciones pequeñas en comparación con el mastodóntico edificio de Los Pinitos, y en pleno centro de la ciudad, huyendo del aislamiento que habían tenido este tipo de instituciones. Una comunidad además con muy pocos pacientes, apenas quince como residentes, ideada como recurso de media estancia, en régimen de hospitalización total y también con programas de tratamiento en régimen de hospitalización parcial para otras personas con trastornos mentales.

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